“Un vecino de Alcalá tiene, de media, un 40% menos de renta que uno de Majadahonda y, sin embargo, pagará en 2016 más IBI. El nuevo Gobierno complutense ha congelado el importe del principal impuesto local en los hogares este año pero probablemente no el próximo: lo ha subido a oficinas, empresas y grandes comercios pero no para viviendas particulares. Y aún así su importe seguirá siendo mayor o igual al de municipios con más recursos per cápita. El caso más llamativo, en la comparación, es Majadahonda, una de las ciudades más ricas de España con una renta disponible que, según el informe y la manera de medirlo, se aproxima a los 45.000 euros disponibles, casi el doble de la certificada para Alcalá”. Esta queja, recogida del análisis de dos economistas que lo publican en la prensa alcalaína, evidencia que “el IBI allí (Majadahonda) será más bajo en 2016, con un coeficiente del 0.42%, una centésima menos que Alcalá, el más bajo de la historia del municipio situado en la carretera de La Coruña. Aún más amplia es la diferencia con Boadilla del Monte, con un IBI medio del 0.4% a pesar de disponer de la renta más alta de España”.
“Y, sin embargo, la comparativa con Móstoles, gobernada también por el PSOE, deja en buen lugar al Gobierno complutense: allí, en una ciudad de características demográficas y económicas parecidas, el IBI medio será del 0.64%, y eso pese a una bajada de dos centésimas. La explicación, probablemente, está en la estructura de gasto de cada Ayuntamiento y en la deuda pública contraída por cada uno de ellos. Mirando ambas variables, la explicación de la presión fiscal se entiende: hay más gasto fijo en el Consistorio complutense y, a la vez, sus deudas son mucho mayores. Así, Alcalá tiene un saldo deudor de unos 260 millones de euros y dedica a sueldos públicos de políticos, asesores y altos directivos; al personal y a la estructura administrativa alrededor del 60% de su presupuesto anual. Por ejemplo, Majadahonda debe 238 euros por habitante y Boadilla 423; mientras que la cifra sube en la ciudad complutense a los 920 euros; entre dos y cuatro veces la de ambos municipios con IBI más reducido”, señala el informe.
“Y algo similar ocurre, por ejemplo, con el gasto en personal. En 2013, último ejercicio con las cuentas liquidadas y difundidas, cada alcalaíno dedicaba 387 euros al año a sufragar la plantilla municipal en su conjunto, sin contar con contratatas mastodónticas como la de limpieza. En Majadahonda, con una renta del doble, la cifra se queda en 381; mientras que en Boadilla del Monte sube a 382 y también queda por debajo de las magnitudes complutenses. En fechas venideras el Gobierno de Alcalá se enfrentará a dos decisiones que medirán su capacidad de reforma y de diálogo. De un lado, presentará unos nuevos presupuestos para 2016, tras haber prorrogado los del PP tácitamente para el arranque de 2016 y estar dispuesto a utilizarlo durante todo el año. Finalmente, y ante las críticas internas, el tripartito enseñará sus propias cuentas. Y de otro, el convenio colectivo para los trabajadores del Ayuntamiento, que sienten haber hecho todo el esfuerzo durante la crisis y no parecen muy dispuestos a aceptar recortes que, sin embargo, el alcalde Rodríguez Palacios ya ha sugerido”, concluye el informe.
