ZACARIAS M. MAILLO. Despejados los condicionantes previos de las campañas, ¿cómo se han llevado a cabo? En mi opinión no parece ajustado a las necesidades electorales el diseño de una campaña local en clave de formato tradicional, clásico y escasamente innovador (carpas en la Gran Vía y discretos actos a los que solo asisten los incondicionales, todo aderezado con el lanzamiento de eslóganes más bien vacíos, cuando no apelando al bloqueo del adversario). Hay que tener en cuenta que el PP tenía el difícil reto de vender un equipo renovado, liderado por un joven candidato (Álvarez Ustarroz) y un proyecto político continuista. Cs estaba obligado a defender una gestión municipal muy discutible con una candidata consolidada en la actividad municipal (Ana Elliot). El PSOE debía salir a competir con el aval de unos extraordinarios resultados a nivel nacional y magníficas expectativas regionales. IU mostraba continuidad pero con una nueva candidata (Lola Sánchez). Y Somos y Podemos pugnando entre sí por un espacio más bien reducido.


Zacarías M. Maillo

Como digo, a todos esos nuevos retos se les ha respondido con fórmulas antiguas. A mi juicio, el PP ha hecho dos cosas mal: por una parte, jugar de forma confusa con un mensaje que mezcla una eficaz gestión del pasado con un proyecto político renovado y, por otra, mirar de reojo a Vox y mimetizarse con algunos de sus argumentos, olvidando algo tan obvio como que si alguien le va a arrebatar la alcaldía, no va a ser Vox, sino Ciudadanos. El PSOE, por su parte, si bien disponía de unos extraordinarios recursos electorales: un experimentado candidato (Manuel Fort) con tres legislaturas municipales a sus espaldas y un amplio respaldo interno, un secretario general (Borja Cabezón), jefe de campaña de Ángel Gabilondo y número 9 en las listas a la Asamblea regional e incluso alguien tan vinculado a Majadahonda como Josep Borrell, número uno a las Elecciones Europeas), no ha sido capaz de explotarlos, limitándose a una campaña plana y discreta de carpa y eslogan manido e incapaz de promover actos aprovechando la fuerza y el impulso de la victoria electoral del 28/A.

Ciudadanos ha salido a la campaña local exhibiendo una peligrosa doble personalidad. Por una parte, atribuyéndose lo que de bueno ha salido del Ayuntamiento y evitando cualquier vínculo con las acciones discutibles del gobierno municipal de los últimos cuatro años (cuando todo el mundo sabe que no solo firmó un acuerdo de gobierno con el PP, sino que pactó presupuestos e incluso tuvo un miembro en la Junta de Gobierno). Y, por otra, tratando de conciliar la euforia de los resultados electorales del 28/A con el discreto perfil de su candidata (Ana Elliot). Como de costumbre, quien mejor se ha movido en redes ha sido Somos Majadahonda–Más Madrid, con una candidata (Sonia Ortiga) con el aval de una razonable y buena experiencia municipal. Muy al contrario de Podemos, con liderazgo débil y difuso (Mónica Carretero), y presencia social más que discreta. A mi entender, IU ha aprovechado bien la fuerza de una nueva y conocida candidata (Lola Sánchez) pero no ha sabido apoyarse en la reconocida magnífica gestión de su predecesor en el Ayuntamiento.

La primera sorpresa ha sido Vox, que se ha volcado en redes sociales y en presencia en la calle, donde ha conseguido que muchos ciudadanos se acercaran a su carpa de la Gran Vía atraídos por la novedad. “Caras amables para propuestas radicales”, me comentó una vecina que se acercó un soleado sábado. Curiosamente, nada se sabe de su candidato (José Rodríguez), ya que se preocupan y mucho de publicitar única y exclusivamente sus tres letras sobre el fondo verde. Y la segunda, VpMJ con su hiperactivo e incansable candidato (Carlos Bonet) a la cabeza, que ha tenido la buena idea de colocar en los carteles electorales la cara de una buena parte del equipo y no solo la suya. Su machacón argumento de gestión local sin dependencias externas puede ser un activo a tener en cuenta.

Por último, Centristas de Majadahonda, o, mejor dicho, el partido de Mercedes Pedreira, ha hecho lo que tenía que hacer: mezclar el saber hacer y experiencia de su candidata con el encaje ajustado de sus propuestas a las necesidades locales, gracias a su exhaustivo conocimiento de la ciudad, lo que en modo alguno le garantiza el 5% para salir elegida concejala, sillón que, por cierto, podría haber tenido asegurado si hubiese llegado a un acuerdo con Ciudadanos o liderado una opción más transversal y plural.

Majadahonda Magazin