El invento de como apagar un fuego rápidamente es de un inventor español, César Sallén, nacido en Huesca quien ha dado a luz un disolvente del fuego más rápido, barato y efectivo que el agua llamado «Ecofire«, al que no se le da bombo aunque ya está implantado en Aragón.

MIGUEL SANCHIZ. (19 de agosto de 2025). El Ingenio Invisible. La cerilla: el relámpago de bolsillo. En una ocasión, al Dalai Lama le preguntaron qué pensaba de la tecnología y respondió que la cuestión de si una herramienta o un instrumento específico se utiliza de una manera beneficiosa o perjudicial no tiene nada que ver con la tecnología. Más aún, depende de las intenciones del usuario. Dijo: “Si tengo miedo y odio en el corazón, intentaré matarte con un tenedor. En cambio, si tengo amor, te daré alimentos revitalizantes con esa misma horquilla”. En un verano en el que los incendios están asolando España en general y han llegado incluso a Majadahonda y al resto del Oeste de Madrid, desde Pozuelo a Torrelodones, es momento de recordar que la creación y transporte del fuego también fue un invento humano y significó un salto en la evolución. Pero ahora estamos en el proceso contrario y vamos detrás del invento de como detectar y apagar el fuego, más que crearlo. En este sentido, la política y la administración pública van detrás de la tecnología puesto que ya se han inventado.

Miguel Sanchiz y sus Encuentros con la Historia que este verano se transforman en «Ingenios Invisibles»

EL MEDIO DE COMO APAGAR EL FUEGO RÁPIDAMENTE ES DE UN INVENTOR ESPAÑOL, César Sallén, nacido en Huesca quien ha dado a luz un disolvente del fuego llamado «Ecofire«, al que no se le da bombo aunque ya está implantado en Aragón. Y otro invento del brasileño Richard Alexandre llamado «Pyri» es un detector de incendios forestales, que ha ganado el premio James Dyson 2024. Pero mientras esos inventos llegan a España, si es que no se quema antes, hay que recordar que antes del mechero, antes de la electricidad, antes incluso del botón, estuvo la cerilla. Pequeña, frágil, desechable. Pero capaz de encender un fuego, una cocina, una vela o una esperanza. Es el trueno mínimo de lo cotidiano. Y hoy hablamos del invento de la cerilla, instrumento que en verano hay que mantener alejado fuera del monte.

Este dispositivo inventado por el brasileño Richard Alexandre y llamado «Pyri«, que ya ha ganado un premio en EE.UU, se activa con el calor del primer fuego, alertando a las autoridades antes de que el incendio se convierta en una amenaza incontrolable.

UNA CHISPA CON HISTORIA. La búsqueda del fuego portátil fue larga. En el siglo XIX, John Walker inventó la cerilla moderna. Luego se perfeccionó con fósforo rojo, menos tóxico. Nació así la cerilla de seguridad, que solo se enciende contra su caja. CAJA, RASPADOR, FRAGILIDAD: La cerilla necesita su contexto: una superficie rugosa, un gesto rápido, una mano firme. Se parte con facilidad, huele intensamente, deja ceniza. Pero su magia está en lo efímero: prende o no prende, y esa incertidumbre la hace casi viva. ALIADA DE LO ÍNTIMO: Enciende velas, fuegos, chimeneas. Ha estado en cartas de amor, en apagones, en cabañas de montaña. También en atentados, sí, pero sobre todo en gestos domésticos: una sopa, una vela, una oración. SÍMBOLO DE RIESGO Y PROMESA: La cerilla encierra el misterio del fuego. Puede ser símbolo de protesta, de revolución, de pasión. En manos de un niño o de un anciano, es igual de poderosa. Y aunque hoy la usemos menos, sigue estando ahí. EN RESUMEN: La cerilla es una chispa contenida. Un fósforo que enciende historias. Un ingenio invisible que, al raspar, enciende no solo fuego, sino memoria y emoción.

 

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