«Ante un Rayo Majadahonda mucho mejor con pelota que sin ella, el Deportivo salió a presionar arriba a partir de un 4-4-2 en el que el equipo orientaba la salida rival hacia una de las bandas» (Xurxo Gómez)

MANU RAMOS. El analista gallego Xurxo Gómez en Riazor.org ha analizado el juego del Rayo Majadahonda tras el último partido disputado contra el Deportivo de la Coruña y ha extraído diversas enseñanzas que podrian servir para el duelo de las 6 de la tarde de este sábado 30 de marzo (2024) en Sestao, Xurxo Gómez apunta que el conjunto coruñés desbordó a los rayistas con el balón directo: «la presión alta del Rayo Majadahonda le otorgaba al Deportivo no solo espacios lejos de Parreño, sino también situaciones cercanas a la igualdad numérica. El Deportivo juega entre Germán y los centrales, con los medios cerca y provoca que el Rayo se parta. Parreño juega largo sobre Davo y Barbero, muy próximos. El asturiano no gana el duelo, pero al estar demasiado lejos los medios rivales, recoge el balón y abre a Yeremay, que espera alejado para poder encarar. Así llegó el penalti. De hecho, en una de esas acciones, llegó el 0-1. Balón aéreo entre Davo y Arnedo que el medio no despeja y caza el asturiano, balón a banda y uno para uno de Peke con tiempo y espacio: penalti y ‘panenkazo’. Con estas dos salidas evidentes, el Deportivo no solo logró progresar con más facilidad, sino que también encontró un atajo hacia la meta de Sarr, como se demostró en el 0-1″.


«El conjunto que dirigía Erice era igual de agresivo para presionar alto como contemplativo una vez el Dépor se asentaba en campo»


«El Rayo priorizaba no desestructurarse, pero a costa de ser demasiado contemplativo»

EL RAYO MAJADAHONDA SE DESFONDÓ EN LA 1ª PARTE. «Pero más allá de esas vías, el equipo deportivista logró encontrar cierta fluidez en campo contrario gracias a su dinamismo con pelota y a la escasa oposición del Rayo. Una vez el Deportivo se asentaba en campo rival, jugaba con comodidad. El Rayo priorizaba no desestructurarse, pero a costa de ser demasiado contemplativo. Villares pasa a Yeremay, que recibe entre cinco contrarios sin que nadie le encime. Se puede girar y atacar de cara a la defensa, con opciones de pase entre líneas (Rama) o al espacio (Davo). Ideal. Porque el conjunto que dirigía Erice era igual de agresivo para presionar alto como contemplativo una vez el Dépor se asentaba en campo rival. Ahí priorizaba no desestructurarse, pero lo que acaba sucediendo es que permitía al Deportivo jugar a sus anchas. Mientras las ayudas de Nàstic o Sabadell impidieron a Yeremay, Lucas o Mella recibir cómodos, en Majadahonda el canario o Hugo Rama tenían tiempo y espacio para recoger los pases de sus compañeros y girar si era preciso», añade.

«Reguera y Arnedo, el doble pivote local, estaba solo»

«La presión alta del Rayo Majadahonda le otorgaba al Deportivo espacios»

«EL DOBLE PIVOTE DEL RAYO MAJADAHONDA ESTABA MUY SOLO». «Reguera y Arnedo, el doble pivote local, estaba tan solo como superado. Algo que, unida a la movilidad deportivista, terminó por descuajeringar a un Rayo muy poco agresivo. Siempre mirando más que entrando. Siempre permitiendo, apenas encimando. No lo aprovechó Rama, que pese a su buen encuentro encadenó malas tomas de decisiones a la hora de perfilarse o rematar que le hicieron desaprovechar ventajas. Pero sí lo hizo Yeremay, que cada vez que recibió por dentro o por fuera causó el terror ante la pasividad local», apunta Xurxo Gómez, que no tiene en cuenta que el equipo, además de entregado, estaba físicamente agotado y mentalmente derrotado por la superioridad coruñesa con el balón», escribe el cronista de Riazor.org.

«La entrada de Tavares y Expósito revitalizó al Rayo»

El Rayo provocó al Depor «varios lunares que pudieron costar caros»

«EL COLISTA NO SUPO COBRARSE LOS REGALOS». «Yeremay recibiendo el pase de Jurado en la acción del Rayo Majadahonda: 0-2 Deportivo. El canario controla muy solo y aunque Ceballos le encima bien, logra sacárselo de encima gracias a la pared previa con Barbero y el aclarado de Rama. Nadie encima al ’10’ en la frontal, que se inventa un golazo. Una demostración tan grande de su descomunal talento como de los déficits del Rayo» concluye el analista gallego. «Presión sí, pero ordenada. El solvente trabajo con balón del Dépor se completó con una actuación defensiva más que óptima, aunque con varios lunares que pudieron costar caros. Porque es tan compatible decir que el Deportivo defendió relativamente bien como colectivo con destacar que algunos errores individuales grotescos le pudieron costar extremadamente caros. Lo que sucedió frente en las salidas a Fuenlabrada, Tarazona o incluso Irún no fue tan diferente al encuentro en el Cerro del Espino. La diferencia estuvo en que el colista no supo cobrarse los regalos de Pablo Martínez o Germán Parreño.

«Ceballos le encimaba bien a Yeremay»

«Cuando estaba ahogado y no podía salir, el Rayo lo intentaba con envíos largos»

«UN RAYO MAJADAHONDA MUCHO MEJOR CON PELOTA QUE SIN ELLA». «El Dépor lleva al Rayo hacia banda y ahí, se empareja (Barbero, Yeremay, Jurado) con los rivales más cercanos al balón, mientras que los alejados (Rama, Davo, Villares) dividen su atención, al no haber posibilidad de pase hacia sus supuestas marcas. De este modo, ante un Rayo Majadahonda mucho mejor con pelota que sin ella, el Deportivo salió a presionar arriba a partir de un 4-4-2 en el que el equipo orientaba la salida rival hacia una de las bandas. Entonces, el equipo se emparejaba uno para uno en zona de balón, mientras los alejados dividían marcas. De nuevo una presión del Dépor agresiva. Villares detecta a Arnedo como hombre libre cerca de balón y ‘salta’ a por él desde lejísimos, mientras Ximo o Yeremay dividen marca entre dos futbolistas al reconocerse como alejados con pocas opciones de que el balón vaya a su zona. Con menos se defiende más».

«El Rayo pasó a jugar con un solo mediocentro y dos interiores ofensivos como Alberto Fernández -mediapunta hasta entonces- y Hervías -antes extremo derecho-«.

El acierto defensivo del Rayo Majadahonda «provocó errores individuales» en el Depor

LA ENTRADA DE TAVARES Y EXPÓSITO REVITALIZÓ AL RAYO. El Rayo, ahogado, no podía salir ya si no era con envíos largos. Y una vez eso sucedía, el cuadro herculino estaba preparado para esas disputas. Yendo hacia arriba y muy lejos de Parreño, pero con gente suficiente para protegerse en caso de perder el balón, pues tanto un mediocentro como un central podían estar de manera habitual más pendientes de las ayudas a compañeros que de marcar a un contrario. De este modo, más allá de los errores individuales, el Dépor apenas concedió en el primer tiempo. Y en el segundo, recuperó la energía en el momento exacto. Porque la entrada de Tavares y Expósito revitalizó al Rayo, que pasó a jugar con un solo mediocentro y dos interiores ofensivos como Alberto Fernández -mediapunta hasta entonces- y Hervías -antes extremo derecho-. El equipo majariego empezó a circular con más facilidad por el desgaste visitante, pero Alcaina y Rubén López elevaron de nuevo el nivel en esa primera línea de presión para frenar el arreón local. Así, sin demasiado brillo pero con cierta solvencia colectiva a pesar de algún resbalón individual, con el Rayo Majadahonda 0-2 Deportivo, el colectivo herculino volvió a pescar un triunfo rutinario. uno de esos que todos los campeones acumulan para ganar ligas. Uno de esos que en la primera vuelta se le escaparon en más de una ocasión», finaliza su informe

Majadahonda Magazin