EL DUENDE MAJARIEGO (EdM): Últimamente escribe a este duende un buen número de vecinos de Majadahonda sobre el asunto de las mascarillas para llamarnos la atención sobre las contradicciones e imprudencias con las que vivimos a diario. Los amables conciudadanos ponen de manifiesto, con razón, que uno puede ver cuando paseamos por nuestras calles que, por lo general, todo el mundo lleva puesta su correspondiente mascarilla, incluso cuando se puede mantener la distancia de seguridad. Hasta ahí bien. Pero resulta curioso como, cuando la gente toma asiento en una terraza, se la quita. Es decir, cuando caminamos por la calle la llevamos y cuando nos sentamos para tomar algo al lado de perfectos desconocidos, nos la quitamos. Resulta en verdad paradójico. Cualquiera puede darse una vuelta y comprobarlo.
En la noche de este 22 de julio (2020) este duende lo constató en la cola de acceso al nuevo local de La Virgen en Majadahonda. Todos bien pegaditos esperando poder entrar en el local pero con la mascarilla en la mano. Y no digamos en el interior del bar: nadie, absolutamente nadie, la llevaba puesta. En las terrazas de la Gran Vía de Majadahonda ocurre lo mismo. Hasta el momento, en Madrid la mascarilla no es obligatoria sino recomendable. Hagamos pues uso de ella para que no se desencadene un rebrote y al final sea demasiado tarde. Usemos la mascarilla siempre que salgamos de casa, vayamos donde vayamos, y no nos la quitemos cuando nos sentemos en una terraza porque el riesgo cierto está ahí y tiene pinta de quedarse con nosotros una larga temporada. Puede remitirme sus comentarios y noticias para esta sección al correo electrónico duendemajariego@gmail.com.
Artículo muy acertado y que responde a la realidad.
La verdad que pasear por la Gran Via de Majadahonda ya es muy recomendable llevar puesta la mascarilla.
Mucha gente, en fin peligroso, incluso ir a La Virgen.
Cerveza, algunos tienen en casa.
Es 100%cierto el tema de las mascarillas y los bares y, como dice, Duende, en La Virgen nadie la lleva. Pero voy más lejos, en la cola de acceso a este oocal no sólo no la llevan y no respetan la distancia entre los clientes que esperan sino que imposibilitan que lo haga el resto. La cola se sitúa por el medio de la calle, tapando el paso, hacia el paso de cebra. Y, cuando pides paso porque no cabes con tu perro y con tu abuela en silla de ruedas o tu carrito de bebé, encima de todo, te miran mal. Y lo camareeos y responsables del local, que amablemente han colocado un cartel -aparentemente invisible o que solo ven los listos- con la obligatoriedad de llevar mascarilla, no hacen nada cuando se lo dices.
Me alegro mucho de que los locales tengan éxito, pero la seguridad y el respeto no debemos perderlos de vista.