informe21-comPAULA BERBELL. El afamado presentador de televisión y escritor, Boris Izaguirre ha entrado por sorpresa en el caso Gürtel, pero no lo ha hecho por la puerta de atrás ni por la puerta grande del juicio que se está celebrando en San Fernando de Henares. Se ha introducido por el water y así lo ha escrito cautivado por dos «celebridades» que le hacen mucha gracia: uno es «Willy el Rata» y el otro es «Jacobo Gordon». No son personajes de novela, sino reales, aunque van a protagonizar sin duda el género policíaco. Al primero le califica irónicamente su mote como «cariñoso» y al segundo lo piropea directamente por ser guapo. Este es su curioso texto a su regreso de Venezuela: «Viajé a Madrid para presentar la entrega de los premios ICON. Dormí todo el vuelo hasta que un atractivo azafato tuvo que sacudirme poco antes de aterrizar. Para despertarme me ofreció un ejemplar de EL PAÍS con la foto de los arrepentidos del caso Gürtel. Fue más efectivo que un chute de cafeína. Me espabilé con la fotografía del apuesto y arrepentido Jacobo Gordon, ex amigo de Alejandro Agag, el yerno del expresidente José María Aznar, y con su declaración ante el juez en la que contaba como Willy El Rata, apodo cariñoso del ex alcalde de Majadahonda, le entregó un sobre con 150.000 euros. Y Gordon fue al váter a contarlo. De inmediato sentí la curiosidad de saber si lo hizo de pie. O sentado. En cualquier caso, la cagó».


anamato-644x362«Da un poco de pena que el arrepentimiento vaya acompañado de un interés. En el caso de los implicados en la trama Gürtel, arrepentirse y señalar otros culpables podría restarles años de cárcel. Cuando te arrepientes de algún pecadillo en tu pareja, también lo haces buscando algo. Restablecerla o que no te jodan mucho. Pero la cara de los arrepentidos es penosa. Jesús de Galilea decía que el arrepentimiento es el camino para llegar al reino de los cielos. En Gürtel tenían otro Jesús, Jesús Sepúlveda, el ex marido de la política popular Ana Mato, que también te hacía llegar a un reino de regalos y comisiones», concluye el showman.

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