DANIEL BERNABÉ*. Todos somos extraordinariamente diversos y eso es algo que nos llena de riqueza: tenemos gustos diferentes para la comida, animamos a equipos de fútbol de diferentes colores y amamos a quien nos da la gana. Lo malo llega cuando empezamos a confundir esa diversidad, esa diferencia, con la desigualdad y pensamos que cuanto más individualistas nos mostremos más posibilidades tenemos de que nos vaya bien en la vida. Un secreto que usted ya conoce: bien, bien, les va siempre a los mismos. Cuando usted coge un transporte público lo comparte con gente muy diferente pero con los que le une algo muy concreto: todos los pasajeros vuelven o van a trabajar o a estudiar. Es decir, la única manera que tienen para subsistir es su trabajo, incluso a veces montando pequeños negocios con extremas dificultades o siendo autónomos para intentar ese proyecto que no cabe en otro sitio. Algunos, cada vez más, carecen de contrato de trabajo y se colocan una mochila y cogen una bici para ser empleados a destajo. Menuda contemporaneidad, los nietos han acabado trabajando de la misma mala manera que los abuelos. Si el trabajo afecta a nuestra vida de una forma tan directa parece lógico que el sentido de su voto apoye a opciones que propongan algo más que bajar el impuesto de sociedades, como hace la derecha. Al final toda acción o toda abstención tienen resultados, y si no atiendan.


Daniel Bernabé

Hace poco apareció un estudio donde se ponía de relieve que la brecha entre ricos y pobres en Madrid era la más grande de Europa y que había crecido exponencialmente desde la crisis. Unos datos: mientras que Fuenlabrada y Parla tenían un 27,6% y un 31,6% de paro, Boadilla y Pozuelo tenían un 16% y un 16,9%. Mientras que municipios del sur como Móstoles o Getafe tenían apenas un 2% de directivos entre sus vecinos, los del noroeste como Torrelodones o Majadahonda tenían más de un 18%. Entre las rentas entre los municipios del sur y del noroeste había una diferencia de más de 30.000 euros. Seamos específicos: cuando hablamos de ricos y pobres sólo aludimos al resultado de las clases sociales. Mientras que la clase media y alta tienen mejores empleos, la clase trabajadora sufre la precariedad y el paro. Mientras que en los municipios de clase burguesa hay altas cifras de participación en las elecciones, en los de clase trabajadora hay índices de abstención muy grandes. Mientras que en los primeros la izquierda obtiene unos resultados muy pobres, en los segundos la derecha obtiene buenos porcentajes. Ellos parecen que saben de qué va este juego, por eso votan en consecuencia. Lea el artículo completo

*Daniel Bernabé (Madrid, 1980) es escritor y periodista. Además de sus libros de relatos y de haber prologado a autores como Gil Scott-Heron o David Peace, publicó «La trampa de la diversidad», uno de los ensayos más debatidos y vendidos del 2018 en España. Ha escrito sobre sociedad y política para medios como La Marea, Vice o Público, e impartido conferencias en universidades como la UNED, la Autónoma o la Jaume I. En twitter se le puede encontrar como @diasasaigonados.

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