J. FEDERICO MTNEZ. Laureano Mendo Gómez, socio del Rayo Majadahonda, profesional de recursos humanos independiente, integrante del coro municipal, ex presidente del PSOE en esta ciudad y ex portavoz y concejal en el Ayuntamiento en la legislatura 1987-1991, falleció en la madrugada de este 7 de abril de 2020 en el hospital Puerta de Hierro de Majadahonda víctima del coronavirus. La voz más potente y armónica que se haya escuchado nunca en la grada del Cerro del Espino, el aficionado más crítico y a la vez respetuoso con los arbitrajes más conflictivos, el ser humano más cordial, educado, afable e ilustrado de la mal llamada «Peña de los Dinosaurios«, bautizada así por el linaje, antigüedad y galones de la mayoría de sus integrantes, no pudo vencer al Covid 19. Y perdió el partido a pesar de su titánica lucha que, con la inestimable ayuda de sus familiares, estaba librando contra este fatal adversario. Laureano Mendo ingresó hace dos semanas en el Hospital, le dieron el alta, se estaba ya recuperando en su domicilio pero hace 5 días recayó inesperada y sorprendentemente, hasta que hace solo 48 horas tuvo que ser ingresado de nuevo. Ni siquiera tuvo opción al entubamiento en la UVI, ya que en este caso era peor el remedio que la enfermedad, nunca mejor empleada la expresión. Y esta madrugada su alma de tenor abandonó ese campo en el que tantas alegrías y tristezas dejó y que tantos amigos y compañeros desconsolados abandona sin apenas despedirse.


Laureano Mendo esta temporada 2019-20 en el Cerro

Muchas fueron mis conversaciones rápidas, fugaces, futbolísticas, deportivas, políticas y hasta empresariales, en directo y por teléfono, con este socio ancestral del Rayo Majadahonda. Jamás me reveló su condición política ni preguntó por la mía. Era una persona conciliadora siempre. Su respetuoso trato hacia esta difícil y compleja labor que resulta informar en tiempos de guerra, pues de una cruenta disputa se trata –también informativa– contra una novedosa enfermedad todavía científicamente desconocida, resultaba ejemplar. Y es que esa era la palabra que mejor le define: «respeto«. Respetaba a quien no conocía, a la profesión que jamás había desempeñado ni de lejos, la de futbolista, árbitro, directivo, médico, periodista, abogado, juez, policía, político, sacerdote o prostituta, que todos tienen su lugar desde que el mundo es mundo en estos tiempos de cólera sin eufemismos. El profesor Leonardo Haberkorn ha escrito que llega un momento en que ser periodista te juega en contra, uno está entrenado para ponerse en los zapatos del otro, cultiva la empatía como herramienta básica de trabajo y tiene en sus manos la curiosa varita mágica de hacer famosos a los talentos y los bondadosos y despreciables a los mentirosos y desalmados. Y esa varita mágica a veces se quiebra, no por presión de los poderosos, los ignorantes o los insensatos, sino por el miedo de los alientos desconocidos.

Laureano Mendo en la copa de navidad del PSOE (2019)

Frente a ellos, como le ha ocurrido a Laureano Mendo y a tantos otros, como su colega musical Luis Eduardo Aute, –le hubiera encantado la comparación– la discreción, la humildad, la elegancia y en este caso también la caballerosidad sin disputas de género eran su esencia. Nos va tener que tocar desempeñar el ingrato papel de dar bastantes malas noticias en esta infausta época y quizás también demasiados obituarios, por lo que solo queda esperar que ojalá estos tiempos sean cortos o al menos llevaderos. Se necesitan muchas personas como Laureano Mendo para coger el testigo, consolarlos y acompañarlos. Carácter es destino, decía el poeta Luis Cernuda. Y el de Laureano Mendo ha sido finalmente formar parte de la memoria pequeña y la Historia grande de la ciudad de Majadahonda (Madrid), donde residía, amaba, compartía y soñaba con ver de nuevo a su equipo en la división de plata del fútbol español.

Majadahonda Magazin