JOSÉ Mª BABOT VIZCAÍNO. El Consejo de Redacción de Majadahonda Magazin acaba de apercibir a un lector por proferir insultos en uno de sus comentarios y ello me da motivo para una reflexión sobre el particular. No me parece explicable «tunear» lo que se quiere decir o manifestar y hacerlo bajo otras espectaculares palabras. ¿Por qué se esconden, bajo esa falsa «libertad de expresión» –para no caer en juicios de valor- quienes quieren insultar, menospreciar o dejar en ridículo a alguien–? ¿Por qué se ocultan quienes de otra forma no quieren dejar al descubierto su poca educación?. Bajo esa nueva definición de «libertad de expresión», que no es otra cosa que insultar libremente, se esconden las bajas formas de educación que se han recibido o no. ¿Han pensado los inductores de aquellos que insultan, o menosprecian, o lo que sigue, que los puñales se les han de volver sobradamente lanzas? No les importa porque del diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (R.A.E) (si es que lo han leído o lo ojean de vez en cuando), lo que han aprendido ellos son las peores palabras que en él existen, estorbándoles las buenas palabras.


Babot Vizcaino

Y como consecuencia, la praxis que escupen son eso: malas palabras, decadentes, obscenas a veces y amenazadoras. Y así va la cosa en España. De mal en peor. Bajo esa nueva definición de la libertad de expresión nunca nos vamos a esconder los que no estamos acostumbrados a las malas palabras. No así «ellos». También hay que reconocer que quienes no han recibido una mediana -como mínimo- educación, no saben o no quieren expresarse de forma normal y degustar del buen hablar. Porque, según parece, les hace «machos alfa». Sin embargo, cuando se tiene una determinada edad para pensar, uno se puede «pulir». Hay un refrán, muy español, que reza: «quien no está acostumbrado a bragas, las costuras le hacen llagas«. Pues eso.

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