AGENCIA EFE. Además de aislados, lesionados. Sin posibilidad de avanzar en su proceso de recuperación, de pasar por la camilla del fisioterapeuta, de someterse a las técnicas que rehabilitan su músculos. Para los deportistas que intentan superar una lesión, el confinamiento en casa supone un castigo especialmente inoportuno. «Este parón para mí es fatal. Cada día hacía una cosita nueva y ahora, en casa, la puesta a punto se va frenar mucho«. Así resume su situación Alberto Tallón, miembro de la selección española de gimnasia artística, que como muchos deportistas en fase de rehabilitación dejarán de disfrutar de las facilidades que tenían en sus centros de alto rendimiento, en su caso el de Madrid, cerrado a cal y canto como el resto de instalaciones deportivas de toda la geografía nacional. El coronavirus ha echado la llave.


Tallón se operó en septiembre de una grave lesión en el hombro derecho, un SLAP (rotura del labrum) tipo III, de la que aún está reponiéndose, seis meses después. «Me tuvieron que poner cuatro arpones y el tendón del bíceps», recordó.Una lesión en otras articulaciones permite al gimnasta trabajar en ciertos aparatos y dejar otros para cuando la recuperación sea completa. Pero el hombro se utiliza en las seis especialidades. «Me está costando volver», admite Tallón, de 26 años. «El fin de semana que viene iba a ser mi primera competición, en Alemania. Solo iba a hacer suelo y salto, para empezar a probarme. Y, en cambio, estoy en casa y sin saber hasta cuándo. Este parón», insiste, «para mí, bueno no va a ser». Tallón, de la Escuela de Gimnasia Majadahonda, ha estado durante estos meses de recuperación «en contacto permanente con el fisio, todo el tiempo. Le iba contando cómo me encontraba y, al final, iba a verle seis días a la semana«, indica. El trabajo de recuperación que hacía en el CAR con gomas, con mancuernas o con su propio peso intenta hacerlo ahora en su casa «con imaginación», aunque se mantiene al habla con el fisioterapeuta. «Él me va preguntando, yo le cuento y me comenta», dice. Por fortuna, los médicos ya le habían dado de alta y no debía acudir a consulta salvo que sintiera necesidad de hacerlo. «Estoy a un 50 ó 60% de mi mejor forma, como mucho. En barra, anillas o paralelas aún sentía bastante dolor. Tenía que calentar mucho para poder hacer vuelos«, señala Tallón.

«Empezaba ahora la temporada de competición y mis compañeros ya estaban haciendo todos los aparatos. Yo, cada día intentaba una cosita nueva. Esto lo para todo, pero hay que intentar llevarlo de la mejor manera posible porque no sabemos lo que va a durar», añade. Los profesores de su escuela, entre los que figura su hermano Jorge, también ex gimnasta, «creen que va a ser un año tirado a la basura, que toda la pretemporada se va a perder». Cuando acabe la cuarentena «habrá que volver a hacer una minipretemporada» que para los lesionados será más costosa. Todo ello sin olvidar que se trata de un año olímpico. La selección española de gimnasia está clasificada con un equipo completo para los Juegos de Tokio 2020. Mientras espera el desenlace de esta crisis, Tallón hace lo que la mayoría de los deportistas en fase de recuperación de sus lesiones: emplea el jardín o la buhardilla de su casa para hacer ejercicio, con instrumentos «muy básicos».

El aislamiento por el coronavirus fue tan repentino que no pudo prepararse un ‘gimnasio casero’ más completo. «Si lo llego a saber le habría pedido algunos aparatos al club». La camilla del fisioterapeuta, las máquinas de electroterapia que estimulan sus tejidos le esperan en el CAR de Madrid para cuando pueda volver a entrenar. Los tratamientos son ahora imposibles, como ya hizo notar la piragüista olímpica Teresa Portela antes incluso de que el aislamiento en España fuera total: un fisioterapeuta (ella lo es) no puede mantener un metro de seguridad con su paciente. Las lesiones tienen que esperar.

Majadahonda Magazin