
Alberto Vera: «llegué a Majadahonda a los 9 años, cuando los chavales transitábamos por un camino de tierra hacia el Zoco y todavía estaba todo rodeado de huertos y pequeñas casitas blancas»
MARIANA BENITO. (Majadahonda, 28 de septiembre de 2025). Alberto Vera Guardiola es el nuevo colaborador de MJD Magazin. Hijo de periodista, tiene 51 años (20-08-1974) y actualmente da clases de Yoga y trabaja en Paisajismo e Instalación de Riegos, aunque su auténtica pasión es escribir y comunicar, como confiesa en la primera parte de esta entrevista donde desgrana su curriculum y sus motivaciones. «Creo que he recorrido todas las actividades posibles: Hostelería, Administración, Construcción, Fontanería, Jardinería… Podríamos decir que me he dejado llevar por las circunstancias y que he disfrutado en cualquier trabajo. Para trabajar en cada actividad, traté de especializarme. Por ejemplo, obtuve el título de Instructor de Yoga y, después, el de Profesor. Para instalar riegos, me saqué el carnet de Fontanero instalador y estudié Botánica«. Y ahora va a empezar a colaborar con MJD Magazin tras aterrizar en Majadahonda a los 9 años, «cuando los chavales transitábamos por un camino de tierra hacia el Zoco y todavía estaba todo rodeado de huertos y pequeñas casitas blancas». Pero ¿Por qué el Magazin y que referencias tiene del medio?. Alberto Vera, que ya se ha estrenado con dos artículos y según la apreciación de los lectores ha dado la talla (un mínimo de 500 visitas), responde: «el periodismo local proporciona un aprendizaje muy valioso, en esta profesión. Es un buen comienzo. Primero hay que saber gestionar lo pequeño y, poco a poco, acceder a la información nacional e internacional. Lo mismo sucede en la política. De todos los medios locales de la zona Oeste me atraen los de Majadahonda porque allí conocí a mis mejores amigos y disfruté de espacios naturales y gran comodidad después de salir de la capital. MJD Magazin fue de los primeros que aparecieron en mi búsqueda».
Dice que el periodismo ha sido una vocación tardía, pero que ha practicado siempre la escritura, ya que en breve publicará una trilogía y algunos cuentos. ¿Sus colaboraciones serán informativas o literarias? – El periodista que trabaja en un medio, forma parte de un equipo. Quiere que todo funcione, haciendo su mejor aportación. Es una profesión vocacional. Por tanto, elaboraré las piezas que sean necesarias y con el estilo que se me demande. Tradicionalmente, del estilo literario y la opinión se encargan los autores con más experiencia y prestigio. Dicho de otro modo, escribiré lo que al director del medio, Manu Ramos, le parezca más adecuado. Creo que podría sumergirme en cualquier tema y dotar al contenido de cualquier estilo, porque ese conocimiento es el que se adquiere leyendo y escribiendo mucho. Recordemos que ya no disfrutamos de aquel periodismo del siglo XIX en el que los literatos accedían a los medios para ganarse la vida. Estamos aquí para informar al vecino de la manera más comprensible y escueta posible. Otra premisa ineludible es la documentación informativa, es decir, trasladar al lector absoluta verosimilitud y confianza.
Aunque no ha trabajado en ningún medio de comunicación, cree tener las aptitudes y la actitud necesaria, incluyendo los conocimientos necesarios sobre el periodismo digital, radiofónico y audiovisual. ¿Donde adquirió esos conocimientos y por qué no pudo desarrollarlos hasta ahora? –Si no he podido trabajar como periodista es porque nadie me ha dado esa oportunidad. Supongo que, a partir de los 50 años, es mucho más difícil conseguir el anhelado contrato. Sin embargo, sé que cada medio disfruta (o padece) una narrativa concreta. Los estudios universitarios de Periodismo se detienen en cada uno de ellos. Estudiamos la Comunicación en cada una de sus formas. A veces, unos se contagian del estilo de los otros. Encontramos películas basadas en videojuegos, reporteros televisivos que adquieren los vicios de la locución deportiva y, en general, todos los medios acaban rindiendo pleitesía al más exitoso, en este caso, al medio digital. El estilo comunicativo de las redes, con su peculiar lenguaje, se va extendiendo a todos los demás. El principal inconveniente, en mi opinión, es que el buen Periodismo no es muy compatible con algunos de sus rasgos comunicativos. La necesidad de actualización constante, la lucha por ser el primero en dar la noticia y la pérdida del lenguaje coloquial culto no ayudan al ejercicio de un Periodismo de calidad… Y, de la calidad de nuestro Periodismo, depende la calidad de nuestra democracia.
Viendo sus calificaciones, fue un alumno de matrículas y sobresalientes. ¿Como enjuicia la educación en España en general y en Majadahonda en particular? Siempre recibe muchas críticas y la irrupción de lo digital parece haber disparado el analfabetismo ortográfico y expresivo... –El profesor es el primer y más importante pilar para sustentar una sociedad basada en unos valores saludables que permitan, en primer lugar, la colaboración gracias a la cual el ser humano pudo prosperar y, en segundo lugar, la convivencia, sin la cual no es posible que una civilización perdure. En algunas ocasiones, fui mal alumno y, en otras, tuve malos profesores. Sin embargo, cuando el alumno y el profesor guardan una relación de respeto y amistad, aquello que se estudia adquiere grandeza. Lidiar con alumnos adolescentes es muy dificultoso, en especial cuando los padres delegan ciertos aspectos educativos en los profesores. Los valores universales se aprenden en la familia y deben potenciarse en los centros educativos.
¿Y en concreto como fue en Majadahonda su experiencia educativa? – Majadahonda sufre, como el resto de la comunidades, un sistema educativo kafkiano y opresivo. Las primeras escuelas se diseñaron para crear operarios, no para ilustrar al ciudadano, sino para alfabetizarle y colocarle en las fábricas. Ese método, casi militar, desprecia el talento innato con el que nace cada ser humano y la preciada e insustituible aportación que cada individuo podría hacer a nuestra sociedad. Sin embargo, con 8.000 millones de seres humanos consumiendo compulsivamente, sería muy difícil educar sin un método, por muy aplastante que sea este. Por último, el lenguaje es el código que rige nuestras comunicaciones. No se pueden cambiar las reglas del juego a mitad de partida. Si usted ha leído a Joyce o las columnas de Umbral, verá que se puede expresar con libertad una idea atendiendo a las emociones, acercándose al lector mediante ciertas licencias comunicativas, porque, al fin y al cabo, somos seres humanos. Pero no podemos permitir que el idioma o el significado de las palabras se desdibujen y, mucho menos, que un periodista pierda la corrección en su escritura. No es una cuestión reaccionaria, se trata de comunicar lo mejor posible. El ruido (comunicativo), la falta de vocabulario y la incorrección gramatical o sintáctica no alientan a la comprensión.
En las motivaciones de su curriculum confiesa que «siento verdadero amor por el periodismo local y por la zona que cubre su medio». ¿Sobre que temas tiene pensado escribir? –Si algún día adquiero el prestigio necesario, escribiré sobre cualquier tema que incite a una mejor convivencia entre nosotros y a la coherente existencia de nuestra especie en este entorno finito y limitado que es nuestro planeta. Percibo que el ecologismo, la política, la economía, el periodismo… son herramientas que deberían proporcionar bienestar y parecen haber sido fagocitadas por la narrativa del marketing. Confundimos las herramientas con los objetivos. El objetivo de todas ellas es ese bienestar social, en convivencia con el entorno natural. El dinero no puede ser un fin en sí mismo. Mientras tanto, escribiré aquello que proporcione continuidad y prosperidad al medio en el que trabaje, siempre que no contradiga las premisas éticas de la profesión, por supuesto. (Continuará).