JOSE Mª BABOT VIZCAINO. Voy a resumir bastante lo que ha sucedido hasta ahora con el asunto del coronavirus: el 31 enero, primer diagnóstico del virus. Fernando Simón dijo: «no habrá en España más allá de unos cuantos casos diagnosticados». Diez días antes, Pedro Sánchez declaró la emergencia climática. El 9 febrero, segundo positivo del virus. El 13 febrero, tercer caso. El Mobile World Congress anuncia que cierra definitivamente. Pedro Sánchez, el ínclito Sánchez, declara que «no corresponde a razones de salud pública en España». Fernando Simón, otro ínclito, espetó: «no existe riesgo de infectarse, la ansiedad está un poco fuera de lo razonable». El 24 febrero, el cuarto caso de virus. El 25 de febrero, el octavo caso. Tras la reunión interministerial sobre coronavirus, y sin anunciar una sola medida, Pedro Sánchez afirma en twitter que España necesita un Gobierno de acción, resolutivo y ejecutivo. Felipe González le echó la caballería por encima. El 26 de febrero, 14 casos del virus. Pedro Sánchez recibe a Joaquín Torra con honores y a dos banderas en Moncloa.

El 28 de febrero son ya 45 los casos. El 29 de marzo, con 59 casos, Pedro Sánchez anuncia medidas, sin decir cuáles, para aplacar a los agricultores. El 1 de marzo, con 169 casos, Sánchez defiendo el diálogo con Joaquín Torra, por si no había quedado claro. El 2 de marzo, con 125 casos, Sánchez anuncia la descarbonización. El 3 de marzo, con 169 casos ya, ocurre el primer fallecimiento. Mientras, el Gobierno presenta el proyecto de Ley sobre la Libertad Sexual. El virus les importa tres narices. El 4 de marzo con 228 casos y dos fallecidos, Sánchez, «ni más ni menos, a lo grande», emite sus condolencias. El 5 de marzo, tercer fallecimiento, y, de nuevo, el ínclito Sánchez anima a llenar las calles el 8-M, agregando: «sin feminismo no hay futuro».

El 7 de marzo, 430 casos y décimo fallecimiento. El PSOE reafirma en twitter que «hay que salir a llenar las calles», mientras Simón, el otro ínclito, afirma que el brote está bajo control y deja «a criterio particular» asistir o no al 8-M. El 8 de marzo, con 674 casos y 17 fallecidos, salen a la calle juntitas aproximadamente 120.000 personas, solo en Madrid. A la cabeza, el Gobierno con Irene Montero que, presuntamente, ya presentaba síntomas, y asisten, entre otros, Isabel Celáa, que asiste con guantes, la esposa de Pedro Sánchez, sin síntomas de momento, Carmen Calvo, con su gorra antivirus, etc, etc.

El 9 de marzo, de la noche a la mañana, el Gobierno cambia su actitud y ya no hay que salir a llenar las calles. El ministro de Sanidad dice el domingo que ha habido un cambio de situación. El 13 de marzo son ya 3.000 infectados y 100 fallecidos, cinco días después de haber llenado las calles El 15 de marzo, en el ajetreado Consejo de Ministros que dura 7 horas, el representante de la extrema izquierda, Pablo Iglesias, se presenta en él, de improviso, y rompiendo la cuarentena que se pedía, exige la nacionalización de las eléctricas y medios de comunicación y la autonomía total de Cataluña y Vascongadas en esta crisis del virus. Esto es, a groso modo, lo que se ha preocupado el Gobierno socialista de la crisis del coronavirus.

¿Y en Majadahonda que han hecho PP y Vox? Al fin y al cabo en toda España hay pandemia de este cruel virus y la ciudad no se ha escapado de este criminal bicho. Incluso, aquí está ubicado el Hospital Puerta de Hierro, que atiende a toda la Zona Oeste de Madrid. Y el Instituto de Microbiología, que analiza las pruebas de toda España. Podíamos haber sido ejemplo a nivel político de una acción ejemplar en esta materia, pero el virus también le ha venido grande a nuestro Ayuntamiento, a nuestro alcalde y a nuestro Equipo de Gobierno. La gestión del Ayuntamiento de Majadahonda, en este asunto, como por desgracia se nota y se ve en otros muy importantes para la ciudadanía y la propia ciudad, deja mucho que desear. No se ha notado que haya hecho algo favorecedor para los vecinos y los concejales, con el alcalde a la cabeza, se han limitado a recluirse en sus casas. Decepcionante también.