JULIA BACHILLER. Segunda parte de la entrevista con el responsable de la Concejalía de Formación, Empleo y Comercio (FOREMCO) pero esta vez sobre su otra área de trabajo: Festejos. Debido a que el pasado 20 de septiembre un suceso inesperado y doloroso me impidió estar presente en la entrega de los premios del concurso de la Tapa 2018, acto que cubriría junto con mi hermano, que me ofreció su colaboración para realizarlo conjuntamente, solicité al concejal Ángel Alonso me respondiera a la pregunta que ese día tenía preparada para formularle. ¿Qué valoración me daría de esta ya popular y conocida Feria de la Tapa? El concejal respondió que “se ha convertido en uno de los principales reclamos de las Fiestas de Majadahonda. Tuve la satisfacción que en la anterior etapa que estuve de concejal, fue una apuesta ponerlo en marcha en ese momento. Me acuerdo el primer año que lo inauguramos se apuntaron solo 8 establecimientos pero no teníamos ninguna duda de que era una cuestión de tiempo. Cuando lo planteamos fue no solo con la idea de dar a conocer la gastronomía majariega, que existe de muy buena calidad, y creo que es un punto a favor de Majadahonda respecto a otros municipios de nuestro entorno. También para que fuese un motivo de convivencia de nuestros vecinos, hacerles que disfrutasen de su hostelería y de Majadahonda, que se encontrasen y conviviesen en las calles de la ciudad».

«Por eso el concurso iba también muy vinculado a la posibilidad –que por primera vez se hizo también entonces– de sacar las barras a la calle para que fuese un lugar de encuentro. Once años después vemos que el éxito radica en que de esos 8 que al principio costó, hemos pasado a 54 establecimientos participantes. El éxito es indudable desde el punto de vista del sector de la restauración, muchos repiten, ya que el nombre y la referencia de las tapas lo tienen muy consolidado. Y también hay establecimientos que se incorporan ese año. Varios locales entre los dos fines de semana han servido 4.000 tapas y muchos de ellos nos lo dicen: “es una satisfacción participar”. Pero también supone un esfuerzo ingente de horas, uno de los participantes de este año me comentaba que se levantaban a las 7 de la mañana para empezar a preparar la tapa por la cantidad de gente que acudía», prosigue Ángel Alonso. Y el éxito fue total, ya que se cobraban a 3 euros.

«Al día siguiente de terminar el concurso se recogieron todas las urnas y el trabajo que se hace de contabilizar los votos del jurado popular es un esfuerzo importante. Aproximadamente cerca de 2.000 votos. Sorteamos unas cenas entre los participantes en la votación y puedo decir que hace mucha ilusión llamarles, porque la emoción que les provoca no te la puedes ni imaginar. Y solo por el hecho de haber ganado la cena y sentirse participes ellos también. Yo lo decía en la entrega de premios: “Sin el respaldo de esa gente que está detrás de cualquier actividad que realizas, ningún esfuerzo merece la pena: ellos son al final los que valoran la actividad que les propones”.

A lo que añadió: «si algo pone en evidencia este concurso es que pone un nivel muy alto a la gastronomía majariega. Nosotros lo que estamos valorando con ellos –y dentro de una semana me reuniré con estos establecimientos–, es que fuera de las fiestas podamos organizar otro concurso que de alguna manera haga más amable ese invierno, orientado más a poner en valor la gastronomía majariega. Queremos trasladarles nuestra idea y ya lo hicimos con algunos durante las fiestas. No sería una actividad festiva, como es el concurso de tapas, sino más orientada a la Concejalía de Comercio. Una forma más de apoyar a la hostelería majariega, pero más para poner en valor el buen nivel de nuestra gastronomía. Tengo que decir que en muchos casos tiene un denominador común y es el Instituto María de Zayas. Una de las grandes satisfacciones que puede tener Majadahonda es tener una oferta formativa muy amplia y de muy buena calidad. Y en los últimos años vemos que de la escuela de hostelería del Zayas están saliendo de sus aulas auténticos chefs”.

En relación con el certamen sobre el postre típico majariego y preguntado sobre la posibilidad de una nueva edición, Alonso señala que ”fue una actuación tremendamente positiva, uno de los muchos aciertos de mi antecesora, la concejal Victoria Wharrier. Supo cubrir una demanda que había y una necesidad: recuperar una tradición y degustar un postre típico de Majadahonda. Y poner en valor la repostería majariega. Muchas veces nos vamos a los grandes platos de cocina, pero también hay una repostería de un nivel encomiable. Se consiguió ese postre típico logrando aunar a ese sector de la repostería y el establecimiento sigue vendiendo ese plato. Sería interesante volver a hacer alguna actividad que pudiese dar continuidad al concurso y no descartamos volver a orientarnos hacia la repostería”.