JULIA BACHILLER. Gritos, llanto, carreras y el sonido de varios golpes en la Gran Vía de Majadahonda alertaron en la mañana del sábado a numerosos viandantes de que algo estaba sucediendo en este lugar. Serían las 9:00 horas cuando lo que parecía en principio una pelea resulto ser otro tipo de incidente. Una enorme rata de casi 40 cm entre cabeza y cola que en un primer momento salió de la esquina entre la calle del Cristo y la clínica Dentix, penetró en la Gran Vía en dirección a la calle Tizona, como así contaban a MJD Magazin varias personas que transitaban en ese momento por el lugar y que se dirigían a su centro de trabajo. Durante su recorrido, el roedor provocó los alaridos y galopes de varios vecinos e incluso los gemidos de una mujer, ya que este tipo de animal no resulta muy grato de toparse con él y aún más extraño en un lugar tan poco habitual, llegando a pasar muy cerca de alguna de las personas que transitaban en ese momento por la Gran Vía. El pequeño mamífero suscitó también revuelo entre las personas apostadas en la terraza de la churrería La Madrileña, ya que se dirigía hacia aquel lugar y no precisamente para desayunar. Finalmente la rata fue interceptada y abatida por un hombre que se encontraba en el lugar quien, provisto de un bastón, asestó un golpe certero, después de intentos fallidos que son los que se pudieron escuchar en varias ocasiones durante el suceso. Tras lo sucedido regresó la calma a este populoso paraje del centro de la ciudad y el cadáver del roedor fue retirado horas más tarde por los servicios de limpieza.


La enorme dimensión del animal pudo concretarse gracias a la fotografía de MJD Magazin, ya que la tapa de la alcantarilla mide 60 centímetros y con ella puede compararse. Según el diccionario, la rata es un mamífero roedor que pertenece al género Rattus y a una multitud de especies; alcanza hasta 50 cm de largo y es de cabeza pequeña, hocico puntiagudo, orejas tiesas, cuerpo ancho, de pelaje generalmente gris oscuro, patas con reducción del pulgar y cola larga, cubierta de escamitas entre las que despuntan algunos pelos; en general es muy voraz y prolífico, además de veloz, buen nadador, trepador y cavador.

La zona recuperó rápidamente la normalidad

Aunque parezca algo muy extendido en nuestra sociedad, la “musofobia” o “miedo a las ratas” que se creó en la Gran Vía majariega es cultural. La web de “Bichos On Line” cuenta que en nuestra cultura esta sensación de pánico o miedo fóbico a ratas y ratones ha sido un denominador común de libros, dibujos animados, programas de televisión y películas en las cuales se retrataba a las mujeres histéricas gritando y saltando a lo alto de las sillas o las mesas al ver un ratón. “Quienes padecen esta condición experimentan terror y repulsión ante animales como las ratas y los ratones, aunque en algunos el miedo se extiende a todos los roedores en general (topos, hamsters, conejillos de indias, etc). O sea, se trata de una clase específica de zoofobia (miedo a los animales). Esta fobia es un miedo irracional y desproporcionado, y suele ser diferente a la preocupación racional acerca de que las ratas y ratones contaminen provisiones de comida, que ha sido universal para todos los tiempos, lugares y culturas. Más allá de los retratos estereotipados de género previos al siglo XXI, la musofobia en occidente ha sido siempre experimentada por ambos sexos. En muchos casos, el miedo a los ratones es una respuesta condicionada socialmente inducida, combinada con (y originada en) una respuesta sobresaltada (es decir, la respuesta a un estímulo inesperado), común en muchos animales, incluidos los seres humanos, más que un trastorno real”, señala la web.

La zona donde apareció el malogrado roedor

Y si esta publicación explica que este miedo no es solo femenino, el suplemento “Natural” de La Vanguardia precisa que subirse a una silla y gritar es, probablemente, la reacción más normal de cualquier persona que se encuentra una rata. Un experimento indicó que un par de monos reaccionaron subiéndose a un tronco y enloqueciendo presas del pánico ante la aparición de un roedor en su recinto. La divertida escena, colgada en Youtube por el usuario SloggerVlogger, y que muestra cómo una pareja de gibones se enfrenta a una rata intrusa, es una auténtica demostración de que todos los “monos” tenemos miedo a las ratas. Incluso la reacción de escalofrío del gibón que descubre al roedor se parece mucho a la que tendríamos los humanos en la misma situación. Para hacer frente a la rata, la pareja de primates la espanta con sus largas manos, la persigue a saltos y finalmente consigue echarla de su territorio”.

 

Majadahonda Magazin