ALFREDO IGLESIAS. Alfonso Rodríguez Padilla, Vicario parroquial de Santa Catalina Mártir, se define a sí mismo en esta entrevista: «Yo me llamo Alfonso, y soy sacerdote diocesano. Como muy bien sabes, los sacerdotes somos enviados por nuestro obispo a distintas parroquias dentro de la diócesis de Madrid. Por ejemplo, antes de ser sacerdote, estuve enviado en San Camilo de Lelis (Villaverde Alto), en Don Orione Pozuelo de Alarcón, y estos últimos años de formación aquí en Majadahonda, Santo Tomás Moro y Santa Catalina Mártir, donde actualmente ejerzo mi sacerdocio… ¡Se nota que soy cura Eh! ¡Me enrollo como las persianas!, llegué por obediencia y me iré de la misma forma, ¡por santa obediencia!».


¿Como llegó a Majadahonda y por qué?
–Querido Alfredo, antes de nada quiero agradecerte la oportunidad ofrecida por ti y por tu medio de comunicación para que los majariegos conozcan un poco más a sus sacerdotes.

¿Cuanto tiempo lleva en Santa Catalina?
–Camino de dos años

¿Que momento espiritual es para usted el más emotivo del año?
–Todo el ciclo litúrgico, con sus celebraciones, son momentos espirituales que tienen su importancia, y todos se viven de una forma intensa, y depende del momento espiritual en el que te encuentres. Para mí, la celebración más intensa es Semana Santa, con la Vigilia Pascual, donde se encierra todo la plenitud del Misterio de la
Redención de Cristo.

¿Y cual el menos grato pero no menos necesario?
–Todos encierran en sí un encuentro personal con Jesucristo, encontrarse con el Amado siempre es grato.

¿Qué anécdota le ha ocurrido en Majadahonda que le parezca curiosa?
–Una vez caminando con sotana por la Gran Vía, un joven hizo un conjuro a lo Harry Potter, tal vez me confundió con un profesor de Howard.

¿Que valores destacaría entre sus feligreses de Majadahonda?
–Sin lugar a la duda, la entrega, la conciencia de sentirse comunidad y la preocupación por las necesidades de los demás, sean o no de la comunidad.

 

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