ALEJANDRO SALVADOR. A estas alturas de la película no creo sinceramente que la mayoría de las personas estén siendo conscientes de lo que debieran. Los hay que no salen de sus casas por miedo a contagiarse, también están los que no salen por miedo a que la policía los multe y otros no salen para que sus propios vecinos no los insulten, amenacen o avergüencen, pero todos se esconden detrás de un falso manto de responsabilidad y civismo, que ni ellos mismos se creen, sin darse cuenta que su miedo solo deja al descubierto la ignorancia, la inconsciencia, la incoherencia, la oscuridad y el desequilibrio que les ha llevado precisamente al lugar en el que se encuentran. Y hasta que no acepten este hecho, no podrán sentirse a salvo de nada y menos de este virus, porque el miedo produce estrés y éste nos lleva a caminar sin poder detenernos en lo que de verdad es importante, en lo que no requiere prisa, en lo que necesita calma, quietud y serenidad


Alejandro Salvador

No creo que sea tan difícil que recordemos que hay que vivir en el corazón y no en la cabeza, que es donde habitan todos nuestros miedos. No creo, sinceramente, que sea algo tan complicado de entender y conseguir, porque solo se trata de dejar de pensar y creer para empezar a sentir. Sí, a sentir que todo sigue un plan divino perfecto, que todo lo que sucede siempre es por alguna buena aunque extraña razón, aunque nos cueste un poco verlo. Que si empezamos por ocuparnos más de los demás y preocuparnos menos por nosotros, habrá suficiente para todos. Que si miramos y tratamos a los otros igual que miramos a los nuestros, como si fueran de nuestra propia familia, dejará de haber enfrentamientos. Y que si sembramos respeto, cosecharemos respeto, que si sembramos tolerancia, cosecharemos tolerancia, que si sembramos amor, cosecharemos amor. Que es así de simple, así de sencillo… Mira al mundo cómo te gustaría que el mundo te mirara a ti. Y ahora, desde este retiro, en la profundidad de tu alma pregúntate al mirar el mundo qué ves. Y sabrás lo que estás sembrando. Si no te gusta como te mira el mundo, cambia tu siembra, pero recuerda siempre, que sólo tú puedes hacerlo… Gracias. Para contactar con el autor pinche aquí.

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