Miembros de Cs Majadahonda minutos antes del altercado violento que sufrieron

ANA ELLIOTT PÉREZ. No, no fueron hechos improvisados. Eran minoría, pero sus disfraces de color naranja, las consignas que gritaban y los carteles que portaban un todavía reducido grupo de radicales, situados frente a la pancarta de Ciudadanos, presagiaban que la diversión iba a durar poco. Este año 2019 acudí, como en ocasiones anteriores, al «Orgullo» con compañeros, cargos y afiliados de Majadahonda, a reivindicar libertad e igualdad; a disfrutar de la fiesta que nos permite celebrar todo lo que ha avanzado España en respeto y libertad, al tiempo que nos recuerda todo lo que nos queda por avanzar. Visto lo que ocurrió, ese recuerdo es ahora especialmente importante.


La delegación de Cs Majadahonda se vio envuelta en el incidente y fue víctima y testigo del mismo

Llegamos al «Brillante» en Atocha y, siguiendo las indicaciones de la organización, nos situamos a la cola de la manifestación, en grupo. Inicialmente estuvimos parados algunas horas, aunque poco a poco parecía que íbamos avanzando. Sin embargo, según avanzaba la tarde, los metros cuadrados se iban reduciendo, al mismo tiempo que los acosadores se multiplicaban. En determinado momento nos rodearon, estaban por todas partes y no nos dejaban avanzar. Éramos su objetivo. Nos gritaron y nos insultaron. Nos empujaron y nos lanzaron de todo: agua, hielos, botellas, cervezas, copas y hasta orina. Sintiéndose amparados por un ministro del Interior que ya nos había avisado a Ciudadanos de consecuencias por ejercer nuestro papel democrático, manteniendo siempre nuestro inquebrantable compromiso con la igualdad LGTBI, los violentos encontraron impunidad en el «Orgullo». Y mientras estas agresiones campaban por el Prado, cargos, afiliados y votantes de Cs, miembros del colectivo, solo podían sentir perplejos la impotencia de comprobar cómo en su propia fiesta y reivindicación, algunos radicales pretendían devolverles al armario: imponiéndoles qué tienen que pensar o a quiénes pueden votar.


Los radicales le prepararon una «encerrona» a Cs

Finalmente, todo acabó de la forma más triste: con Ciudadanos expulsado de la marcha del «Orgullo» por energúmenos que no creen en la democracia. Cuando pensábamos que ya no podríamos aguantar más, llegaron los furgones de la Policía Nacional de refuerzo a los agentes que nos habían acompañado desde el principio y nos escoltaron, guiándonos hasta el Congreso de los Diputados mientras nos protegían de los ataques que en todo ese recorrido seguimos recibiendo. No fue una tarde fácil pero el sábado me dio más fuerza si cabe para sentirme orgullosa de ser una mujer libre y de ser la portavoz en Majadahonda de Ciudadanos, un partido que defiende con orgullo la libertad. Un orgullo comparable a mi agradecimiento a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que nos protegieron el sábado. Un orgullo tan inmenso como el que siento por los cientos de valientes –muchos de ellos afiliados y votantes de Cs pero también otras personas anónimas- que a pesar de los insultos y las agresiones, nos acompañaron el sábado para defender la libertad de ser y la libertad de amar; para defender la libertad de pensamiento y la libertad para votar.

Manifestantes con disfraces de naranja iban preparados para ridiculizar a Cs: fue lo más benigno que pasó

Y que nadie se equivoque: el sábado no fue el fin de nada, sino un nuevo comienzo en una batalla democrática que es más necesaria que nunca. Hemos vivido situaciones similares en Alsasua, participando en el 8-M, concentrándonos en Lavapiés o de celebración en la Pradera de San Isidro, y no nos importa. La verdad es que, afortunadamente, el consenso sobre la España de ciudadanos libres e iguales hacia la que una mayoría queremos avanzar es tan inmenso, que supera marcos trasnochados, por mucho que le duela al Sanchismo. Y lo que ocurre, eso sí, es que allí donde la verdad es incómoda, la libertad se convierte en imprescindible. Por eso Ciudadanos seguirá saliendo a la calle para defender la libertad y la igualdad, los derechos de millones de personas que esperan que no nos rindamos; que sigamos siendo orgullosamente libres.

Majadahonda Magazin