LIDIA GARCIA. «La gente se olvida que estas elecciones solo son para 2 años y que en 2023 hay que revalidar los resultados, y esta vez será más difícil, ya que coincidirán con las municipales». La sentencia no corresponde a Isabel Ayuso sino a Miguel Angel Rodríguez (MAR), el asesor de Comunicación de José Maria Aznar que «fichó» la joven Isabel Ayuso (que recordó que fue elegida presidenta con solo 40 años) y que compartió mesa, mantel y pantalla con la presidenta de la Comunidad de Madrid en el hogareño y gastronómico programa de Bertín Osborne (Tele 5). Con estas palabras, Rodríguez parecía querer dirigirse a los alcaldes, ya que a su juicio podrían «arrastrar» los desgastes municipales hacia la candidatura autonómica, ya que se supone que en esa nueva cita en las urnas ya no servirá tanto agitar el «espantajo» del comunismo y Pablo Iglesias o solo el de Pedro Sánchez. «Algo estará haciendo bien ¿no?» le señaló el propio Bertín sobre el presidente del Gobierno, a la vez que se jactaba además de su amistad con Felipe González, al que definió como «un tipazo». Además, recordó que ya en 2019 las encuestas le vaticinaban al PP quedar como «cuarta fuerza política», situación que logró remontar durante la campaña, quedando finalmente en segundo lugar por detrás del PSOE pero delante de Cs, a quien «succionó» en 2021.


El ascendente del asesor de Aznar pareció indudable y ella le llamó incluso «segundo padre». La presidenta de Madrid ha destacado que Miguel Angel Rodríguez «es muy trabajador, la maravilla que es ir delegando, dejando cositas abiertas y que alguien vaya por detrás cerrando esos detalles”, ha contado ella. ¿Qué es lo más injusto que han dicho de Isabel Díaz Ayuso? Para su jefe de gabinete una de las cosas que más le dolió «y fue algo muy injusto», es que le dijeran «que era tonta«. También se han encargado de decir que «yo era el que hacía las cosas y ella las estropeaba», ha asegurado. Rodríguez ejerció de anfitrión en su chalet de Majadahonda situado junto a la Biblioteca Francisco Umbral y traspasó incluso su papel de asesor político para desempeñar el de un algo impostado mayordomo: «Aquí se sienta la presidenta», dijo cuando Bertín quiso dirigirle a él algunas preguntas y él cambió la silla para que ella estuviera en mejor posición.

Con la habilidad y naturalidad que le caracteriza, Bertín le sonsacó a la presidenta aspectos inéditos de su personalidad. No solo el tatuaje en el brazo con la rosa del grupo musical «Depeche Mode» sino la coincidencia con el año y día de nacimiento de Pablo Iglesias. De hecho, pareció reprocharle que no le felicitara su cumpleaños cuando él sí lo hizo, en un desabrido gesto que parecía contravenir la buena educación de la que hacía gala. Particularmente enternecedora resultó cuando confesó que era hija de un padre empresario que se había arruinado y cuyos números rojos le costaron una enfermedad y posteriormente su fallecimiento, a pesar de que no se llevaba muy bien con él y que confesó que se parecía en su carácter dicharachero muy propio de las barras de bar. Isabel Ayuso tuvo una comisión de investigación en el Parlamento madrileño donde Vox se mostró especialmente incisivo porque al parecer su padre recibió ayudas públicas de la Administración del PP para reflotar la empresa y pagar deudas, algo que finalmente resultó infructuoso.

También cuando admitió que no le disgustaban los hombres algo mayores que ella y con barriga cervecera pero tipo Russell Crowe aunque pasó de puntillas sobre su primer matrimonio y sus parejas. O cuando confesó que ha tenido 3 progenitores, el sanguíneo, su hermano mayor y el propio Miguel Angel Rodríguez, que ejercía como un «segundo padre» ante la ausencia de éste. De hecho, el aludido contó una reveladora anécdota: cuando Pablo Casado se demoraba en la elección del candidato del PP a la Comunidad de Madrid (en España se eligen a «dedo» y no hay primarias ni se consulta a las bases o militantes), Isabel Ayuso esperaba ansiosa en la sede de la calle Génova hasta que dieron las 8 de la tarde. «Es inútil esperar más, creo que debes marcharte a casa», le sugirió Rodríguez, que creía que sus expectativas para promocionar a la hoy presidenta habían fracasado. Sin embargo, saliendo del metro Isabel Ayuso recibió la llamada providencial en el móvil. Cuando eso mismo le pasó a Aznar (nombrado por Manuel Fraga), este solo acertó a exclamar ante su mujer: «Ana (Botella), ¡me ha tocado!».

Por último, Isabel Ayuso aprovechó para desmentir que el empresario Kike Sarasola le hubiera dejado un apartamento gratis para vivir en Madrid. Ella aseguró que lo alquiló con su dinero, que lo pagó religiosamente (incluso con dos días de más) y que se limitó a los 100 días que duró su aislamiento cuando se contagió de Covid. Se confesó poco religiosa hasta que en la última campaña electoral mucha gente le paraba para decirle «rezo por ti», lo cual le hizo reflexionar. Y se destapó como una mujer más libre de la normal, ya que vivió en Ecuador, Irlanda o Malta cuando era adolescente «buscándose la vida» y compartió piso con «desconocidos» en Madrid cuando lo que quería era independizarse a toda costa del reducto familiar. Por último, dijo que se licenció en Periodismo, que repitió curso siendo pequeña y que de matemáticas sabe lo justo. Genio y figura…

Majadahonda Magazin