VICTORIA GARCÍA PASCUA. Rocío Álvarez Rementería tomó la decisión de escribir “Globos”, un libro en el que se mezcla la realidad y la fantasía, como consecuencia del dolor que le produjo la muerte de su hermano hace dos años y medio y la necesidad que sentía de plantar cara a la realidad para ser feliz, porque “incluso los que lo están pasando mal necesitan un toque de alegría”, afirma la autora. El libro, mezcla de poesía y prosa o una prosa poética, como se prefiera, y con preciosas ilustraciones de apariencia simple, pero perfectamente engarzadas con el texto, está escrito en homenaje a “Antoñete”, quien se suicidó como consecuencia de la fuerte depresión que padecía desde hacía tiempo. Rocío, que vive en Majadahonda y estudia tercero de ingeniería industrial, tenía 19 años cuando su hermano, de 24, desapareció de su vida, de la de sus amigos y de la de su familia, hace dos años y medio. El dinero que se obtenga de estos libros va destinado a la Asamblea de Cruz Roja Majadahonda-Las Rozas para ayudar a los refugiados. Cada ejemplar cuesta 15 euros y está editado por la Editorial Letras de Autor.


Rocío Álvarez

¿Qué te impulsó a escribir este libro?
Necesitaba expresar el dolor que sentía de alguna manera. Una tarde de domingo, se me ocurrió escribir el cuento. Tenía muchas cosas en la cabeza, pero luego el proceso fue rápido. Hacerlo ha sido muy gratificante para mí. Me ha servido para sacar todo lo que tenía dentro y entender un poco mejor el mundo. Si además de eso, con su lectura, se puede ayudar a personas que estén en la misma situación o a gente que lo necesite, donando el dinero a Cruz Roja, todo es positivo.

¿Y las ilustraciones?
–Para eso necesité más tiempo y, además de hacer yo algunas, conté con la ayuda de dos amigos de la Universidad: Eugenio y Manuel que dibujan muy bien. Solo les conocía de clase, pero respondieron perfectamente y entendieron el proyecto a la primera. Leyeron el texto y coincidimos en como representarlo. Hubo mucha complicidad y, a raíz de eso, nos hemos hecho muy amigos.

¿Qué efecto pretendes causar en el lector?
–Es un libro que habla de una pérdida, pero más que de eso, de un recorrido. Lo que intento transmitir es que muchas veces no nos damos cuenta de lo que están viviendo las personas con las que nos relacionamos. Hay que ser consciente y empatizar con lo que nos rodea. En mi generación parece que hay miedo a abrirse y enseñar lo que llevas dentro, por si te hacen daño. A los niños hay que enseñarles a mostrar los sentimientos, porque aprenden lo que ven, y eso es responsabilidad de los padres.

Pero no es un libro para niños o, al menos, no solo para ellos.
–Efectivamente. Es un cuento que no está pensado para que lo lean los niños. Está dedicado más a adultos. Pero mi primo, de 9 años, fue el primero que lo quiso comprar, porque lo leía y entendía muchas cosas. A lo mejor más que otras personas más mayores.

Enrique Urquijo

La narradora echa a volar entre globos que llevan un mensaje y se encuentra con personajes a los que se identifica con siglas, pero que son Enrique Urquijo, Mario Benedetti y LV Bethoveen . ¿Por qué ellos?
–En el caso de Enrique Urquijo sus canciones me han ayudado a entender muchas cosas. El resto eran personas muy sensibles que mí me marcaron. Salió así. Representan personalidades distintas.

¿Y los globos?
–El 9 de julio de 2015, cuando ya había pasado un año de la muerte de mi hermano, un grupo de familiares y amigos nos juntamos para soltar unos globos que llevaban escrito, o atado, un mensaje. Se me ocurrió a mí y los demás lo acogieron muy bien. Creo que al principio les pareció un poco raro, pero cuando lo hicimos vieron que tenían cosas que decir. Se hizo un silencio total. Cada uno tiene su filosofía y no sabemos lo que habrá cuando no estemos aquí, pero creo que es mejor pensar que hay algo, aunque no sabemos el qué. El pasado verano repetimos el homenaje.

Pintora y escritora
De pequeña pintaba mucho. Ahora escribo más. Son rachas. Me gustan las dos cosas. Hago relatos y micro relatos, de forma ocasional, no organizada. Cuando me vienen cosas que necesito expresar escribo o pinto.

El cuento termina con la frase “Los pies caminan hacia donde late el corazón” firmada por Antoñete.
–La repetía mucho mi hermano. Cuando eras pequeño no la entiendes, pero, según vas creciendo sí y te das cuenta de que muchas veces intentamos llamar la atención o estar con gente que, si no te tiene en el corazón, no va a caminar hacia ti y tú lo mismo. Las personas que tú quieres, hay veces que van hacia ti y otras que no. Y no pasa nada por ello.

¿Cómo era tu hermano?
–Muy sensible. Se suicidó después de una depresión muy fuerte. Muchas veces la gente no entiende lo que es esta enfermedad hasta que no lo vive de cerca pero afecta a mucha más personas de lo que pensamos. Especialmente a jóvenes. Hay que darle más importancia y si no se hace muchas veces es porque, tanto los familiares como las personas de fuera, no quieren aceptar lo que ha pasado.

¿Qué le llevó a suicidarse?
–Lo primero que me gustaría decir, es que no hay que entender un suicidio como un abandono de esa persona hacia sus seres queridos. No es cuestión de que no te quiera, sino que en ese momento no saben lo que están haciendo. De hecho hay gente que ha tenido intentos de suicidio y cuando hablas con ellos dicen” yo eso no lo he hecho”. La depresión es muy dura y no se va. Tiene rachas muy buenas o muy malas. Es algo con lo que tienen que vivir tanto los afectados como los familiares. Hay que ver el suicidio no como una decisión, sino como un accidente causado por una enfermedad.

¿Qué habría opinado del libro tu hermano?
–Se sentiría muy orgulloso, porque es un homenaje hacia él. Le sorprendería porque yo antes no me abría tanto y pensaría “¿Esto lo ha escrito mi hermana.?”. Las lecciones que te da la vida hay que aprovecharlas y de las desgracias hay que salir adelante. Sobre todo se sentiría muy contento de que me ha ayudado a asimilar lo que pasó. Ha habido momentos muy difíciles cuando hacía una ilustración en la que aparecía él y lo pasaba mal. Pero creo que no hay que evitar pasarlo mal. Hay que pensar que hay etapas en la vida que son duras, pero todo el mundo puede acabar levantándose de ellas.

¿Cómo crees que hay que actuar ante una experiencia como la que has vivido?
–No hay que rehuir el dolor ni negar lo que ha pasado. Se tarda su tiempo pero hay que ponerle cara a la realidad de los hechos e intentar, ya sea en homenaje a esa persona o a ti mismo, vivir feliz. Muchas veces los familiares se sienten culpables y tienen que entender que hay situaciones que tú no puedes controlar. No pensar “si hubiese hecho esto o lo otro”. Eso genera mucha impotencia. Hay que pensar que es como si hubiera muerto de otra enfermedad. Me gustaría dar un poco de alivio a esas personas y que entiendan que no es culpa de nadie.

¿Qué recomendarías a quien esté pasando por esta situación?
–Creo que, incluso cuando lo estás pasando mal, necesitas un toque de alegría y cuando estás metida en algo tan duro necesitas buscar la forma de salir adelante y más si eres joven y decir “No. yo tengo que ser feliz” y esa es la filosofía que tiene este cuento.

Majadahonda Magazin