Portada del Libro «Majadahonda, Villa del Real de Guadarrama» y biografía de sus autores: «El cambio ha sido extraordinario, pasando en menos de medio siglo de los 3.000 a los 72.000 habitantes con que actualmente cuenta, y alcanzando una renta per capita que se cuenta entre las cinco primeras de toda España»

LOS AUTORES. (22 de agosto de 2024). Libro «Majadahonda, Villa del Real de Guadarrama» de próxima aparición. Podríamos muy bien comenzar diciendo que Majadahonda es uno de esos pueblos felices que no tienen historia, y esta sería una afirmación bastante cierta: se trata de una antigua aldea del Concejo de Madrid, que a pesar de su cercanía a la capital de las Españas apenas se ha visto salpicada por los grandes acontecimientos históricos –aunque, cuando le han llegado esas salpicaduras, su efecto haya sido devastador–. Es posible que en las cercanías, donde se junta el arroyo del Plantío con el río Guadarrama, en el paraje llamado del Villar -el nombre lo delata- se asentase una población visigoda, pues allí se halló un sarcófago de piedra de granito, del siglo VI. Si así fue, esa aldea desapareció sin dejar rastro. Majadahonda fue fundada durante el siglo XV -la primera mención documental data de 1432-, sobre un asentamiento ganadero sito en las despobladas tierras del antiguo Real de Guadarrama, en una pequeña hondonada en la que había entonces dos lagunillas en las que el ganado mesteño podía beber, y también descansar en un entorno arbolado. Pero el concejo aldeano de Majadahonda no fue erigido hasta 1480-1485, ya en los tiempos de los Reyes Católicos, por el propio Concejo madrileño, que intentaba frenar la acometida de los ganaderos mesteños segovianos y de los vasallos de los Condes de Chinchón –los vecinos Señores de Boadilla– y de los Duques del InfantadoCondes del Real de Manzanares–. El paralelo aumento de la ganadería madrileña obligó a sus regidores a luchar contra las entradas y roturaciones en las tierras de su término, y al propio tiempo a fomentar y preservar sus pastos: por eso tuvo Madrid interés en asentar poblaciones estables en Majadahonda y en Las Rozas, una zona al Oeste de la villa, hasta entonces salvaje y poco poblada.


Alfonso de Ceballos, Félix Javier Martínez Llorente, Ana Belén Sánchez Prieto, los 3 acreditados historiadores y autores del libro «Majadahonda, Villa del Real de Guadarrama»

DOS CLÁSICOS DE LA LITERATURA Y DOS GUERRAS. Majadahonda fue secularmente un pequeño lugar de pacíficos vecinos dedicados a la labranza, cuyos productos se vendían en la cercana villa y corte de Madrid. Nada hubo de particular en su devenir histórico, aunque en la villa y corte era bien conocida, como nos recuerdan las menciones del pueblo en las obras de Cervantes (nada menos que su celebérrimo Quijote, impreso en 1605), y de Quevedo (en su no menos célebre El Buscón, editado en 1626). No llegó a ser villa señorial –a punto estuvo de serlo en 1662–, y sólo la acometida francesa de 1808 –sobre todo en 1812– la despertaría de su secular letargo. Discretamente floreciente durante el siglo XIX, la guerra civil en la que desembocó la segunda república dará al traste no sólo con ese auge, sino con el pueblo entero: durante la batalla de la carretera de La Coruña (diciembre de 1936-enero de 1937), Majadahonda quedó en la misma línea del frente, y en las semanas que siguieron sufrió bombardeos terribles. La poco posterior batalla de Brunete acabó con los últimos restos de Majadahonda.


«Será durante el reinado de Don Juan Carlos I cuando, debido al desmesurado crecimiento de la capital de España, Majadahonda se convierta en una de las poblaciones cercanas que experimente un mayor auge, como lugar de residencia de tantos madrileños, en este caso de clase media y media-alta». En la imagen, la contraportada del libro.

UN CAMBIO EXTRAORDINARIO EN EPOCA DE PAZ: DE 3.000 A 72.000 HABITANTES EN MEDIO SIGLO. El caserío del pueblo quedó entonces completamente destruido, y todos sus vecinos se vieron forzados a huir y a refugiarse en otros lugares. Sólo al concluir el conflicto regresaron algunos, forzados a vivir en condiciones muy precarias hasta que el Gobierno de la posguerra, poco a poco, fue disponiendo la reconstrucción de la villa, que recuperó pronto el carácter rural y vecino a Madrid que siempre tuvo. Pero será durante el reinado de Don Juan Carlos I cuando, debido al desmesurado crecimiento de la capital de España, Majadahonda se convierta en una de las poblaciones cercanas que experimente un mayor auge, como lugar de residencia de tantos madrileños, en este caso de clase media y media-alta. El cambio ha sido extraordinario, pasando en menos de medio siglo de los 3.000 a los 72.000 habitantes con que actualmente cuenta, y alcanzando una renta per capita que se cuenta entre las cinco primeras de toda España. Estos son, en un apretado resumen, los orígenes y la evolución histórica de la villa de Majadahonda. (Continuará).*El libro «Majadahonda, Villa del Real de Guadarrama» se publica en septiembre de 2024 en formato digital e impresión bajo demanda. Lea aquí el Prólogo e Indice. Para solicitar un ejemplar escriba a redaccion@majadahondamagazin.es

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