ncu9fvb6

Rafa Casado en el banquillo del Juvenil C

ENRIQUE OCTAVIO. “Agradecer a Rafa Casado su trabajo y su honestidad, seguro que nuestros caminos se volverán a encontrar. ¡Grande Rafa! ¡Go Rayo!”. Este fue el comunicado oficial del Rayo Majadahonda para dar a conocer la dimisión de su entrenador del Juvenil A de División de Honor. Y el propio Rafa Casado contestaba cortés: “Soy yo el que tiene que dar las gracias al club y directiva por haberme dado la oportunidad y haber confiado en mí. Ojalá que con esta difícil decisión haya un cambio de rumbo y se consigan los objetivos fijados. ¡Animo a todos los jugadores del Juvenil A! Un placer haber formado parte de esta gran familia y ojalá podamos coincidir de nuevo en el futuro. ¡Muchas gracias y Go Rayo!”. “No es normal que un entrenador tenga un gesto así como es presentar la dimisión. Eso le honra”, declaró el presidente del club, Enrique Vedia. “Ha sido por los resultados y es un gesto que le honra” corroboró el secretario técnico, Fernando Calderón. El máximo responsable del club confirmó además que tanto el presidente de la comisión deportiva, Enrique Martínez, como los otros 3 integrantes de esa comisión, el entrenador Antonio Iriondo, el coordinador del futbol base, Manu Alcázar y el director general, José Luis Hernández, avalaron a su sustituto, José María Rico, un entrenador con amplia experiencia en la División de Honor y en varias canteras tras pasar por At. Madrid, Leganés, Getafe y Alcorcón, además de la selección juvenil madrileña, a la que hizo campeona de España, y Escola Varsovia, filial del FC Barcelona.


Enrique Vedia con Fabri en el Bernabeu

Enrique Vedia con Fabri en el Bernabeu

¿Cuales fueron las verdaderas razones de la dimisión de Rafa Casado? Hace solo una semana, el presidente del Rayo Majadahonda, Enrique Vedia, lanzaba un mensaje a través de MJD Magazin sobre el éxito del equipo de Segunda B: “cuando un equipo modesto como el nuestro funciona tan bien es que todo el engranaje está engrasado. Y hablo de las plantillas, de los técnicos, de los directivos, de las instituciones y del exterior que todo lo rodea: los socios, los aficionados, los medios de comunicación… Lo mismo el primer equipo que la cantera, aquí suman todos”. A Rafa Casado, un joven y excelente entrenador que venía con la aureola de haber formado en el Sevilla CF a Sergio Ramos y José Antonio Reyes en su época canterana, le cegó el éxito de su campaña en la liga pasada haciendo al Juvenil C tercero de su competición.


La Generación del 95 con Munir

La Generación del 95 con Munir

Esa compleja ecuación (jugadores, técnicos, directiva y opinión pública), cuyo resultado descansa sobre las inciertas decisiones y frágiles hombros de un entrenador, es la clave del fútbol. Ahí es donde se ve esa forja especial de la que está hecha esa profesión y cuanto se aprecia que la gobierne cabeza e inteligencia y no solo testosterona, a la que tan proclive es este deporte que sin embargo tiene en la habilidad y el genio la semilla de su arte. La combinación entre ambas es la única mochila de supervivencia conocida, porque el fútbol es como la vida: una mezcla de teoría, ciencia y experiencia. Cuando falla una de las tres, naufraga todo. La denominada “Generación del 98” del Rayo Majadahonda, llamada así por su año de nacimiento y en honor de sus ancestros literarios, no era ni mucho menos la mejor del club. Ahí está la del 2000 que entrenó la temporada pasada precisamente Rafa Casado y que ahora lleva Alberto Santos, cosechando juego y resultados espectaculares. O la del 95, con Munir, Borja Acha, Alvaro y Javi Moreno, pero también con Javier Cubo, Carlos y Angel García o Madruga entrenada por Manuel Luque. Sin embargo, esa “Generación del 98” en esa década de formación, tras haber superado 10 cortes que suponían cada vez más un mayor afán de superación y sacrificio, con un ascenso y siempre entre los 5/10 primeros de la tabla, con numerosos trofeos individuales y colectivos dentro y fuera del club, había logrado algo difícil de conseguir: ser un equipo.

Jony Alba y Oscar Mena saludando a Rafa Casado

Jony Alba y Oscar Mena saludando a Rafa Casado

La cantera del Rayo Majadahonda en esto es ejemplar y todos los que se van incorporan a ella cada temporada suman porque mejoran. Los números de la segunda vuelta de la última liga de la Generación 98 con Jony Alba como entrenador, que los conocía bien por haberlos entrenado en alevines e infantiles, fueron de campeón, quedando finalmente 5º tras haber finalizado la primera vuelta últimos. Nadie dudó entonces del equipo, ni titulares ni suplentes, ni afición ni directiva, pese a ser farolillos rojos. Y solo meses después se supo que Alba había querido tirar la toalla. Tuvo errores dejando marchar o marchitar a jugadores contundentes que combinaban bien con su juego preciosista, pero todos estaban convencidos de que con buen juego y armonía los resultados llegarían. Y llegaron.

rafa-casado-300x206Cuando todo el mundo estaba preparado para disfrutar de la última temporada 2016-17 para la que se habían estado preparando esos 10 años, llegó por sorpresa Rafa Casado, que desmontó el equipo. Fruto de ese desconocimiento o  inexperiencia y quizás más influido por las intrigas del club que por su propio olfato, se plantó a una semana de la competición con 50 jugadores probando y sin hacer los descartes pertinentes. Y cuando estos llegaron el estropicio fue descomunal. Futbolistas emblemáticos o habilidosos que tantas tardes de gloria dieron, combativos o incluso que habían regresado al equipo, no pudieron estar siquiera en la plantilla y fueron despedidos. No se merecían eso, y de hecho fue el club quien tuvo que pedir disculpas a algunos de ellos, tras respetar ese lógico ámbito de autonomía que todo entrenador tiene para confeccionar su plantilla.

La Generación del 98 era una piña

La Generación del 98 era una piña

Todos aguardaban a conocer la alquimia con la que Rafa Casado iba a exponerse sobre el nuevo césped de La Oliva. Y tras una titubeante pretemporada cuyo juego no presagiaba nada bueno, llegó lo que todos vaticinaban: el equipo quedó colista y ahora, tras el primer cuarto de liga, es vicecolista. Voces autorizadas del club advirtieron que 13 jugadores nuevos era una barbaridad para plantilla tan ensamblada, pero ya era tarde. Solo cabía la dimisión o ser cesado. Decía el poeta Valente que no hay nada peor que creer que se tiene razón por haberla tenido y aquellos éxitos de antaño de Rafa Casado fueron la ceguera que le costó el puesto hoy. Pero hay algo que le honra: su dimisión. Ahí brillan los destellos del gran entrenador que es y que será. Pudo haberse aferrado al cargo, arrastrarse en el fango de los empates y los pelotazos –muy triste fue su final en Trival Valderas– pero prefirió salir con dignidad antes que ser obligado unas semanas más tarde a marcharse, como a otros predecesores le ocurrió. Ahí es donde aflora ese míster que entrenó a Ramos y Reyes. La magia que envuelve a un equipo, y que no siempre es garantía de éxito, esa extraña conjunción de la que hablaba Enrique Vedia, se había esfumado en el Rayo Majadahonda juvenil tras 14 temporadas en la División de Honor. Y ahora ha comenzado la hercúlea tarea de intentar recuperarla.

Majadahonda Magazin