J. FEDERICO MTNEZ. «Un invierno en Mallorca» es el libro que hizo inmortal a la isla balear y en efecto se le hizo el invierno al Rayo Majadahonda, que encalló en las costas de este archipiélago turístico en un naufragio de los que hacen época: un penalty fallado, expulsión de Oscar, dos palos de los locales, errores estrepitosos en defensa, descoordinación y falta de puntería en ataque, centro del campo ineficaz… Resulta difícil explicar porque fallaron tanto y tantos en un equipo que parece desinflarse justo en el tramo final y más decisivo de la temporada. Eso sí, su juego fue vistoso, casi malabar en algunas ocasiones y arrasó en todas las estadísticas de control del balón, de esas que le gustan tanto al mister Iriondo, haciendo bueno el tópico de «jugar como nunca y perder como siempre»: si de posesión se tratara, el Rayo Majadahonda habría ganado 6-4 (60%/40%). Si los tiros a puerta puntuasen, el Rayo Majadahonda habría vencido 17-16. Si los pases fueran goles, el Rayo Majadahonda hubiese triunfado 515-310 y en el acierto de los mismos también hubiera salido victorioso 83%-75%. Incluso en los corners, que los ingleses llaman «medio gol», ganó 10-3 el Rayo, que sin embargo no generó peligro en ninguno y al final los sacaba fuera del área como hace el Barsa. No obstante, el resultado fue 2-0 a favor de los mallorquines, que se llevan los 3 puntos y dejan al equipo majariego a merced de lo que hagan este domingo Extremadura, Numancia y Tenerife, ya que el Lugo «pinchó» en casa. Estos son los yerros que más acusaron los jugadores para perder un partido crucial.


BASILIO (1). Hizo un paradón antológico a saque de falta y una salida de área que desbarató un gol casi seguro pero falló mucho con los pies y estuvo desacertado en el primer gol, aunque Andújar le dejó vendido. BENITO (1). No jugó mal el lateral, estuvo acertado en defensa y muy ambicioso en ataque. No obstante, sus salidas de su espacio natural obligaban a los centrales a taparle, convirtiendo a Lago Junior en una pesadilla. IZA CARCELEN (1). No está fino el carrilero aunque sin jugar a su mejor nivel al menos salvó los muebles de su actuación individual, salvo en el penalty, evitable ya que el delantero había ganado la posición y el árbitro estaba muy cerca. Fallón en los pases, algo impropio en él, desacertado en ataque y algo menos en la actitud defensiva (siempre mete con eficacia el pie), esta vez no pudo echarse el equipo al hombro y salvar o maquillar el resultado, como ha hecho en otras ocasiones.

GALÁN, LUSO, ANDÚJAR (0): La tripleta de centrales no estuvo acertada y ni siquiera tapó el eje de la zaga a pesar de la superioridad numérica, pues por ahi vinieron los goles y jugadas de peligro. La falta de Verdés y Rafa López convierte esta defensa en un constante coladero, se les ve sufrir, les falta velocidad, acierto y calidad en la salida de balón, hasta el punto de que Basilio ya saca casi siempre en largo, con lo que obliga a perder una seña de identidad del equipo, que no sabe jugar con un «plan B» en las disputas de balones largos y segundas jugadas. De los 3 ceros obviamente el peor fue Andújar y no solo por su infantil error, pues no fue el único, al menos otros 2 pudieron penalizar al equipo. Galán y Luso tampoco supieron arroparle o taparle y bastante tenían con achicar el agua del vendaval mallorquín, que atacaba por oleadas parecidas a las de las hordas vikingas salvajes. Urge recomponer este eje defensivo o cambiar el sistema pues entraña riesgos evidentes.

ENZO ZIDANE (0). Nuevo borrón en su actuación a pesar de que le pone ganas, pero es que al chico no le sale nada. Pases desacertados, defensivamente es un «petit» desastre y quizás la posición de medio centro defensivo no es la suya. En el ataque no logró introducir un solo balón en condiciones y cada vez que metía el pie salía trasquilado, cada disputa de balón le supone un auténtico calvario. Se le ve que juega muy presionado por el ambiente, todas las miradas van a él y lo juzgan e incluso hay compañeros que le recriminan sus continuos errores, como se vio en Mallorca. Una pena, pero hace buenos los análisis de sus detractores que dicen que el Rayo con él juega siempre con 10 en lugar de 11, al menos por lo que se vio en Mallorca. Y no fue sustituido.

ÓSCAR (1). Cuando sale con el balón jugado es una maravilla, defiende además con una eficacia impropia de su esquelética y menuda figura y lucha como un jabato, pero ese es también su principal defecto: entra a destiempo, comete faltas absurdas en lugares del campo inofensivos y otra vez le costó la expulsión por doble amarilla cuando el partido estaba ya en la UVI, lo que causa un grave daño al equipo al dejarlo con 10 y además con sanción personal. Se enfrasca en discusiones estériles con los árbitros, a quienes no les gusta esta actitud y le toman nota. En definitiva: inexperiencia, que teniendo enfrente a un viejo zorro de director de orquesta como Salva Sevilla, hizo perder la brújula al Rayo, que tenía el balón pero no el control de un partido que jamás puso en aprietos el marcador.

FEDE VARELA (2). No es que la afición le perdone todo o le tenga cariño hasta en naufragios tan colectivos como este, pero es que el ex del Oporto brilla siempre. Todos sus disparos fueron intencionados, todos sus pases acertados, todas sus jugadas brillantes. Pero el equipo no le acompaña, sobre todo la delantera. Defiende con soltura, penetra con ambición, cuando coge el balón siempre pasan cosas. Pero solo contra el mundo es imposible ganar un partido, aunque se echó el equipo a la espalda una vez más. Si no se le renueva rápido y bien se irá a mejores lares.

AITOR RUIBAL (1): el más incisivo de nuestros delanteros y pichichi del equipo fue el unico que le dio mordiente al ataque pero adoleció de un grave error: se ha vuelto excesivamente individualista, lo que en fútbol se conoce como «chupón». Le birló un pase claro de gol a Manu del Moral por excesivo egoísmo, siempre que le llega el balón chuta y se olvida de sus demás compañeros, lo que causa un desánimo colectivo a los que corren hasta el área con él pero luego tienen que volver. Demasiado previsible, se le notó en Mallorca que jugaba mirando más a su regreso al Betis con récord de goles que a los puntos del equipo.

MANU DEL MORAL (0): Romo en ataque, continuamente en fuera de juego, inhabilitó los rápidos contraataques por desubicación posicional, impropia de un jugador de su experiencia y calidad. Iriondo lo cambió en el vestuario para evitar la «escenita» de afearle públicamente el cambio, como ha hecho en otras ocasiones, y lo cierto es que la sustitución fue merecida. No se entiende con Aitor Ruibal, se notó demasiado en el primer tiempo, ambos buscan el gol pero ninguno se asocia con el otro. Claramente una «incompatibilidad de caracteres» que se repite en todos los partidos pero el banquillo se empecina en mantenerla de derrota en derrota.

HÉCTOR (1): el equipo cambió con su entrada en el terreno de juego en la segunda parte y al menos se asoció, buscó el gol y le dio otro aire pese a ese valladar defensivo bermellón llamado Raíllo, que lo cortaba todo. Sin embargo nadie se explica como a un chico tan joven se le encomienda lanzar un penalty tan decisivo, que marró también por la enorme estirada de Reina tapando huecos. Si el Rayo no marca ni de penalty cuando se juega la permanencia y no hay lanzadores especializados (Fede Varela, Oscar, Enzo, alguno de los centrales, los capitanes…) y hay que recurrir al más joven y recién llegado al campo con las pulsaciones a 180 es que algo falla en la planificación semanal.

DANI ROMERA (0). Ni se notó su entrada en el terreno de juego, no es el jugador agresivo y peleón que incomodaba tanto a las defensas en el Cádiz y en el Rayo juega muy escorado en banda, lo que le hace correr demasiado para un jugador que no es velocista ni un prodigio táctico o de técnica. Iriondo declaró que lo prefería a Aitor García pero el Sporting sube como la espuma y el Rayo baja como el plomo en un final de temporada de infarto.

IRIONDO (1). Se equivocó con la alineación y acertó con los cambios, aunque como casi siempre, tardíos. Si el partido estaba perdido ya en el minuto 20 por 2-0, es absurdo seguir jugando con 3 centrales, 2 laterales y 2 mediocentros, regalándole al adversario 25 minutos más para defender mejor sin atacantes que les incomoden con superioridad numérica. Controversias tácticas al margen, se le ve al técnico apocado y nervioso, sus tics y espasmos faciales evidencian que lo que está viendo a final de temporada en su equipo no le gusta y se le nota azorado, según advirtió también el comentarista televisivo que narraba el encuentro. Sale poco del banquillo y cuando regresa a la cueva se desploma como fruto de la impotencia y la adversidad. Cuando el equipo se cae necesita revulsivos desde la banda, pero a Iriondo no le sale la voz del cuerpo en momentos de crisis colectiva y, muy al contrario, se agobia. Es una de las debilidades de un gran entrenador que también se juega su categoría profesional en esta liga.

Majadahonda Magazin