Una extraña organización del pregón en Majadahonda: el Ayuntamiento alejó a la mayor parte del público del balcón del alcalde e ideó para ello una «traca» en la «piscina» con el escudo

J. BACHILLER/J. MARUGAN (Vídeo y Fotos). Media hora después de la prevista, en la tarde noche de este martes 13 de septiembre (2022) daba comienzo el Pregón anunciador del comienzo de las Fiestas en honor al Santísimo Cristo de los Remedios, patrón de Majadahonda. La climatología respetó este relevante acto, aunque horas después descargase con intensidad una copiosa lluvia. El alcalde, José Luis Álvarez Ustarroz, fue el primero en dirigirse a los numerosos asistentes, que por primera vez permanecían más alejados de la plazoleta del consistorio que en anteriores ocasiones. Fue un extraño acordonamiento del lugar al tiempo que los altavoces situados bajo los soportales de los laterales de acceso al consistorio obstaculizaban el acceso a la misma. Destacó también en esta ocasión que peñas como la Albarda o la Majada no estuvieran en su habitual ubicación cerca de la fuente y bajo la terraza donde tiene lugar el mensaje del Pregón. Las novedades llegaron incluso a ubicar la traca final sobre el pequeño hueco que tiene como fondo el escudo de Majadahonda, un montaje fuera del habitual que hizo pensar a muchos asistentes en que era una manera de evitar posibles actos de recriminación hacia el Equipo de Gobierno municipal, ya que todo gesto o sonido de reprobación a tanta distancia hubiera sido prácticamente inapreciable o audible.


A muchos asistentes les pareció algo largo el discurso del pregonero y sorprendentemente corto el del alcalde

El primer edil comenzó sus breves palabras de manera rauda y en tono elevado, agradeciendo la presencia de “autoridades, senadores y senadora, diputados de la Asamblea de Madrid, concejal del distrito Moncloa-Aravaca, alcaldes de Las Rozas, y Boadilla y viceconsejero de Universidades. Gracias a la Comisión de Festejos, a las Asociaciones, Hermandades, a los párrocos, clubes deportivos, peñas, representantes del comercio local y vecinos“, a los que añadió “en definitiva, a todas las personas que habéis trabajado con tanto cariño, con tanta dedicación para organizar estas fiestas”. Seguidamente expresó su «sincero agradecimiento» al “alma de las Fiestas”, las Peñas de Majadahonda: la Albarda, la Majada, la Estocada y la Peña Taurina Víctor Tallón. Para finalizar quiso rendir un sentido homenaje «a nuestro vecino Daniel González Arribas, que falleció hace unos días en un triste accidente en las Fiestas de Navalcarnero. Y desde aquí le vamos a mandar un fuerte abrazo a su familia y a sus amigos”. Y como presentación al pregonero dijo: “Julio es una magnifica representación de todos nuestros empresarios locales”.


La traca en la misma plazoleta del Ayuntamiento: un hecho inusual que alejó a los asistentes al pregón del balcón donde se pronunciaban los discursos

Llegado el turno del pregonero, Julio Valverde comenzó reconociendo: “no sabéis la ilusión que me hace cuando me llamaron para dar el pregón del pueblo de estas fiestas”, a lo que añadió: “es un honor, y más este año que son las primeras fiestas después de la pandemia, y la Filomena, el volcán de Canarias, y otras cosas más”. Seguidamente reconoció que “llevo este pueblo en las venas, desde que nací, y lo he visto cambiar mucho para bien, una barbaridad”. Entre los «gratos recuerdos» que mencionó en su discurso, destacó “la Gran Vía» porque «he pasado toda mi vida en ella”, haciendo referencia a comercios de hostelería de una época en la que la calle central no era peatonal: “Bar Victoria, el Bar de Mariano, el de Manolo…“. Para finalizar concluyó: “Echo de menos que salgamos más a la calle y tengamos más comunicación entre nosotros. ¿Para qué? Pues para conocernos un poco mejor”. Y un ruego: “hacedme un favor, salid ahí y pasároslo bien, en grande”. Y con un “Nos vemos por las calles de Majadahonda” y los vítores al Cristo de los Remedios, España, Majadahonda y al Rey, procedió a encender la mecha del cohete anunciador del comienzo de los festejos, tras lo cual se prendió la pirotecnia preparada para la ocasión, inundando el lugar de los típicos papelillos de colores.

 

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