María (izq) subió una foto con Morata en un centro comercial de Majadahonda: el futbolista se suele poner un gorro para pasar desapercibido pero le fue imposible y se desató la locura

LIDIA GARCIA. «Mañana de compras (y locura) en un centro comercial. La pareja pretendía pasar la mañana de compras en un centro comercial cercano a su casa, pero la expectación que generaron hizo que se tuvieran que irse antes de tiempo». La llegada del futbolista Álvaro Morata y su esposa Alice Campello ha causado furor en Majadahonda, según publica este 12 de diciembre (2022) la revista «Vanitatis», suplemento del corazón de «El Confidencial». Fue el sábado 10 de diciembre cuando irrumpieron en un conocido centro comercial de Majadahonda y «por la fecha, no es difícil imaginar que las tiendas no estaban precisamente vacías. Más bien todo lo contrario. Estamos hablando del fin de semana con el que terminaba este macropuente de la Constitución y que muchas personas han aprovechado para viajar y otras tantas para hacer compras y ultimar los preparativos de Navidad. Es el caso de Álvaro Morata y Alice Campello, que tenían planeada una mañana de compras que al final se tornó en una completa locura. Nos tenemos que situar a media mañana de ese sábado, con un centro comercial repleto de gente y muy pocas tiendas sin cola para los probadores o para las cajas».


PARADA EN ZARA Y EN LEVI´S. «Habían pasado solo unos días desde que la pareja volvió de Qatar, donde el delantero del Atlético de Madrid ha estado defendiendo la camiseta de la selección española hasta que el equipo fue eliminado frente a Marruecos. Una aventura en la que su esposa, Alice, no dudó en acompañarle junto con sus tres hijos, a pesar de que se encuentra ya en el tercer trimestre del embarazo y a punto de dar a luz a su primera niña. Así, aún con el recuerdo del Mundial muy fresco, Álvaro y Alice dejaron a sus tres hijos (Alessandro, Leonardo y Edoardo) en casa y se pusieron cómodos para disfrutar de esas compras y visitar tantas tiendas como fuera posible, sin alejarse mucho de su casa, puesto que el centro comercial que escogieron está a unos 10 minutos en coche de La Finca, la exclusiva urbanización de Pozuelo de Alarcón donde viven». La primera parada fue Zara pero en las bolsas que lleva en la mano se ve también la marca «Levi´s»: «Con lo que no contaban es que muchos de los clientes se percatarían de su presencia y harían que los planes de la pareja se complicaran, convirtiendo lo que pretendían que fuera una mañana tranquila en un absoluto caos».

«LA GENTE SE VOLVIO LOCA». «Testigos presenciales del momento han compartido con Vanitatis cómo fue su breve estancia en la tienda de Amancio Ortega. Y no pueden hablar mejor de uno y de otro. Aunque iban vestidos de forma muy discreta -incluso algunos nos confiesan que les costó reconocer a Alice por lo «sencilla» que iba, sin una gota de maquillaje-, muchos de los clientes no tardaron en acercarse a ellos para saludarles o pedirles una foto. Álvaro Morata y su esposa se habían separado de forma circunstancial para mirar prendas, y por separado accedieron a todas y cada una de las peticiones. «Muy majos y amables, atendieron a todo el mundo; se volvió la gente loca», son algunas de los detalles que nos dan. Quizá no previeron que su amabilidad provocaría un ‘efecto llamada’, haciendo que prácticamente nadie de los que estaban en la tienda quisiera quedarse sin un recuerdo con el futbolista del Atlético de Madrid, el máximo goleador de la Roja en su paso por el Mundial de Qatar o con su mujer.

TUVIERON QUE IRSE POR EL «REMOLINO» QUE SE FORMO. La multitud empezó a arremolinarse en torno a ellos, por lo que el personal de seguridad empezó a preocuparse tanto por ellos mismos como por las condiciones del propio establecimiento. Así que la solución que plantearon por las dos partes fue salomónica: no les quedó otra que marcharse de la tienda, casi sin haber empezado a mirar y sin finalmente hacer ninguna compra. De ahí que los planes de la pareja se vieran truncados, puesto que no pudieron acabar la mañana como habían previsto. Ahora bien, nos aseguran que no se vieron importunados en ningún momento y que, a pesar de que decidieron irse, también en beneficio de la propia tienda y los clientes, lo hicieron sin perder la sonrisa y sin un mal gesto para todo aquel que se acercaba a ellos… aunque eso suponga vivir momentos de auténtica locura en un centro comercial. Lea el reportaje completo aquí.

 

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