En este primer artículo de nuestra serie sobre las preguntas más famosas formuladas por personajes históricos exploramos cómo el simple gesto de interrogar ha transformado el curso de la humanidad.

MIGUEL SANCHIZ. (Majadahonda, 21 de octubre de 2025). La Pregunta Infinita: las preguntas que cambiaron el mundo. La importancia de la pregunta en la historia de la humanidad. Desde los albores de la civilización, la pregunta ha sido el motor invisible que impulsa el pensamiento, la innovación y el cambio. Preguntar no es simplemente una acción lingüística: es un acto de curiosidad, de desafío, de búsqueda de sentido. En este primer artículo de nuestra serie sobre las preguntas más famosas formuladas por personajes históricos exploramos cómo el simple gesto de interrogar ha transformado el curso de la humanidad. La pregunta nace del asombro. Cuando los primeros humanos miraron al cielo y se preguntaron qué eran esos puntos brillantes, iniciaron el camino hacia la astronomía. Cuando se preguntaron por qué enfermaban, comenzaron los rudimentos de la medicina. Cada disciplina científica, filosófica o artística tiene en su origen una pregunta esencial. Sócrates, por ejemplo, no dejó escritos, pero su método —la mayéutica— se basaba en preguntar. “¿Qué es la justicia?”, “¿Qué significa vivir bien?”: sus interrogantes no buscaban respuestas definitivas, sino provocar reflexión. Para él, la pregunta era más importante que la respuesta, porque obligaba al interlocutor a pensar por sí mismo.

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LAS PREGUNTAS TAMBIÉN HAN SIDO HERRAMIENTAS DE REBELIÓN. Galileo Galilei se preguntó si la Tierra realmente era el centro del universo, desafiando siglos de dogma religioso y científico. Su pregunta no solo cambió la cosmología, sino que marcó el inicio de la ciencia moderna. Martin Luther King Jr. preguntó: “¿Por qué los derechos no son iguales para todos?” y con ello encendió el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. Las preguntas incómodas tienen el poder de sacudir estructuras, de poner en evidencia injusticias y de abrir caminos hacia la transformación social. EN EL ÁMBITO CIENTÍFICO, las preguntas han sido el punto de partida de descubrimientos que cambiaron el mundo. Isaac Newton se preguntó por qué caía la manzana, y de esa pregunta nació la ley de la gravedad. Charles Darwin se preguntó cómo se explicaba la diversidad de especies, y su respuesta fue la teoría de la evolución. Albert Einstein se preguntó cómo se vería el mundo si uno viajara sobre un rayo de luz. Esa pregunta, aparentemente absurda, lo llevó a formular la teoría de la relatividad, revolucionando nuestra comprensión del tiempo y el espacio. Las preguntas también construyen puentes entre personas. En la política, en la educación, en la vida cotidiana, preguntar es una forma de escuchar, de abrirse al otro, de construir comunidad. Un buen maestro no enseña respuestas, sino que inspira preguntas. Un líder sabio no impone, sino que interroga.

EN TIEMPOS DE POLARIZACIÓN, la pregunta puede ser un acto de humildad: “¿Y si estoy equivocado?”, “¿Qué piensa el otro?”, “¿Qué no estoy viendo?”. Preguntar es reconocer que no lo sabemos todo, que siempre hay algo más por aprender. A lo largo de esta serie, exploraremos preguntas que marcaron épocas: desde “¿Qué es el hombre?” de Pico della Mirandola, hasta “¿Por qué existe algo en lugar de nada?” de Leibniz. Veremos cómo cada pregunta refleja el espíritu de su tiempo, pero también cómo resuena en el nuestro. Porque si algo ha demostrado la historia, es que las preguntas no envejecen. Siguen vivas, esperando nuevas voces que las reformulen, que las desafíen, que las respondan… o que las vuelvan a preguntar.

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