
Alejandro Rodríguez de la Peña: «La llegada del Cristianismo al Mediterráneo origina una nueva mirada hacia el ser humano, una toma de conciencia avanzada, ya que se contempla la violencia pero empieza a aparecer también la culpa ante las acciones crueles, y entonces ya no se exhibe la brutalidad como era frecuente hacerlo en el Mundo Antiguo, como los infanticidios, la esclavitud y otros horrores que comienzan lentamente a desaparecer en el horizonte de la humanidad»
AITOR YRAOLA. (Majadahonda, 21 de diciembre de 2025). Una entrevista con Alejandro Rodríguez de la Peña, investigador de la violencia en la humanidad. El profesor Alejandro Rodriguez de la Peña, catedrático de Historia Medieval en la Universidad CEU San Pablo de Madrid, ha dedicado más de 20 años de estudio a esclarecer el cainismo en la Historia. Autor de una trilogía monumental sobre el tema y de otras publicaciones de su especialidad, me recibe en la cafetería de la Universidad CEU San Pablo en un ambiento estudiantil floreciente con una amplia sonrisa, algo que le honra tras haber indagado durante años la violencia en el Mundo Antiguo y en otras épocas históricas. Y a la pregunta de si es la ambición de poder del ser humano una mano destructora que mata para divertirse, Alejandro Rodríguez de la Peña responde: «Sí, San Agustín denominaba a esta fuerza la libido dominanti. Sigue siendo decisivo inculcar en la educación la compasión, ya que su ausencia desencadena los horrores que hemos visto en el nazismo, Ruanda o Yugoslavia, cuando primero se califica al otro como subhumano y luego se le animaliza llamándolo rata o cucaracha, lo que permite ya su exterminio, al no ser humanos. Las religiones, la educación y la espiritualidad son la esperanza de modos de promover una convivencia más humanas que no estigmatice o maltrate al débil».

Aitor Yraola es catedrático emérito en Islandia y vecino de Majadahonda y aporta con Alejandro Rodríguez de la Peña otro personaje en su serie de entrevistas con personalidades de la cultura española
Has escrito una trilogía monumental, ¿por qué decidiste embarcarte en un tema tan complejo y espinoso como el de la existencia de la violencia en la Historia? –Bueno, desde hace mucho tiempo el tema ha sido un desafío personal, las guerras santas han supuesto un desafío personal así como la convivencia entre la religión con la violencia cuando precisamente y contradictoriamente la religión ha sido un factor que ha apaciguado la violencia. Otro aspecto que me ha movido a interesarme por el tema ha sido la existencia del Mal con un Dios omnipotente. En tu primer libro de la trilogía, sobre la Antigüedad clásica, afirmas, según los testimonios recogidos, que en el Antiguo Oriente los Estados eran masacradores: en Grecia, Roma o Cartago se practicaron toda clase de atrocidades, ¿es el hombre un ser violento por naturaleza? –Es un tema complejo pero mi opinión es que son las masas, los grupos humanos, los que perpetran la violencia. La violencia política, por ejemplo, es colectiva, la violencia refrendada por la legalidad de un grupo, y todas las sociedades que he estudiado a través de testimonios escritos directos tienen en común la ejecución de una violencia atroz legitimada por una autoridad. La excepción han sido en el siglo XX, con las sociedades occidentales que han promovido y preservado los derechos humanos. Mencionas en tu libro la Era Axial como un antídoto contra la violencia, ¿podrías explicar este concepto? –Sí claro, es la idea de esperanza en la humanidad, son individuos carismáticos o grupos, tales como los monjes de los monasterios, que son capaces de cambiar una sociedad entera como ocurrió con la introducción del cristianismo a finales del Imperio Romano. Las religiones pertenecen también a esa Era Axial porque procuran hacer el bien, fomentan la compasión por el otro y la benevolencia, se trata de un ascenso a un estadio espiritual en el ser humano que posteriormente se convierte en normas legales.

«Las guerras santas han supuesto un desafío personal así como la convivencia entre la religión con la violencia, cuando precisamente y contradictoriamente la religión ha sido un factor que ha apaciguado la violencia»
Durante la Edad Media, ¿fue la violencia igual de brutal que en el Mundo antiguo? ¿se refinó por el proceso civilizatorio? –La llegada del Cristianismo al Mediterráneo origina una nueva mirada hacia el ser humano, una toma de conciencia avanzada ya que se contempla la violencia pero empieza a aparecer también la culpa ante las acciones crueles, y entonces ya no se exhibe la brutalidad como era frecuente hacerlo en el Mundo antiguo, como los infanticidios, la esclavitud y otros horrores que comienzan lentamente a desaparecer en el horizonte de la humanidad. En este sentido, la labor de los monjes y los monasterios en Europa constituyó un foco de conocimiento, humanidad y avance espiritual. Simone Weil afirma que en el hombre hay una tendencia a la iniquidad y a la depredación, ¿te parece correcto? –Sí, es una idea acertada, se trata de un combate entre la fuerza de la gravedad y la ascendente de la Gracia, el fuerte apabulla y abusa del débil con coacciones o violencia y eso sí parece ser una constante histórica. A esto se le llama pecado original aunque existen otras interpretaciones en la psicología moderna. Si recordamos los sucesos durante la Revolución Francesa, cuando la violencia se convirtió en el motor de la revolución; el odio a la religión, los urbicidios las deportaciones masivas y posteriormente, las guerras indias en EEUU, el aplastamiento de la revuelta irlandesa o el vandalismo del ejército francés en España sin consideración alguna para la población civil… ¿no son formas de violencia como en el Mundo Antiguo? –Sí, es cierto, los revolucionarios franceses se inspiraron en el Mundo Antiguo para perpetrar las atrocidades, imitaron a los romanos en su tolerancia hacia la crueldad y la violencia, unas acciones que muestran como el progreso espiritual va tan lento con regresiones a formas de violencia recurrentes.

«Los revolucionarios franceses se inspiraron en el Mundo Antiguo para perpetrar las atrocidades, imitaron a los romanos en su tolerancia hacia la crueldad y la violencia, unas acciones que muestran como el progreso espiritual va tan lento con regresiones a formas de violencia recurrentes»
Ya en el siglo XIX y XX se llega a las guerras coloniales con sus rapiñas, explotación del ser humano y violencia, por ejemplo en el Congo belga, con millones de muertos, o en Namibia, en un proceso devastador que culmina con la depredación del III Reich con un Hitler enloquecido que afirmaba que el Cristianismo era una infección semita, ¿es la violencia una maldición recurrente en la Historia? –Aquí vuelvo a citar a Simone Weil, quien estudiando los orígenes del hitlerismo citaba a Francia como potencia colonial y el virus africano, es decir, el haber aplicado la colonización europea en África como modelo para imponerla en Europa como hizo Hitler. En tu segundo libro, «El nacimiento del Estado y la crueldad social en las primeras civilizaciones», se afirma que la violencia indiscriminada contra los inocentes es un misterio, un enigma desde todos los puntos de vista; histórico, filosófico o antropológico, ¿es así que sin una autoridad coacticva que reprima o una fuerza espiritual superior que lo contenga, el hombre tiende al caos tribalista o a la opresión de los débiles? –Sí, se trata del misterio de la iniquidad, de hacer el mal por puro placer y sin beneficio alguno para el perpetrador. En el pasado, el cruel obtenía recursos, esclavos o beneficios pero en muchos momentos de la Historia aparece el sadismo patológico, la violencia gratuita, que es un gran misterio. Creo que la educación es el modo de curar esta patología, enseñar al violento a comprender y empatizar con el sufrimiento y la vida del otro. Lo que hoy llamamos sadismo era perfectamente legal en la Roma Imperial. La empatía y la compasión son los antídotos contra la aparición del sadismo, y en este sentido los ascetas y lo que denomino Era Axial fueron individuos y grupos excepcionales que renunciaron al mundo para llegar a un estado de elevación espiritual ejemplar. De momento sigue siendo necesaria la coacción de una autoridad que defienda al débil del más fuerte especialmente en momentos de caos.




Magnífica entrevista sobre un tema poco contemplado . Nadie se ha detenido a pensar la brutalidad del ser humano a lo largo de la historia
Una reflexión muy oportuna en estos días de paz y amor
Fantásticos el entrevistador y el entrevistado. Me ha hecho pensar mucho. Gracias a ambos.