Diego Costa, Arribas y Movilla en el Rayo Vallecano

J. FEDERICO MTNEZ. «El último año del Rayo Majadahonda no jugué en aquel equipo de tercera división que entrenaba Caturla, que era lo que yo pretendía. Y me quedé en Majadahonda pudiendo haber ido a otros equipos mejores con ofertas en firme del Real Madrid y Atlético de Madrid juvenil. Finalmente me quedé en Majadahonda pero no jugué ni un minuto y fue un año de fracaso porque no conseguí jugar lo que esperaba. El equipo iba mal, lo cogió Eduardo Valcárcel y luego Pablo López y ya con ellos sí jugué. Pero habiendo dicho que no a Real Madrid y At. Madrid ¡se me cayó el alma a los pies! Fue muy complicado. Al año siguiente me marché al Rayo Vallecano y me pasó igual: tampoco jugaba y me tuve que ir cedido al Navalcarnero. No obstante seguí trabajando igual y al final terminé jugando en otro lugar: volví al Rayo Vallecano B y hasta me hacen capitán. Ascendemos, y al año siguiente a Segunda División y al siguiente a Primera». Así se expresa el futbolista Alejandro Arribas en esta cuarta parte de la entrevista relativa a su etapa de formación en La Oliva. Sacrificio, trabajo, lesiones y como recuperarse de las mismas son las claves con las que traslada su experiencia y enseñanza:


Arribas y el portero Joel coincidieron en la selección madrileña juvenil: aquí en un partido Depor-Rayo Vallecano

¿Que otros recuerdos tiene de su etapa en La Oliva? –Cuando yo termino el segundo año de juveniles quedo máximo goleador del Rayo Majadahonda, campeón de España con la Selección sub 18 de Madrid tenía un entrenador muy bueno que se llamaba Alfredo y que lo había tenido también en el cadete. Yo era el único de Majadahonda, eran todos del Real Madrid, At. Madrid y Vallecano: Dani Parejo, Ignacio Camacho, el portero Joel… y le ganamos a la selección de Euskadi. Finalmente como quería jugar me bajaron del Tercera División al juvenil de División de Honor de nuevo y Alfredo me ayudó mucho. Me entendía y eso se agradece.


Arribas en la Cantera de Pumas (México). Foto de Oswaldo Ramírez (El País)

¿Nunca pensó en tirar la toalla y dejarlo? Los sinsabores serían muy duros… –Si hubiera tirado la toalla porque la cosa iba mal no hubiera llegado donde he llegado. Por eso es importante seguir y seguir porque la perseverancia al final te da la recompensa en un futuro. Hay que ir sembrando para luego recoger. Mi padre me lo enseñó: el trabajo paga y cuando en lugar de 1 hora trabajas 10 los resultados son diferentes. Yo no soy padre todavía pero si le enseñas a tu hijo estos valores desde pequeño el día de mañana será un hombre bueno, que es de lo que se trata, y podrás estar orgulloso de él. Si eso se lo empiezas a enseñar con 16 años en lugar de con 2 años, pues los frutos serán diferentes.

David Villa intenta zafarse del marcaje de Arribas

¿Que es lo que cuesta más en la vida de un futbolista? –El sacrificio de horarios, comidas y modo de vida de un futbolista es lo que más cuesta de todo este mundo. Cuando se oyó que Dembélé llegaba tarde a entrenar al Barsa, Piqué le respondió: hay que ser futbolista 24 horas y no solo las 4 o 5 que vas a entrenar. Llegas a tu casa y mientras tu mujer se come una fabada, tú almuerzas pollo con arroz blanco, verdura y ensalada. Todos los días. Eso cansa. A los 18 años todos mis amigos se iban por ahí los fines de semana por la noche y yo me tenía que ir a casa a dormir porque al día siguiente había que entrenar o jugar. Cuatro horas antes mi padre me daba una papilla y un zumo: ya existían los suplementos alimenticios o de proteínas pero no los conocíamos y como no teníamos nutricionista simplemente hacíamos lo que creíamos que estaba bien. Y antes del partido un batido. A las 11 yo ya estaba en casa y a las 12 en la cama. Los viernes salía al cine con mis amigos pero a las 11 en casa. ¡Con 18 años! No salía nunca. Mis compañeros, en cambio, salían por ahí. Por eso no se extrañaban que cuando decían quien había sido el mejor siempre decían que Alejandro Arribas. Y no era el mejor: simplemente era el que más había descansado, el que más entrenaba y el que mejor se cuidaba. Y de 30 partidos era el mejor siempre. Los otros un día jugaban espectacular pero los demás fallaban. Yo era siempre regular y mantenía ese nivel alto.

Con André Gomes cuando jugaba de falso 9

¿Siempre se ha preparado igual? –El profesional se prepara igual jugando en el Navalcarnero o en el Juvenil B del Rayo Majadahonda que en un partido de la Europa League. Obviamente cuando vas subiendo de nivel vas teniendo más posibilidades y vas teniendo más recursos. La preparación extra es mejor, la alimentación deportiva también: vitaminas, proteínas… y sé que eso vale un dinero. Comprar el pollo orgánico, el huevo campero de gallina de granja y la carne a la plancha pero alimentada con pienso natural… eso vale dinero. Así que además del sacrificio personal también está el económico.

Arribas con Munir, también formado en la cantera de La Oliva

¿Como le han tratado las lesiones en el mundo del fútbol? –Hasta que llegué a México nunca me había perdido por lesión ningún partido. Solo una vez me fisuré cuatro vértebras lumbares en una caída por un lance del juego. Jugaba contra el Racing de Santander en el Sardinero con el Rayo Vallecano pero gracias a unas técnicas mentales de una buena especialista que me recomendó mi padre, a los 10 días ya pude volver a entrenar. Me habían diagnosticado 8 semanas de baja. También allí se me salió el codo dos veces en otras dos caídas pero de ambas me he recuperado. Desde pequeño he hecho mucha prevención de lesiones con mi entrenador personal, mucho tobillo y mucha rodilla. Y al final toda esa prevención y entrenamiento extra te ayudan a que el día de mañana puedas recuperarte de esas lesiones. O que en lugar de tener 10 solo padezcas 2. Recuerdo un partido contra el Espanyol de Pochettino en Vallecas en el que fui convocado por Sandoval tras una lesión en la espalda. Y él declaró algo que me hizo mucha gracia: «Este jugador no es humano, está por encima de cualquier persona, ya que tiene una capacidad para recuperar lesiones que no es normal. Su recuperación ha ido bien, y acortando los plazos demuestra las ganas que tiene de estar con el equipo. Con precaución vamos a ver si puede jugar algún minuto», dijo entonces. Y se cumplió.

Majadahonda Magazin