ZACARÍAS MARTÍNEZ-MAÍLLO. Tras unos partidos verdaderamente ilusionantes, el Rayo Majadahonda tropezó este domingo 20 de octubre (2019) contra la U.D. Melilla en un encuentro para olvidar, no solo por el resultado sino por el juego desplegado por los de Calero. No es que el pico y la pala de jornadas pasadas no pudiera aplicarse en este, sino que simplemente nadie sabía quien tenía una herramienta ni quien tenía la otra, ni tan siquiera cómo había que utilizarlas. La primera parte fue dominada por una UD Melilla magníficamente bien plantada en el campo, que tocaba y tocaba al estilo Iriondo, mientras que los majariegos parecían contaminados por el tiempo desapacible y lluvioso y estuvieran pensando más en la camilla y el caldito que en la brega futbolística. La alineación tampoco acompañaba puesto que la defensa, con tres centrales (Adrián, Pulido y Valentín) bien aguerridos, se veían superados por los carrileros visitantes Ruano y Hicham. Muy pronto, en el minuto 9, el gol de Héctor dejó helados a los atónitos y escasos aficionados locales, que contemplaban con impotencia la incapacidad del Rayo no ya por retener la pelota unos minutos sino por dar dos pases consecutivos. Lejos de aminorar, la presión melillense se mantuvo y Mawi marcó el segundo gol visitante en el minuto 17.


ZacarÍas M. Maíllo

A partir de ahí y hasta el final de la primera parte, el Rayo desapareció del partido y ni siquiera Jean Jules Mvondo, tan efectivo y eficaz otras jornadas, fue capaz de templar el juego y distribuir con algo de criterio el balón entre líneas. El centro del campo rayista no existió, hasta el punto de que más se parecía a un equipo inglés de balonazos desde la defensa hasta la delantera. Mesa y Iago vivían de espaldas a la portería visitante esperando que les llegara algún balón desde las botas de Adrián o Pulido o incluso desde el saque de Basilio. Cuarenta y cinco minutos para olvidar si no fuera por el gol de Mesa de cabeza en los instantes finales, tras un fallo del portero vasco Hodei Oleaga. El descanso se presentaba así como bálsamo para tratar de recomponerse y poder al menos empatar el partido. De esta forma, Calero dio entrada a dos jugadores de corte más incisivo como son Ródenas y Laerte por Andrade y Caballé respectivamente, lo que tampoco proporcionó una mayor intensidad ofensiva, aunque sí algo más de control.

Sin embargo, cuando la esperanza comenzaba a desvanecerse, un centro desde la izquierda fue magistralmente cabeceado por Ródenas, consiguiendo el ansioso empate en el minuto 80. En ese momento, las prisas se hicieron dueñas del pulso del partido y mientras el Rayo Majadahonda mandaba balones a la cazuela, la UD Melilla mareaba la perdiz en interminables saques desde su portería. Cuando el encuentro estaba a punto de concluir, una internada por la banda derecha del recién entrado Pere Martínez, que llegó hasta la línea de fondo medio trastabillado, terminó con el jugador rayista en el suelo tras pisar el balón e intentar un regate desesperado. El árbitro (horrible a lo largo del partido) pitó el penalti inexistente y dio la oportunidad al Rayo de conseguir los tres goles. Sin embargo, el delantero Mesa lo lanzó rematadamente mal, prácticamente a las manos del portero melillense. En resumen, un justo empate entre una muy meritoria UD Melilla y un desconocido, por desdibujado, Rayo Majadahonda, que le deja quinto en la clasificación a un puesto de los lugares que dan derecho al play off. Dignos de mencionar (y justos), por otra parte, los comentarios de los aficionados rayistas sobre la tardanza en instalar una techumbre que les resguarde de la lluvia para los próximos partidos invernales.

 

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