DR. FRANCISCO ORENGO GARCÍA. Psiquiatra (Majadahonda). «Populismos, Narcisismos y Paranoias» (y IV). Frenar y moderar el sufrimiento del otro. No cabe duda de que hay una parte del boicot al y del adversario que se realiza con saña malintencionada, con gozo ligado a su destrucción, con perspectiva de venganza. Siendo esto así, no cabe duda de que el placer, el goce en un sentido psicológico, por la derrota y destrucción del adversario político abastece una necesidad de «placer sádico ya que solo con afecto sano y sincero se puede gozar plenamente del amor. Y aquí estamos hablando no de un amor romántico, no. Estamos hablando de trabajar por la sociedad, por la educación, la sanidad, la cultura humana. Por tanto, el o los que en política ejercen un populismo histerificante y sádico, una política de luz de gas en la que se proyecta en los otros lo que uno mismo está haciendo con la víctima, –como en la famosa película “Luz de gas” de George Cukor de 1944–, están gozando perversamente desde el sadismo que implica el deseo por la destrucción del otro. Se reconoce esta necesidad inmediatamente con analizar el lenguaje sangriento, cargado de expresiones de violencia y odio que se manifiestan.
Pero ¿no es posible seleccionar esto del discurso del contrincante y analizarlo con detalle?. ¿No sería posible que alguien entre los gabinetes de asesores de los lideres se tomara un tiempo en revisar las biografías de los que fomentan el populismo histerificante y sádico?. A mi juicio, esta actividad es esencial, pero se echa en falta en la batalla política. En España y en el extranjero. Sobre todo, actualmente que se han roto los límites de lo que llamábamos buena educación y respeto por el contrincante. Esta barrera protectora ante el placer morboso ligado al K.O. técnico del contrincante, a su destrucción y erradicación, impedía que se crispara el ambiente. No que no existiera el debate político, no. Se evitaba que los millones de personas indefensas como los niños o las personas mayores, tuvieran que vivir en una sociedad asfixiada y asfixiante. Es precisamente ese irrespirable odio ambiental el que ha llevado a muchos jóvenes y ancianos a suicidarse. Por tanto, es necesario un replanteamiento urgente del discurso político y un desenmascaramiento ágil, fino, matizado y educado del discurso de los narcisistas que llevan al populismo histerificante y paranoico. Lea la serie completa de artículos del Dr. Orengo en MJD Magazin pinchando aquí.