Varios alcaldes, entre ellos el de Majadahonda, Narciso de Foxá pero también el de Las Rozas, José de la Uz; la de Collado de Villalba, Mariola Vargas; el de Villanueva de la Cañada, Luis Partida Brunete; el de Navalcarnero, José Luis Adell; el de Galapagar, Daniel Pérez y el de Colmenarejo, Julio García, así como los portavoces municipales del PP de San Sebastián de los Reyes, Raúl Terrón, o el de Móstoles, Alberto Rodríguez de Rivera, acudieron en «auxilio» político de Cristina Cifuentes en la Asamblea de Madrid. La presidenta se defendió del «caso máster» justo el mismo día en que el rector de la URJC, Javier Ramos, y el vicerrector de Postgrado –el mismo nivel que supuestamente cursó Cifuentes–, José Mª Álvarez Monzoncillo, acudían al Ayuntamiento de Majadahonda: querían comprar o alquilar el edificio a medio construir por el banquero Miguel Blesa antes de su suicidio tras la quiebra de Caja Madrid y que iba servir de sede de la London School of Economics and Political Science (LSE), según desveló MJD Magazin. Sobre el debate, la opinión pública se encuentra dividida, lo que supone «de facto» un triunfo político en el primer asalto de este largo combate en que se va a convertir el «caso máster». La sesión parlamentaria «salpicó» a otros 7 políticos cuyo curriculum académico fue puesto en entredicho. MJD Magazin ofrece todas las versiones de este evento parlamentario:


F. UTRERA. La verdad «fabricada» y la otra verdad «ocultada». La presidenta madrileña Cristina Cifuentes parece haber sorteado el primer asalto de un largo combate que va a tener lugar a 1 año de las elecciones a propósito de la cuádruple investigación –judicial, académica, política, mediática– con que se va a analizar su master. Cifuentes me dio la sensación de haber «fabricado» una «verdad», y esta vez pruebas exhibió en este sentido, aunque no el polémico TFM, que sigue «desaparecido». Otra cosa es que las «pruebas» las hayan «encontrado» otros –los mismos quizás que le facilitaron el máster–, y que al presunto delito de fraude haya que añadir otro de «falsificación», como adelantó este miércoles El Confidencial. Pero más allá de conjeturas que habrá que demostrar con peritajes independientes –firmas falsificadas, actas fraudulentas, presencias inverosímiles–, la presidenta supo defenderse dialécticamente sin más fisuras que las de su propia versión. Juega en su contra el enorme descrédito de los políticos en España en particular y el resto del mundo en general, con fama de tramposos, aprovechados y tahures (Personas Políticamente Expuestas (PEP), los denomina la Unión Europea cuando son inspeccionados en bancos y aeropuertos). A su favor juega que la «verdad fabricada», si no logra demostrarse el «amaño» en la falsificación de pruebas –grave delito intentar engañar a la Justicia–, es la única válida judicialmente, aunque no políticamente.

Pero los centenares de miles de personas que presenciamos el debate parlamentario por televisión (Telemadrid y La Sexta retransmitiendo) –y la posterior comparecencia ante los medios de los portavoces políticos–, también oímos otras acusaciones que quedaron sin aclarar, tanto sobre los «viejos» como los «nuevos» partidos: 2 dirigentes del PSOE, 2 de Ciudadanos (Cs) y 3 de Podemos, según lo escuchado, han cometido graves irregularidades académicas o curriculares tan sorprendentes como las que amenazan a Cifuentes. La prensa ha reproducido sus nombres porque esa enorme sombra de sospecha les va a perseguir ya de por vida hasta que no la aclaren. Cifuentes lo ha intentado –con escaso convencimiento, según las redes sociales, que ya han sido bautizadas como el «quinto poder»– pero los 7 silban y miran al cielo creyendo que su disimulo los absolverá. Craso error que el tiempo demostrará inane.

JULIA BACHILLER. Cristina Cifuentes ha vuelto a dar muestras de sus dotes de oradora: de una manera firme y segura ha defendido su inocencia ante los hechos de los cuales se le acusa, más con sus palabras que cuando ha mostrado los documentos que acreditan la realización del master, documentos cuya veracidad puede llevar a la duda. Cifuentes ha sabido destacar un punto esencial, a mi parecer, al hacer referencia a la importancia que se le está dando al debatido master: es un complemento a su carrera universitaria de Derecho que no ha influido en el desarrollo de sus funciones como presidenta de la Comunidad de Madrid. “Desprestigio personal”: me quedo con esta frase dicha por ella, la cual resume en mi opinión los hechos y la cual la sitúa como un duro adversario al que no pueden achacar otro tipo de delitos que no sea la obtención de un simple master. Engrosar los currículos con títulos y diplomas a veces nos puede jugar malas pasadas, como muestra lo sucedido, pero lo que ha quedado claro y tanto la presidenta como la oposición han conseguido esclarecer, es el mal funcionamiento de la URJC: multitud de fallos y corrección en las notas de los alumnos. La importancia de lo sucedido yo la definiría así: mucho ruido para que resalten los partidos de la Oposición ante las próximas elecciones y pocas nueces para el Partido Popular, que conociendo la insignificancia de lo sucedido, ha arropado en todo momento a Cristina Cifuentes. Si hubiera sido un caso de corrupción seguramente disminuirían esos apoyos.

El Mundo: Set ganado por la presidenta madrileña y paso a la siguiente ronda a la espera del final del partido. El aval de Génova a Cifuentes fue muy importante aunque tal vez, incluso más, el hecho de que Ciudadanos no pidiera su dimisión y se limitara a reclamar una comisión de investigación. Génova dejó únicamente en manos de Cifuentes la resolución del conflicto. Primero silencio y después, una vez aportó los documentos, apoyo. La operativa de este miércoles fue idéntica, con la única diferencia de que el tema ha crecido demasiado y de que el PP afronta este fin de semana la relevante cita de la Convención Nacional. Génova sostuvo a Cifuentes para que todo el partido la sostenga. Porque dejarla sola en estos momentos sería acabar con ella. Pero la preocupación por la evolución de este asunto invade a todos los ámbitos del partido. Sobre todo porque hay derivadas abiertas: la investigación de la Universidad Rey Juan Carlos y la denuncia de las organizaciones estudiantiles ante la Fiscalía. Fuentes populares admitían y se dolían del problema que genera de manera inmediata su presencia en la Convención Nacional. «Ahora la atención se centrará en el entusiasmo con que la saluda Rajoy, en con quién habla o no o si se le aplaude más o menos que a otros. Con lo fácil que habría sido el primer día presentar el Trabajo de Fin de Máster», señalan.

El País: Cifuentes no convence. Queda la sospecha de que obtuvo el máster solo mediante amaños y favores. Las sospechas de falseamiento que pesan sobre el máster que cursó la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, deterioran gravemente la confianza en los políticos, ya suficientemente erosionada en este país. El caso no es, como puede aparentar, un hecho menor. Afecta de lleno a la ejemplaridad a la que se deben los líderes políticos; que es especialmente relevante en Cristina Cifuentes, supuesta abanderada de la regeneración del Partido Popular, formación a la que pertenece, acorralada y debilitada por graves casos de corrupción. La duda fundamental que las informaciones periodísticas han sembrado sobre el máster de Cristina Cifuentes en la Universidad Rey Juan Carlos es que este no fue completado de forma exitosa y legal de acuerdo con los procedimientos habituales a los que se someten todos los alumnos, sino valiéndose de amaños y favores. A falta de esa confianza en la palabra de los políticos, más preocupados por el contrataque al rival que por hacer resplandecer la verdad ante los electores, es la Universidad Rey Juan Carlos la única que puede desbrozar en parte el camino, aunque ello suponga un incómodo análisis de sus procedimientos. La petición del rector Javier Ramos a la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas de observadores independientes para investigar lo ocurrido es la mejor iniciativa.

El Español: Para defender a Cristina Cifuentes en la polémica de su máster, el PP ha recurrido a lanzar una sombra de sospecha sobre el currículum de otros políticos. Durante su intervención, el portavoz del PP en la Asamblea de Madrid, Enrique Ossorio, ha hecho un repaso de casos de supuestas irregularidades y de currículos hinchados. Pedro Sánchez (PSOE): Ossorio ha sembrado dudas sobre la «misteriosa» tesis doctoral del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Su trabajo provoca “muchas dudas”, ha dicho, porque lo hizo “en tiempo récord” y nadie lo ha visto, ya que está «bajo siete llaves» cuando las tesis doctorales son públicas. «Es un caso que huele mal», ha añadido. Elena Valenciano (PSOE): La eurodiputada del PSOE falseó su currículum, como ella misma reconoció, debido a un «fallo en la traducción». Señalaba que era “licenciada en Derecho y Ciencias Políticas”, cuando en realidad jamás se había graduado en ninguna de las dos titulaciones.

Miguel Gutiérrez (Cs): en su currículum decía ser “doctor ingeniero”, titulación que equivale a la de ingeniero superior, cuando en realidad era ingeniero técnico. «Dos grados menos», precisó al describir el curriculum falseado. César Zafra (Cs): infló su currículum porque “mintió sobre su experiencia laboral”. Ossorio ha puesto en tela de juicio varios trabajos de Zafra relacionados con el ámbito del “ocio digital”. «No pedimos una comisión de investigación cuando el diputado César Zafra dijo en su currículum que era abogado y no lo era».

Lorena Ruiz-Huerta (Podemos): dice haber cursado un máster en la Universidad de Navarra, título que Ossorio pone en duda. “Hemos hablado con alumnos de ese curso y nos han dicho que no la han visto por ahí”. Íñigo Errejón (Podemos): «Errejón había cobrado 1.825 euros mensuales de la Universidad de Málaga gracias a un enchufe de un compañero de Podemos y sin acudir por allí…». Errejón fue expedientado y sancionado por no haber ido a Málaga y por compatibilizar sus retribuciones de Podemos con las de la universidad». Juan Carlos Monedero (Podemos): El Juzgado de lo Contencioso administrativo número 3 de Madrid ha confirmado la sanción por “falta muy grave”, impuesta por la Universidad Complutense (UCM) a Juan Carlos Monedero por realizar “actividad privada retribuida sin autorización”, aunque rebaja de 6 a 4 meses la suspensión de funciones. La información reservada de la UCM finalizó con propuesta de “incoar expediente disciplinario por presunta comisión de falta continuada muy grave de incumplimiento de las normas de incompatibilidades”, recoge la sentencia.

 

Majadahonda Magazin