
Por otro lado, el considerado ‘cabecilla’ de la trama ha pedido a Peñas, al también ex concejal Juan José Moreno y al ex alcalde de Majadahonda Guillermo Ortega –también acusados en esta causa– que sean «honestos» y expliquen a la Fiscalía y al tribunal qué «responsabilidades» tenía en el Ayuntamiento su ex mujer, Carmen Rodríguez Quijano. «No era funcionaria, ni cargo electo, era una persona de confianza. Recibía instrucciones del alcalde y de Pepe Peñas«. Así, ha insistido en que espera que el denunciante deje «al margen toda la historia personal» que tiene en su contra y sea «honesto» con Rodríguez, acusada también en esta causa. En cuanto a los regalos efectuados a Ortega, Correa no ha sabido precisar los que le entregó y sólo ha recordado haberle pagado «algún viaje». «Lo que sí sé es que le hemos ayudado en campaña, que dimos dinero para la campaña municipal», ha indicado. «Era amigo mío, yo era el padrino de su hijo», ha insistido y ha justificado que sufragara el pago del abono del Atlético de Madrid para el antiguo primer edil popular: «Ayer dije que era del Atleti: yo tenía 25 palcos», ha concretado.
Asimismo, ha constatado que Quijano compró una vivienda a Ortega, porque éste la «obligó» ya que la que era su esposa era empleada del Ayuntamiento. Para hacer efectiva la compra del inmueble, Rodríguez Quijano solicitó un crédito a Caja Madrid, algo que a Correa le pareció «tal majadería y tal tontería» que dejó de hablarle durante «15 días». También ha hecho referencia a un vehículo de la marca Lincoln que Correa trajo desde EEUU, el habitual que emplea el gobierno americano. «Era un coche que no se puede comprar aquí en España, es muy difícil circular con él porque es muy grande», ha explicado que Ortega le ofreció venderlo a una sociedad para utilizarlo en ceremonias nupciales. Con el apartado de la causa centrado en Majadahonda, la Fiscalía ha dado por finalizado su interrogatorio al cabecilla de la trama tras repasar las piezas relativas a Castilla y León, Comunidad de Madrid y los ayuntamientos madrileños de Majadahonda, Pozuelo de Alarcón, el de la capital y el malagueño de Estepona.
El juicio continuará este lunes –única sesión prevista para la semana que viene–, a partir de las 10.00 horas cuando Correa, según ha anunciado, contestará a las preguntas de la acusación particular de PSOE de Valencia y a su defensa. El tribunal presidido por Ángel Hurtado ha anunciado que el próximo acusado en declarar, por la «brevedad» de su declaración, ha dicho, será Álvaro Pérez ‘El Bigotes’. La defensa de Pérez se ha opuesto a esta decisión del tribunal ya que, en su opinión, no se puede conocer la duración de una declaración hasta el momento en el que se esté efectuando.

Ha admitido asimismo que le entregó dinero en metálico por alguna obra adjudicada gracias a su intermediación y, al ser preguntado si le compró un Jaguar, ha dicho que Ortega le hizo «un favor» vendiendo a una empresa de bodas un Ford Lincoln que se trajo de EE.UU. «Lo hice porque era amigo mío y teníamos una buena relación, pero no para que me diera trabajo en Majadahonda, porque me dio poco», ha dicho. A preguntas de la fiscal, ha negado que le regalara un coche de marca Mini, vehículo que en realidad es suyo: «Lo sigo usando porque lo tengo en la puerta». Correa ha dado su versión sobre la adjudicación de dos solares en Majadahonda que causó la dimisión de Ortega y de los concejales del municipio José Luis Peñas (que luego le delato) y Juan José Moreno. Para Correa, este asunto es «la génesis» del caso Gürtel y por lo que están 37 personas sentadas en el banquillo, y así ha querido explicar al tribunal «y a toda España» lo que pasó.
Ha afirmado que el Ayuntamiento quiso vender por 700 millones de pesetas dos terrenos a una empresa municipal para hacer vivienda protegida, lo que le parecía «una barbaridad» porque el consistorio dejaba de ganar mucho dinero al no sacarlas a concurso para constructores privados. Finalmente, Ortega sacó a concurso el terreno, al que ha reconocido que optaba un empresario amigo suyo que, de ser adjudicatario, había le habría pagado una comisión a Correa. Según su versión, a 48 horas de sacar el concurso se montó «una guerra en Génova» y Esperanza Aguirre ordenó a Francisco Granados o a Pío García Escudero que hicieran un nuevo concurso público, que se adjudicó finalmente a Sacyr Vallehermoso por 21.000 millones de pesetas. Aguirre obligó entonces a dimitir a Ortega y a los dos ex concejales, de los que Correa se hizo cargo porque le pareció «una injusticia». «Queríamos que aguantara el tirón porque él tenía la razón», ha dicho sobre el ex alcalde.








