
El dramaturgo, poeta y escritor Fernando Arrabal protagonizó una aparición estelar en «La Revuelta» (TVE) este 17 de enero (2025), el programa de David Broncano, que le preguntó por el libro «¡Houellebecq!» editado en Majadahonda (Madrid) por Federico Utrera y José Luis López Bretones: «Yo también lo he leído», confesó el presentador y cómico que triunfa en televisión y mantiene una simpática pero ardua y sostenida pugna de audiencia nocturna con Pablo Motos (Antena 3 TV)
VICENTE ARAGUAS. (13 de marzo de 2025). Dedico estos días de primavera brusca, de agua mansa y turbia, con prunos que chorrean y gorriones solitarios en mi terraza piando con ansiedad, a un libro exuberante (nada en donde se halle Arrabal que no deje de tener un punto ubérrimo, un aquel de ubre reverencial y nutritiva.) Un libro editado con alegría. Que de eso se deduce de un volumen hermoso: por fuera y por dentro. Como este, editado por Hijos de Muley Rubio, con sede en Majadahonda. Y en edición a cargo de Federico Utrera y José Luis López Bretones. Un libro tan peculiar como firmado por ese personaje al margen de todo lo que suponga cánon. Porque Fernando Arrabal es cañón giratorio. Lo que lo lleva a disparar a cuanto se mueva, por lo que dio con sus huesos en las cárceles de Franco. De donde lo sacó, 1967, una cierta presión internacional. Y, de entre nosotros, la mano liberal de Vicente Aleixandre o Camilo José Cela.
Y si Arrabal nunca calló, llevado, poseído por un sentimiento rebelde y flores de albricia en el ojal, y un nardo en la cadera si fuera menester (Arrabal, siempre «Fando» con su «Lis» en ristre), no le va a la zaga el segundo en discordia en este libro mágico: “¡Houellebecq!”. Un autor todoterreno, procesado por una supuesta islamofobia, que llevó a Arrabal como testigo de la defensa ante un jurado que hubo de escuchar un testimonio como arrancado de la declaración de Max Estrella, cuando en “Luces de Bohemia” es arrestado por escándalo público. O al ser detenido y multado el propio Valle-Inclán como consecuencia de su actitud de “eximio escritor y extravagante ciudadano” por la dictadura (un pastelito comparado con la que habría de venir una década después) de Miguel Primo de Rivera.

«Soy un fanático de sus escrituras”, aseguró Luis Alberto de Cuenca sobre Arrabal y Houellebecq. En la imagen, Vicente Araguas con Alicia y Luis Alberto: «Ellos, también saben. Lo saben».
HOUELLEBECQ, RESIDENTE EN IRLANDA, DESPUÉS EN ESPAÑA (VERA, ALMERÍA), luego de las “provocaciones” literarias de este pariente próximo de Charles Baudelaire y Louis-Ferdinand Céline. Pero el autor de “Las partículas elementales” o de ese libro tan -relativamente- próximo a nosotros cono el lunático, sentido lato, “Lanzarote”, es mucho más que provocación, tampoco un émulo de Salman Rushdie, y ojalá (y nunca mejor dicho) que no le alcance ”fatwa” alguna, como al desdichado autor angloindio, sino un espíritu tan libérrimo como nuestro Fernando Arrabal. A la postre un dramaturgo y novelista y ensayista tan, tan innovador que, mucho me temo, se va a quedar sin el Premio Cervantes, tal vez porque aquí, ya se sabe, “o que non chora non mama”. Y a Arrabal, también por su opulento y exuberante sentido del humor, jamás le dio por el lamento jeremisíaco, ni por sacarse en procesión, ni el autosahumerio que a otros compatriotas suyos tan buen resultado les ha dado.

Ediciones del libro «¡Houellebecq!» de Fernando Arrabal en español (Hijos de Muley Rubio, Majadahonda), que fue pionera, y en francés (Le Cherche Midi), que llegó después, tanto en papel como en digital

Michel Houellebecq y Fernando Arrabal con Federico Utrera en los Premios Leteo de Poesía celebrados en León: «una edición a cargo de Federico Utrera y José Luis López Bretones. Un libro tan peculiar como firmado por ese personaje al margen de todo lo que suponga cánon», escribe Vicente Araguas.
ARRABAL SIGUE EN PARÍS, EN SU «TORRE HERIDA POR EL RAYO», presto al jaque mate, jamás al enroque, batiéndose contra los fantasmas, las miasmas, los aires sacramentales que acompañan el oficio de vivir. Un libro este, tan estupendo, también en su tapa dura (que me ahorrará su encuadernación, como hago con los volúmenes de mi parcialidad más absoluta). Un ingenio lleno de ingenio, del que brotan, además, los demonios familiares de mi Arrabal más melódico. De quien, y de su amigo francés, se dice en este libro: “… el poeta Luis Alberto de Cuenca, traductor junto con su mujer Alicia de los poemas que ayer se leyeron de Michel Houellebecq, definió a los dos galardonados como dos de los grandes maestros de las letras mundiales actuales. “Es un auténtico privilegio que Fernando Arrabal y Michel Houellebecq estén en Murcia con motivo de esta distinción. Soy un fanático de sus escrituras”, aseguró Luis Alberto de Cuenca. ”¿Son escritores peligrosos?. Son peligrosos como William Shakespeare, Miguel de Cervantes o Goethe.” Acabo de estar en fructífera velada literaria con Alicia y Luis Alberto. Ellos, también saben. Lo saben.
El 26 de febrero cumplió Houellebecq 69 años y hace un par de días terminé “Serotonina”. En mi opinión, uno de los autores contemporáneos que no hay que saltearse. Gracias Vicente por tu texto.
Muy buena cita de Las Partículas Elementales, enhorabuena Vicente. El libro de la tristeza. La obra más rara de Houellebecq y la más deprimente también, lo que es decir mucho. Libro de altos muy altos y bajos muy bajos. Sin duda Houellebecq es un autor indispensable de nuestra época. Nadie como él para retratar esta era de infelicidad.
El que no hubiera leído la novela Sumision de Houellebecq todavía, que se ponga. Está tardando. Gracias Sr. Araguas por su reseña.
La cúspide de la literatura incel es «Ampliación del Campo de Batalla» de Houellebecq cuando el narrador casi convence a un borracho de matar a su amor no correspondido porque si no puede tener su amor al menos puede quitarle lo más preciado que tiene: la vida. Después se calmó. Yo diría que hoy es hasta casi optimista en sus novelas. Un vergo de casos así. Saludos a Vicente Araguas, bienvenido al club.
«Curiosamente, y sin haberlo merecido lo más mínimo, había tenido una segunda oportunidad. Es muy raro que la vida nos dé una segunda oportunidad; va en contra de todas las leyes. «Plataforma», Michel Houellebecq
«En la vida todo puede pasar, especialmente nada»
-Michel Houellebecq.