ALEJANDRO SALVADOR. Una misma acción en un cierto número de individuos o «masa crítica» puede hacer que todos los demás del grupo aprendan, sin que nadie les enseñe, al instalarse este aprendizaje en el inconsciente colectivo en forma de «bites» de información. Esto sucedió en 1952 en la isla japonesa de Koshima en una colonia de monos y que llegó a conocerse como el fenómeno extraño del centésimo mono. Desde entonces se ha estado investigando sobre este fenómeno y a saber la de experimentos que se habrán hecho, durante tantos años. Y a colación de esto me viene a la memoria algo que empezó a suceder hace algunos años y es que una serie de personas conocidas como guías espirituales o «despertadores de consciencias«, se habían propuesto tratar de despertar a muchas personas dormidas espiritualmente a través de sus charlas, cursos, talleres, libros, consultas, etc.con el gran propósito de intentar llegar a esa masa crítica desconocida para poder conseguir que el resto de los seres humanos de todo el planeta, terminaran despertando su consciencia, aunque ellos no hicieran nada por su parte para despertarla. Y esto sucedería con más intensidad a partir del año 2012.


Alejandro Salvador

Esto me plantea una pregunta: ¿será este encierro la respuesta a ese intento desesperado por despertar la consciencia general?. Tal vez no se haya podido conseguir como se esperaba, pero al menos se ha podido provocar un parón general en seco para que empecemos por tomar consciencia del ritmo tan acelerado que estábamos llevando sin darnos cuenta, para que comencemos a ser conscientes de muchas cosas. Sin embargo, a pesar de este parón, todavía hay muchos que no se han enterado que esta crisis es responsabilidad de todos, que cada uno a su manera, la hemos hecho posible, por nuestra forma de vivir tan egoístamente inconsciente y que el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, que esto ya se veía venir, si lo extraño ha sido que esto no sucediera antes y de peor manera. Que se nos venía avisando por muchos sitios y no hacíamos caso y seguíamos a nuestro aire, que no queríamos creer en el cambio climático, en que la Naturaleza nos estaba advirtiendo a su manera, que muchos se esforzaban por hacernos despertar y muchos otros dieron su vida por ello, que nos hemos estado cachondeando de todo aquel que trataba de alertarnos de alguna manera, que ya es hora de reconocer que somos unos ignorantes e inconscientes jugando a ser dioses, pequeños dioses de barro, pero el barro es tan frágil y quiebra con tanta facilidad.

A ver si por lo menos tenemos claro que mientras sigamos echándole la culpa a los gobiernos, a los poderosos a nivel mundial, a las multinacionales, a los iluminatis, a los extraterrestres o a quien sea, vamos a seguir encerrados por «descerebrados» y arrogantes pero sobre todo por egoístas que los que más viven en el ego, son los que más culpan a los demás para no asumir su responsabilidad. Es curioso, como ahora, una vez más, los que más tienen porqué callar, son los que más ruido hacen, los que más se quejan, los que tratan de darnos lecciones de moralidad, civismo y solidaridad desde su hipocresía, egoísmo y deshumanidad más grandes. Y esto tal vez nos pase porque como alguien dijo una vez: vivimos en un mundo en el que a cualquiera que le llamen gordo será capaz de ponerse a dieta, pero si le dicen tonto, no se le ocurrirá coger un libro, ni de broma. Gracias. Pueden contactar con el autor aquí.

Majadahonda Magazin