
«Os presento un escrito a todos los jóvenes majariegos que dudéis sobre la importancia de las Humanidades, una especie de Imagine sarcástico, con todos los respetos por el fallecido John Lennon»
ALBERTO VERA GUARDIOLA. (Majadahonda, 27 de diciembre de 2025). Ciencias Versus Humanidades. Mis dos hijas y la mayoría de sus amigos han decidido dedicarse a la ciencia. Para mí, obviamente, es un alivio, puesto que, es casi seguro que no conocerán el desempleo y el tortuoso camino que asume el filósofo, el historiador o el periodista. Os presento un escrito a todos los jóvenes majariegos que dudéis sobre la importancia de las humanidades, una especie de Imagine sarcástico, con todos los respetos por el fallecido John Lennon. Los futuros científicos me aseguran que los estudiantes que se decantan por las humanidades lo tienen mucho más fácil. Aseguran que sus asignaturas, la materia y, en general, el esfuerzo de un científico es siempre mayor y, además, que sus aportaciones siempre serán más útiles. Me cuentan que los profesores de humanidades son mucho más simpáticos, pero percibo su sufrimiento cuando tienen que leer o estudiar los saberes humanísticos. Aun así, no son conscientes de la dedicación y el esfuerzo que requiere adquirir un mínimo de cultura. Los miles de millones de sinapsis y relaciones de ideas necesarias para adquirir cierto conocimiento, para dar sentido a todas esas letritas que aparecen en los libros.
Como me resulta tan evidente la errática creencia que les dirige hacia esta conclusión, en nuestras siempre constructivas discusiones tiendo a la socarronería, al sarcasmo. Imaginad, les digo, un mundo en el que la ciencia no dispusiese de los recursos comunicativos para poder ser explicada y publicada o que nadie dispensase motivación ética y filosófica a las investigaciones que reciben los recursos materiales que a todos nos pertenecen. Imaginad que el consumo de alguno de esos combustibles fósiles, a los que todos
rendimos pleitesía, y el dispendio de energía, en general, provocase guerras inventadas y conflictos interminables en los que, la vida del ser humano tuviese poco valor, en comparación con el beneficio económico. Imaginad que, a pesar de esta infame mercantilización de la energía, se produjesen apagones en países enteros.
IMAGINAD QUE, ANTE UN CAMBIO CLIMÁTICO PREDECIBLE, algunos políticos se compincharan con algunos empresarios para estafar a los ciudadanos con una tecnología “renovable” (leer el diccionario sería suficiente para destapar la mentira) casi más dañina que la anterior… que Occidente se dedicase a provocar conflictos en países subdesarrollados debido a sus tierras raras y que la minería, necesaria para esta nueva tecnología, esquilmase ecosistemas y pueblos enteros, sin posibilidad de ser reciclada una vez construida. Imaginad la estupidez de una especie capaz de envenenar el agua, el aire, el mar, la tierra, los alimentos… comprando a sus científicos para enmascarar la intoxicación universal. Imaginad un planeta del que casi no se puede salir, rodeado de basura espacial.
IMAGINAD QUE UNA PANDEMIA (CUYO ORIGEN AÚN DESCONOCEMOS CON CERTEZA) ASOLASE AL MUNDO ENTERO y que algunos delincuentes con corbata se dedicasen a enriquecerse con las vacunas, con las mascarillas y con las dispares consecuencias de un aislamiento global. Imaginad que se nombra a un grupo de expertos sin tener en cuenta su conocimiento, desconociendo su identidad o su valía e ignorando en qué se basan sus decisiones, de obligado cumplimiento para todos. Imaginad que utilizásemos la ciencia para crear bombas nucleares… armamento, en lugar de invenciones que solucionasen pacíficamente los conflictos sin la necesidad de que nadie se forrase por el camino.
IMAGINAD QUE LAS FARMACÉUTICAS SE ADJUDICASEN LA PROPIEDAD DE PLANTAS con compuestos curativos, coadyuvando a la desaparición de estas en su entorno natural y vendiéndonos a todos la continuidad de nuestra existencia a cambio de mucho, mucho dinero.
Imaginad que algunos de sus fármacos provocasen serias dolencias que solo pudiesen curarse con otros de la misma marca. Imaginad un mundo sin leyes, sin deontología… o, peor aún, con la jurisprudencia esclavizada por ilegítimas conveniencias particulares. Imaginad, en definitiva, un mundo inexpresivo, sin música, sin literatura… Un planeta consumido por tecnologías nocivas y consagrado al beneficio económico de unos pocos… casi arrasado y con poca probabilidad de enmienda. Imaginad una Inteligencia Artificial sin ninguna noción de lo que es la empatía y que respondiese, únicamente, al magnate tecnológico de turno. ¿Podrían preverse sus intenciones cuando, disfrutando de más inteligencia que sus creadores, controlasen nuestro sistema armamentístico, comunicativo y económico? Desinformación, aislamiento, personas adictas a pequeñas pantallitas y a una narrativa audiovisual basada en la burla, en la vulgaridad y en la exaltación de la estupidez… dopamina enlatada para niños, adolescentes y adultos sin que nadie fuese capaz de vislumbrar el correoso futuro hacia el que nos dirigiese tanta desidia.

«Olvidad la sociología, la antropología, el arte, la cultura… Olvidad la transmisión y la compartición de las emociones, la vigilancia y control de los poderosos…»
IMAGINAD UN MUNDO QUE OLVIDA SU HISTORIA, incluso la más reciente, para cometer los mismos errores del pasado, cada vez con peores repercusiones… eso sí, envolviéndolo todo con un falso humanitarismo a la carta, para disfrazar los soterrados intereses espurios. Olvidad la sociología, la antropología, el arte, la cultura… Olvidad la transmisión y la compartición de las emociones, la vigilancia y control de los poderosos… donde las innovaciones no tienen el propósito de mejorar la vida del ser humano o de generar una convivencia entre toda la biodiversidad existente, donde los números sustituyen a las letras y al pensamiento crítico en nuestro maleable y manipulable cerebro. Nunca existió tal enfrentamiento. Los músicos son buenos matemáticos. Cualquier artista convive con la ciencia, desde el escritor, al escultor. Según dicen los expertos, la física cuántica se acerca mucho a la poesía. Los primeros matemáticos eran filósofos y los poetas se deben a la métrica. Pero, sobre todo, ¡imaginad! La creatividad es nuestra principal y más valiosa particularidad. Más nos vale entender esto o no superaremos esta adolescencia tecnológica que, en la actualidad, nos mantiene al borde del colapso. Más nos vale procurar la humanización del científico y explicar bien la ciencia al humanista.








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