JULIA BACHILLER. Vecinos residentes de la llamada «Plaza del Cura» de Majadahonda se han puesto en contacto con este medio de comunicación para hacer pública una desagradable situación de la que son víctimas y que se produce de forma recurrente. Este bello lugar de esparcimiento situado en el centro de Majadahonda, de reducido tamaño delimitado por las calles Mieses, Flor y del Cura, conserva aún los restos de lo que fue una fuente y, rodeándola, un pequeño espacio solado, donde antaño había unos bancos que servían de reunión a los vecinos. Los residentes cuentan que estos bancos en su día fueron eliminados para minimizar el llamado “botellón”, que se realizaba de forma impune, aunque al menos les quedó todo ello bordeado de árboles y césped, confiriendo al lugar un entorno entrañable. Pero una vez más han llegado los abusos: el descanso y tranquilidad del barrio se ha visto alterado por la presencia de un grupo de magrebíes que frecuenta el lugar y que protagonizan frecuentes peleas en las que algunos vecinos han observado incluso el uso de armas blancas, de la cual se deshacen hábilmente en cuanto avistan la llegada de la policía. El griterío y lanzamiento de envases de cristal son algunos otros incidentes que los vecinos denuncian que tienen que presenciar y soportar. A todo ello añadiremos las heces y orines en portales y garajes que rodean la zona, algo de lo que otros compañeros de MJD Magazin han podido ser incluso testigos. La bebida descontrolada les lleva a ello y la falta de educación y civismo así como la impunidad ante las detenciones o sanciones, si es que se producen, llevan a la reiteración hasta el hartazgo vecinal.


El perturbado yace tirado ante un policía que lo observa

De las conversaciones mantenidas con algunos de los vecinos del lugar para verificar los hechos, en los cuales todos coinciden, hay que añadir un dato más que a muchos preocupa: cuando la Guardia Civil se desplaza al lugar, la reacción de estos individuos es un tanto descontrolada, profiriéndoles insultos y amenazas, que gracias a su profesionalidad, los agentes saben controlar. La impunidad, una vez más, campa a sus anchas ante el delito de menosprecio e insultos a la autoridad porque las cárceles y los juzgados están saturados. El pasado sábado 14 de septiembre (2019) fueron tres las ocasiones en las cuales se requirió la presencia de la benemérita. Y cuando llegan, de repente se produce una normalidad impostada que es utilizada por los que alteran el orden para evitar ser detenidos.

La coqueta Plaza del Cura se ha perdido para el uso vecinal por su deterioro

Uno de los integrantes de este molesto grupo es ya conocido por su desequilibrio mental que, agravado por su evidente alcoholismo, le hace proferir insultos en un elevado tono de voz. Todos en el centro de Majadahonda lo conocen y la Policía Municipal y Guardia Civil aún más. Durante una temporada frecuentaba la Gran Vía y un vídeo recoge incluso uno de sus más sonoros y multirreincidentes altercados, en los que en un estado de ebriedad, este perturbado insultaba a España, a Majadahonda y a todos los vecinos. En la mañana de este lunes 16 de septiembre, este mismo individuo provocó otro incidente en el lugar al que al comienzo de esta crónica nos referíamos, la Plaza del Cura, profiriendo insultos amenazantes a los transeúntes.


Le curaron el brazo y volvió a las andadas

Además extendió sus amenazas e intimidaciones hacia el despacho parroquial situado en el lugar, desagradable situación que tuvo que controlar una vez más la Policía Local. Las manchas de sangre que podían verse en el pantalón sobre su rodilla izquierda procedían de las autolesiones que él mismo se estaba provocando, como puede apreciarse en las imágenes. Esta es la situación que a día de hoy viven los vecinos, que hemos verificado por múltiples fuentes, y que a quien corresponda del Ayuntamiento tiene que solucionar. No puede tolerarse ni un día más que las víctimas sean siempre las mismas y el abuso lo protagonicen también los mismos infractores de siempre. LA DENUNCIA VECINAL: «Llevamos más de un mes con este problema y los municipales nos tratan de histéricos. Son peleas continuas con mucha agresividad. Los únicos que se preocupan y nos ayudan son los agentes de la Guardia Civil y ellos son los que nos han dicho que este individuo tiene una orden de expulsión (que no se cumple). Casi todas las noches es el mismo grupo de marroquíes que trapichean con droga y se cagan y se mean en la puerta del garaje de nuestro edificio: el olor es insoportable cuando bajamos a coger los coches».

Majadahonda Magazin