La Guardia Civil requisó este jueves 103.000 euros a un vecino de Majadahonda cuyas iniciales son A.J.D.S.M. Lo hizo en la aduana de la Farga de Moles, en la Seu d’Urgell (Lleida), cuando detectó los 103.310 euros procedentes de Andorra que llevaba escondidos en su cazadora. La intervención, se produjo sobre las 12:45 horas, cuando este majariego de 71 años de edad, de nacionalidad española y vecino de Majadahonda (Madrid), conducía un turismo marca BMW, matrícula española. El hombre fue sorprendido tras parar su coche en el recinto aduanero y ser sometido a un registro. Los agentes levantaron un acta por la comisión de una infracción de la normativa sobre blanqueo de capitales. El majariego continuó el viaje con mil euros, en concepto de mínimo de supervivencia, y el resto del dinero se quedó en la aduana a disposición de la Comisión para la Prevención del Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias del Banco de España.


La periodista Rosa Matas escribe en La Vanguardia de Barcelona que fortunas que tienen su dinero en Andorra y quieren reintroducirlo en España suelen diversificar sus entradas recurriendo a mulas, personas que llevan sus billetes a cambio de una pequeña parte de los euros que esconden al cruzar la aduana leridana de la Farga de Moles. “A los agentes de la Guardia Civil, las personas sorprendidas in fraganti siempre les aseguran que el dinero es suyo”. Así se lo cuenta el instituto armado, que una vez acabada la operación deja todo el proceso en manos de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria. Para localizar el dinero, la Guardia Civil ha contado alguna temporada con perros especializados en oler billetes. Actualmente no disponen de ninguno.

Un responsable de vigilancia aduanera en Catalunya lo explica así: “Casos hay múltiples, desde gente que efectivamente lleva su propio dinero hasta mulas que transportan el dinero de otros”. Algunos copian un sistema que se utilizaba ya con el contrabando de café y azúcar: ir en masa para que haya menos posibilidades de ser pillados”, ejemplifica un agente. “Si en un autobús van sesenta viajeros, piensan que tienen menos posibilidades de ser sorprendidos porque piensan que el control va a ser menos riguroso o el autobús no va a ser objeto de control”, ironiza. El funcionario, que prefiere guardar el anonimato, recuerda un caso de mulas en taxi. “Eran un par de taxistas pero detrás había un clan gallego que se dedicaba al narcotráfico y al tabaco de contrabando. El taxista llevaba a unos pasajeros y si se les pillaba en la Farga de Moles aparentemente el infractor era el viajero, pero la investigación comprobó que eran personas a las que la organización daba una cantidad de dinero para que ellos pasaran la frontera y sacaran el dinero de Andorra”, relata.

Siempre que hay una aprehensión de dinero las investigaciones van también al Servicio de Prevención de Blanqueo de Capitales (Sepblac), que abre un expediente sancionador al infractor -que conlleva la multa- por no haber declarado el origen del dinero. Depende del caso se da traslado tanto a la policía como a la Agencia Tributaria, para ver si hay blanqueo de capitales o simplemente incremento de patrimonio de personas que tenían bienes en Andorra que no han sido declarados y los quiere reintroducir sin el correspondiente pago de impuestos. Pese a lo llamativo de la estrategia, la presencia de mulas no va en aumento, remarcan los responsables. El servicio de vigilancia aduanera asegura que no se ha detectado ningún incremento ni de mulas ni de las actas de moneda. Es más, las estadísticas demuestran un descenso de las intervenciones totales de dinero.

Majadahonda Magazin