Fernando Romero, histórico emprendedor majariego

JULIA BACHILLER. «Amós Romero García, que es mi padre, llega sobre el año 1965. Venía a Majadahonda los domingos, él trabajaba en una fábrica en Madrid, por la noche estaba de guarda en una obra, y los domingos los dedicaba a ir a visitar a los clientes puerta a puerta». Fernando Romero, el ya legendario emprendedor majariego que empezó a trabajar de niño, hoy ha construido una de las tiendas de electrodomésticos y todo lo relacionado con el hogar, descanso o reformas, más acreditadas del centro de la ciudad. Situada en la apreciada esquina de la Gran Vía con la Plaza de Colón, continúa narrando la historia de su carrera profesional, que comenzó teniendo como maestro a su propio padre:


«Su primera tienda la tendría aproximadamente sobre el año 1968, un establecimiento que estaba en la Plaza del Cura número 1, frente a la iglesia Santa Catalina. Cuando se abrió esa tienda, mi hermana Pilar y mi hermano Amós venían desde Madrid. Nosotros vivíamos en Vallecas y venían todos los días a trabajar a Majadahonda. Yo en aquella época tendría 12 años», señala este empresario con mayúsculas, ejemplo de coraje en tiempos de crisis. Se levanta por la mañana, madruga, y no echa el cierre hasta que entra la noche.

Hoy los Romero forman parte de la historia de la ciudad, aquellos que la reconstruyeron con su silencioso sacrificio y sudor siendo solo un lugar despoblado del extrarradio madrileño que hoy puede presumir de ser la tercera o cuarta localidad más próspera de España. Dan empleo, echan más horas que nadie, están al frente de su negocio trabajando como ninguno, fiscalmente no tienen ninguna ventaja en tiempos de crisis… Pero lo hacen con humildad y paciencia, también con abnegación, porque lo aprendieron todo trabajando desde niños, no quedaba otra. Y nadie les ayudó, salvo su fiel clientela.  Hoy su local se distingue por el trato con el cliente, por su fiabilidad y por la confianza, algo que las grandes superficies deshumanizadas no pueden dar.

¿Cuándo te incorporas con él a trabajar?
–Yo me incorporo a trabajar con él en el año 70, después de dejar los estudios, porque yo era un estudiante más bien malo o quizás lo siguiente…, cogiendo las ideas del comercio muy bien enseñado por mi padre, que fue el profesor para mostrarnos como debíamos de tratar al cliente.

¿Cuántas tiendas habéis tenido en Majadahonda?
–En Majadahonda hemos tenido dos o tres tiendas, que luego las hemos fundido en locales más grandes. Lo lógico era unirlo todo bajo un solo techo, porque abarata costes.

¿Con que edad llegas a Majadahonda?
–Yo a Majadahonda llegaría con 15 años. Vivíamos en la calle San Joaquín, mi padre compró una casa allí.

¿Cómo encuentras Majadahonda ahora?
–De cómo la encontramos en aquella época, ahora es una bendición. Lo que es hoy una ciudad con una renta per cápita importante, en aquella época era gente que vivía del campo, del ganado, de los servicios que daban a otros, desde la limpieza a los jardines… Majadahonda hoy no tiene nada que ver con la del año 70, no había siquiera calles asfaltadas… Y ahora sin embargo tenemos una ciudad más dinámica en cuanto se han construido las calles peatonales. Su vida de encuentro se centra en la Gran Vía, aunque también formen parte de ella los alrededores y el extrarradio con sus urbanizaciones.

Al pie del cañón: Fernando Romero (izq) regenta su propio establecimiento

Majadahonda Magazin