SILVIA ANULA. La mañana del domingo 28 de enero (2024) fue muy especial y satisfactoria para mí en el estadio Cerro del Espino (Majadahonda), durante el partido Rayo Majadahonda – Cultural Leonesa, tanto en lo personal como en lo profesional. En primer lugar, en el ámbito futbolístico porque es muy satisfactorio realizar tu trabajo haciendo lo que más te gusta, en un estadio tan acogedor como es el Cerro y más en una mañana soleada de domingo que nos acompañaba, con un ambiente en las gradas de los que gustan. Y además de eso, reencontrarme con compañeros de trabajo que estaban disfrutando del partido, buenos aficionados/as, peñas (Walking Football, Virginia, el histórico periodista leonés Pablo Campos…) y hasta la seguridad del estadio, para los cuales solo tengo palabras de agradecimiento por el trato y el recibimiento tan bueno que tuvieron conmigo desde el minuto 1.
No quiero olvidarme de la gente tan simpática que conocí en el descanso del partido, que me manifestaron que escuchan o presencian cada semana el programa de Radio y TV dedicado al equipo, la ya famosa «Tertulia de La Oliva» de Radio Majadahonda y Majadahonda TV, a la cual le estoy muy agradecida. También, cabe mencionar la atención de los compañeros de prensa que siguen a la Cultural Leonesa que, sin conocernos de nada, tuvieron una actuación profesional brillante y un comportamiento personal de sobresaliente. Y como no, por parte del Rayo Majadahonda tengo que mencionar a su director deportivo, Néstor Susaeta, ya que no tengo palabras para describir la atención tan cercana que me mostró y para mí fue un honor y un privilegio poder disfrutar del partido junto a él.
Fue una mañana de domingo muy especial porque además nos pudimos divertir con el buen fútbol y con una sana y espectacular rivalidad entre ambas aficiones en cada rincón del estadio, que sin faltarse al respeto entonaban sus cánticos de ánimo a cada uno de sus equipos. Tampoco quiero olvidarme del deportivo gesto que tuvo la afición del Rayo Majadahonda aplaudiendo cuando Bañuz, el portero de la «Cultu«, se llevó un fuerte golpe en la cara por un balonazo del «gigante» y no menos espectacular Sergi García. El «fair play» de este gesto se repitió cuando Presa, uno de los jugadores leoneses, tuvo que ser sustituido antes de finalizar la primera parte por lesión, lo cual demuestra de verdad, con hechos y no solo con palabras, que la afición rayista es digna de admiración. Por otra parte, tal y como relataba al principio, no sólo fue satisfactorio en lo profesional sino también en lo personal.
Pocos saben, y no tienen porque saberlo, que cada vez que juega el Rayo Majadahonda en casa me recorro 300 km –y los que hiciesen falta– por seguir viviendo muchos momentos más como estos, en un lugar tan agradable y acogedor como es Majadahonda, pues aunque soy profesora y amplío mis estudios con un Máster de Periodismo y Comunicación en Madrid, los fines de semana vuelvo a mi casa en Linares (Jaén). Además, personalmente, el encontrarme con personas a las que quiero tanto, es algo que me motiva y mucho a pisar cada jornada el Cerro del Espino. En definitiva, un día para el recuerdo que no olvidaré nunca, como cada vez que piso este emblemático estadio. Y como ya dice el refrán español que de bien nacidos es ser agradecidos, gracias Majadahonda, gracias Rayo Majadahonda, gracias Majadahonda Magazin.