Orquesta del Conservatorio de Majadahonda

LIDIA GARCIA. «Por qué los auriculares son el mejor aliado del deportista. Los científicos recomiendan escuchar canciones con un tempo determinado». El periodista Eduardo Salete argumenta este reportaje en «El País» con una entrevista a Sara Pérez, violinista de la orquesta de RTVE, profesora del Conservatorio de Música de Majadahonda y muy aficionada a la Zumba: «se le ocurrió tocar el violín un día a principios de este año para su grupo de fitness. La reacción fue tan fantástica que decidió preparar algunas composiciones motivadoras con el fin de interpretarlas en futuras sesiones de entrenamiento. El éxito fue rotundo, tanto que fue invitada a tocar en un evento deportivo organizado por el Ayuntamiento de Las Rozas. Ahora prepara coreografías de fitness y «banda sonora» junto a la preparadora profesional Noemí Rodríguez en Violfit para hacer entrenamientos intensivos para grandes grupos».


Matthew Stork

El artículo comienza así: «¿Quién no ha formado parte alguna vez de la legión de impenitentes soñadores que, año tras año, lo dan todo por ponerse en forma en modalidad ultrarrápida para poder lucir cuerpo en la playa? ¿Y quién no se ha desengañado? La respuesta la da este artículo que apela a como «la experiencia revela que la tarea es poco menos que imposible, pero la esperanza es lo último que se pierde, sobre todo cuando uno se compromete a completar un programa de entrenamiento de alta intensidad en intervalos, más conocido como HIIT (por sus siglas en inglés). Esta exigente modalidad combina periodos de ejercicio muy vigoroso con otros de descanso en la misma sesión, es muy intenso tanto aeróbica como muscularmente, y produce unos llamativos efectos en el aspecto físico. El problema es que, igual que sucede cuando el trabajo de perder kilos se deja para la recta final de la primavera, la mayor parte de las personas desiste de los entrenamientos HIIT después de las primeras oleadas de agujetas. Pero, si el investigador de la Universidad de la Columbia Británica, Matthew Stork, está en lo cierto, este año podría ser distinto».

«Stork ha observado que acometer dichos programas de entrenamiento con una lista de canciones seleccionadas por sus cualidades motivacionales y su alto tempo (ritmo) marca la diferencia entre alcanzar la meta o sacar bandera blanca, sobre todo entre personas que no son muy activas físicamente. «La música suele utilizarse como un elemento disociativo. Es decir, un motivo para evadirse del esfuerzo y el dolor durante el entrenamiento. Pero hasta la fecha se pensaba que solo tenía efecto práctico en entrenamientos de baja intensidad, a un 85% de la capacidad aeróbica«, dice el científico.

«Sin embargo, con música muy motivadora y un ritmo acelerado, la capacidad disociativa se multiplica incluso en entrenamientos de alta intensidad», añade. O sea, que subir el ritmo puede hacer más llevaderos los entrenamientos más duros, pero no solo eso; también parece que pueden motivar a hacer ejercicio a las personas físicamente poco activas. Por si quieres probar, las canciones motivadoras empleadas en el último trabajo de Stork fueron Let’s Go, de Calvin Harris (featuring Ne-Yo), Bleed It Out, de Linkin Park y Can’t Hold Us, de Macklemore y Ryan Lewis«, concluye el texto. Leer el reportaje completo.

Majadahonda Magazin