LIDIA GARCIA. La Unidad Militar de Emergencias (UME) ha entregado a una placa de reconocimiento a David Soladano por la cesión de la cafetería Sevesola de la Pista de Hielo de Majadahonda. Y es que los militares están comenzando a dar la cara y el Ministerio de Defensa ha autorizado la transparencia para que puedan poner en valor su labor durante la pandemia. Así lo ha hecho Silvia Crespo Lois, Sargento 1º del Regimiento de Apoyo e Intervención en Emergencias de la UME (en la imagen). Ha colaborado en una de las tareas más duras durante la pandemia, la recepción y entrega de féretros: «Le reconforta servir en los momentos más difíciles. Durante los últimos 30 días, los féretros de 1.145 personas pasaron delante de sus ojos en el gran pabellón. 162 fueron acogidos en el Palacio de Hielo de Majadahonda, y 478 en el Instituto de Medicina Legal de Valdebebas». Con una foto de Luismi Ortiz, la revista «Elle» publica una entrevista con ella bajo el titular: «Nuestro lema es: «Para Servir». Y en ella cuenta como su día a día, es básicamente «trabajar en pocas ocasiones en la base, realizando un mantenimiento del sistema de informática del Regimiento (RAIEM)». Y recuerda como hacía «turnos de trabajo, en los depósitos del Palacio de Hielo, Palacio de la Justicia y Majadahonda, habilitados debido a la gravedad de la situación»: «Estuvimos trabajando para la recepción y entrega de féretros, labor que si se tiene conciencia, afecta anímicamente porque en cada ataúd va una vida de una persona que ha fallecido sola. Contamos con el permanente apoyo psicológico del servicio de Psicología de la UME, el cual nos atiende y ayuda en todo momento que lo requiramos», señala «Elle».


Placa entregada por la UME a David Soladano por la cesión de la cafetería Sevesola de la Pista de Hielo de Majadahonda

No es la única. José Martín Corrochano, el soldado más antiguo de la UME, dirigió a los 150 militares cuya misión era llevar los cuerpos a la gran pista helada. Esta vez es Brais Cedeira en «El Español» quien relata «un día dentro de la UME, los ángeles de la guarda del Ejército en la crisis del coronavirus». Y lo hace describiendo como son «las furgonetas camufladas de la muerte: relato de un militar que recoge cadáveres del Covid-19. Hasta 70 muertos al día en sus casas por coronavirus sólo en Madrid: las dramáticas llamadas al 091: «Llegué a leer los nombres de todos». El comandante Corrochano quería que los cadáveres que llegaban al Palacio de Hielo no fueran sólo un número más con el que engrosar la fría estadística. Por eso asumió como parte de su responsabilidad detenerse al menos un momento ante cada uno».

El comandante José Martín Corrochano

«No nos quedó más remedio que abrir una segunda en el Instituto de Medicina legal de Valdebebas y luego una tercera, el 5 de abril, en la Pista de Hielo de Majadahonda», dice el comandante. Ahora, accede a contar con detalle cómo ha sido su trabajo y el de sus hombres a lo largo del último mes: «Yo soy una persona religiosa, así que cada noche, al terminar, en mis oraciones pronunciaba el nombre de algunos de ellos. No los recuerdo todos, evidentemente, pero alguno siempre me venía a la cabeza. Es el mensaje que quiero transmitir a los familiares. Tienen que saber que los suyos no han estado solos». Durante los últimos 30 días, los féretros de 1.145 personas pasaron delante de sus ojos en el gran pabellón. 162 fueron acogidos en el Palacio de Hielo de Majadahonda, y 478 en el Instituto de Medicina Legal de Valdebebas.


Fotografías tomadas por vecinos de Majadahonda con recogida de cadáveres y publicadas por MJD Magazin

Salvo muy contadas excepciones, nunca vieron ante sí los cadáveres de las víctimas de la pandemia. No llegaban directamente a tocarlos: «Primero venía una desinfección inicial. Armados de difusores, cargados con un concentrado de hipoclorito de sodio, los soldados daban una primera pasada. Luego los introducían en unas bolsas sudario especial para fallecidos, elaboradas de plástico, una suerte de polímero de enorme resistencia. «Entendíamos esa parte del proceso como una zona de gran carga vírica -dice el comandante-, así que ahí solo entraban las unidades NRBQ (Defensa Nuclear, Radiológica, Biológica y Química), especialistas en la materia». Sobre la primera bolsa, los militares adherían el documento identificativo del fallecido. En la segunda, a la altura de los pies, colocaban una nueva etiqueta con el mismo número identificativo, un número único por cada cuerpo. Luego, el cadáver embolsado era introducido en el ataúd», señala El Español .

La foto del diario El Mundo publicada un día después de las de Majadahonda

También ahí debían colocar un tercer distintivo idéntico a los otros dos. Era la documentación reglamentaria, el papeleo identificativo del hospital, el certificado de defunción. Este quedaba adosado al ataúd y para no volver a separarse nunca hasta llegar a la funeraria y a los familiares del fallecido. Este procedimiento, el enferetrado, solía prolongarse durante unos 20 minutos con cada cadáver: «Era importante que ninguno de los tres recintos se colapsara, así que en cada viaje íbamos valorando a dónde era conveniente trasladarlos», señala. Cuatro ataúdes cabían en cada furgoneta: «No queríamos llevarlos amontonados. El objetivo era darles ese respeto a los cuerpos, y por eso íbamos de cuatro en cuatro», dice el comandante. Así, con una cifra de 120 cuerpos, por ejemplo, tenían que hacer 30 viajes de ida y 30 de vuelta. «Ha sido una misión extenuante, y pese a los relevos, aun empezando muchas veces a las seis de la mañana acabábamos a las cuatro de la madrugada: «Era importante que ninguno de los tres recintos se colapsara, así que en cada viaje íbamos valorando a dónde era conveniente trasladarlos», señala. Cuatro ataúdes cabían en cada furgoneta: «No queríamos llevarlos amontonados» concluye el reportaje.

Los militares desinfectan las marquesinas de autobuses de Majadahonda

LOS MILITARES VUELVEN A DESINFECTAR LAS MARQUESINAS DE MAJADAHONDA GRACIAS A LA AYUDA DE LITUANIA, ESTONIA, CHEQUIA Y TURQUIA. AGENCIA EFE. Un avión del Ejército del Aire aterriza esta tarde en España con 10.000 máscaras de protección, 50.000 guantes de nitrilo y 400 litros de líquido desinfectante donados por Lituania, según ha informado el Ministerio de Defensa. Lituania se suma así a Estonia, República Checa y Turquía, los otros tres países que han enviado material sanitario a España respondiendo a la llamada de auxilio del departamento de Margarita Robles a la OTAN, una petición que retiró el pasado día 22 al considerar que no es necesaria más ayuda. En un comunicado, Defensa ha informado sobre las actuaciones previstas para este lunes dentro de la operación Balmis de lucha contra el coronavirus, en el marco de la cual se desplegarán 1.737 efectivos en 85 localidades, además de 3.154 sanitarios militares. Entre otras cosas, desinfectarán en diferentes localidades instalaciones críticas y de servicios esenciales como 4 hospitales, 4 centros de salud y unas 42 residencias de mayores. También harán labores de desinfección en Ifema, incluyendo el pabellón 5, la cafetería, callejones, el bulevar central, escaleras y pasarelas automáticas, así como el hospital Rey Juan Carlos de Móstoles (Madrid) y el San Roque de Guía de Las Palmas, así como marquesinas de autobuses en Majadahonda (Madrid).

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