SASKIA GONZALEZ VOLGERS. Al salir de los cines Zoco de Majadahonda tras ver la película «La última lección» estaba tan perpleja por la rotundidad del film, que decidí no escribir la crítica. El profundo pesimismo y crueldad que me había transmitido me dejaron sin ánimos por momentos, pero después, lo pensé con calma y decidí ponerme a escribir, ya que, a pesar del mensaje poco esperanzador, considero que la dirección y la actuación son impecables. La frialdad del aula sobrecoge su respiración. Sus ojos están inyectados en dolor. Le corroe la impotencia ante la falta de empatía y crueldad de sus alumnos. Día tras día, la nada. Como una pizarra oscura, los alumnos se mantienen inexpresivos. No hay castigo que les haga coger la tiza y darle algo de color a su vida. Ya no existe la juventud, o al menos tal y como yo la conocía. No sólo ha cambiado su manera de ver la vida, sino la actitud hacia sus superiores. Años atrás, las canicas eran de colores y las pegatinas iluminaban nuestros recreos. Hoy, la prioridad reside en los labios teñidos de rojo y en las taquicardias provocadas por los likes de las redes sociales. 


Saskia González Volgers

Quizás ya nos dieron “la última lección” hace tiempo, y hoy en día son los jóvenes los que rigen sobre las aulas. A través de una impecable actuación y gracias a la dirección de Sébastien Marnier, obtenemos el sentido de derrota y pesimismo de los jóvenes que circulan impasibles, cada día, por los pasillos de sus escuelas. El profesor se ha convertido en una herramienta con la que experimentar y entretenerse. La crueldad y la arrogancia sobrepasan los límites, y convierten el respeto al docente en una idea que se borró de sus cuadernillos hace mucho tiempo.

Majadahonda Magazin