GREGORIO Mª CALLEJO. En el periódico “La Monarquía”, edición de 7 de marzo de 1890, leemos lo siguiente: “A las doce y media de la tarde ha sido herido hoy en el Campo del Moro por su amante, Eduardo, de veintiséis años de edad. Conducido a la casa de socorro del distrito de Palacio, fue curado de una herida grave en el bajo vientre, que le infirió con un cuchillo de grandes dimensiones Bernarda …, de veintisiete años de edad, soltera, y natural de Majadahonda. El herido ingresó en el hospital de la Princesa y la agresora en la cárcel de mujeres”. He aquí una majariega nacida hace unos ciento cincuenta años, he aquí como, no sabemos si enloquecida, despechada, por pura maldad o respondiendo a alguna iniquidad, en un lugar público y a plena luz del día, le clava un gran cuchillo a su amante.


La información es muy escasa. Completo mi búsqueda de datos y leo en «El Correo Militar» del día siguiente que Bernarda venía buscando desde hace tiempo a Eduardo “…para vengar agravios de él recibidos”. Y que estos agravios no eran sino “haberse separado de ella …tener ahora relaciones con otra, a juicio de la muchacha”. Bernarda “arrojándose sobre su antiguo amigo, le clavó el arma en el pecho”. Varía así la versión: del bajo vientre al pecho el contenido simbólico de la agresión difiere.

Otro periódico de la época, «La Iberia», nos da el mismo día, una versión un tanto diferente: “Una joven soltera de veintisiete años llamada Bernarda…, que sostenía relaciones amorosas con Eduardo, fue ayer tarde con él a pasear por el Campo del Moro. Parece ser que entre ambos amantes surgió una disputa motivada por los celos, pues desde hace algún tiempo Bernarda había observado cierto desvío en su amante, y como la cuestión se agriase, la celosa mujer sacó un cuchillo y se la clavó en el vientre”. En esta versión Bernarda es aún pareja de Eduardo. No puedo encontrar más datos, no sabemos si Eduardo falleció, no sabemos si sobrevivió y perdonó a Bernarda. Ninguna noticia sobre el juicio. Ninguna pista sobre dónde puede estar el sumario, empolvado y redactado a mano por un escribano decimonónico. Próximo capítulo de Delitos Imperfectos (II): la corrupción del juez y el secretario de Majadahonda por «falsificación»

Majadahonda Magazin