LIDIA GARCIA. «La administración de testosterona produce una infertilidad que no siempre es reversible, por lo que cualquier varón joven que fuera a recibir esta terapia debería conocer ese riesgo: si desea tener hijos, no se le debería indicar», ha declarado Juan Ignacio Martínez Salamanca, especialista en Urología y Salud Sexual del Hospital Universitario Puerta de Hierro-Majadahonda (Madrid). El reportaje «Los riesgos de la terapia con testosterona: ni te harás más joven ni más macho» elaborado por Cristina G. Lucio en «El Mundo» revela que cada vez más hombres usan la testosterona para combatir el envejecimiento y recuperar el ímpetu sexual: «En España, las recetas se han duplicado en la última década pero, lejos de ser efectiva, esta hormona puede causar graves daños si se usa fuera de su indicación. La publicidad sugiere que existe una especie de elixir antienvejecimiento que, por unos 800 euros, puede eliminar tu cansancio, restañar tu decaimiento y, sobre todo, resucitar el ímpetu sexual que tenías a los 20″.


En realidad, lo que están ofreciendo es testosterona, una hormona que, aunque se venda como sinónimo de virilidad y fortaleza, no es, ni mucho menos, un remedio inocuo contra el paso del tiempo: «Sin embargo, en los últimos años se está multiplicando su uso fuera de esta indicación, bajo la premisa de que puede contrarrestar los efectos de la edad y mantener el vigor», señala la periodista, que se ha entrevistado con numerosos especialistas médicos en la materia. Y añade: «Este planteamiento liga directamente la bajada de los niveles de testosterona que se produce con el paso de los años con los signos de envejecimiento -como la fatiga, el descenso de la líbido, o la pérdida de masa muscular- y propone que suplir esa caída permite retrasar la llegada de la tercera edad. Pero la hormona dista mucho de ser un milagro antiaging. También se ha asociado su uso con un incremento del hematocrito (proporción de glóbulos rojos presentes en la sangre) y la tensión arterial, así como con problemas como los edemas o la aparición de signos de feminización corporal, entre otros».

Majadahonda Magazin