
¿Qué debemos hacer?
Muy sencillo, exigir que el pago se haga en un entorno seguro, donde nadie escuche y donde no se registren los tonos de las teclas al marcar los dígitos de nuestra tarjeta. Y un entorno seguro nunca tiene una persona tomando los datos, jamás, basta que recuerde los datos de una sola tarjeta para que el fantasma del fraude aparezca. Debemos no pedir si no exigir a los agentes, que nos garanticen la seguridad de los datos y si no hablan de cumplir la normativa PCI ya podemos salir corriendo. Los call centers que gestionan pagos deben cumplir esa normativa para poder manejar los datos de una tarjeta, deben asegurar que los datos viajan por canales totalmente seguros y que no se guardan ni se graban (por mucho que nos juren que la grabación de la llamada es por motivos de calidad), ni se escuchan. Sin embargo, se dan casos de tomar nota de dichos datos, de ir escribiéndolos en un formulario de pago según los van escuchando del cliente y, a veces, piden hasta el código de autenticación que nos manda nuestro banco por SMS para completar el pago. Atroz. Definitivamente, tenemos que exigir. Las empresas quieren vender y nosotros debemos tener la garantía de que hacen las cosas bien. Efectivamente, para ellas es un coste, aunque no tan alto, la verdad, pero para nosotros es nuestro dinero, el que sudamos mes tras mes por ganar.



