J. FEDERICO MTNEZ. El Rayo Majadahonda perdió por la mínima en Pontevedra (2-1) en un partido entretenido donde los dos equipos brindaron un espectáculo a la grada. 15 primeros minutos trepidantes que infartaron a los dos entrenadores, otros 25 de horario «valle» donde ambos conjuntos repostaron fuerzas y 5 minutos finales en los que los defensas Adrián Jiménez y Charlie Dean se fueron de vacaciones y «cantaron» mejor que los Celtas Cortos ya que el costado izquierdo fue un colador que el primero que lo aprovechó fue Álvaro Bustos para cobrarse su particular venganza, marcando el célebre «gol del ex» que tanto se prodiga en el fútbol: Bustos fue un fichaje efímero del Rayo Majadahonda procedente del Mallorca que no llegó a debutar con Iriondo en Segunda A. Dos goles calcados que hundieron a la escuadra majariega antes siquiera de acercarse a la costa da morte gallega. La segunda parte fue diferente: Calero fue a por el partido y apretó al Pontevedra, pero esta vez la ocasión más clara de Iago Díaz dio en el palo (lo de este futbolista de Lugo con los postes parece cosa de meigas). Y mientras el Pontevedra perdonaba una y otra vez y hacía una vez más enormemente grande al meta Basilio, el Rayo despertaba, pero su gol que lo metía en el partido llegó muy tarde, con apenas 5 minutos para empatar. Aún así la tuvo el Majadahonda, pero el balón se fue por encima del larguero. Curiosamente cuando el encuentro estuvo estabilizado con el clásico armazón defensivo del equipo, el Rayo Majadahonda perdía 2-0 y cuando se desmelenó al ataque venció en esa segunda mitad 0-1. Y todo ello con rendimientos muy desiguales, con 5 notables y 5 suspensos, demasiado desequilibrio para asaltar Pasarón. Todo ello ha provocado análisis muy certeros de nuestros cronistas: «Derrota merecida de un inoperante Rayo Majadahonda», subraya Zacarías Maíllo. «Rayo Majadahonda: la legión de las sombras», titula Gregorio Mª Callejo. Por su parte, la prensa gallega señala que el Pontevedra «acabó sufriendo» (Diario de Pontevedra y Pontevedra Viva), destacan que se vio un buen partido de fútbol y que solo las dos acciones individuales del equipo local desequilibraron la balanza.


El entrenador Calero vio los dos goles «evitables»

CALERO, LOS «MARTILLAZOS», EL «JUEGO DIRECTO» Y LOS DOS GOLES «EVITABLES». El entrenador del Rayo Majadahonda evaluó así el partido: «Los dos goles han venido muy seguidos en situaciones que yo creo que eran evitables. El problema también ha sido que nosotros no podemos entrar en ese juego tan directo porque no somos ese tipo de equipo y no hemos sido capaces de combinar. En la segunda parte movemos ficha, cambiamos el sistema para intentar generar más peligro en campo contrario, hemos tenido un palo nada más comenzar que les hubiera metido en muchísimos más problemas y el partido se ha convertido en un toma y daca de un lado a otro en el que podía pasar cualquier cosa. Al final hemos marcado pero no nos ha dado tiempo a culminar la remontada. A mi me duelen todas las derrotas, cada derrota es un martillazo para mí y para mi equipo». Y confesó que esperaba llegar «a final de año» con mejores expectativas en la clasificación.

PUNTUACIONES
PONTEVEDRA: Edu Sousa, Jaouad, Churre, González, López, N’diaye (Berrocal 59´), Alex Fernández (Mejia, 70), Romay, Álvaro Bustos (Campillo 79´), Vázquez y Adighibe.
RAYO MAJADAHONDA: Basilio (2), Pulido (0), Charlie Dean (1), Jesús Valentín (0) Adrian Jimenez (0) (Tamayo 46´ (2), Llorente (0) (Marc Caballé 75´ (0), Iago Díaz (2), Mvondo (1), Borja Díaz (2), Rubén Mesa (0) y David Martín (2) (Ródenas 60´ (1).
GOLES: 1-0 Álvaro Bustos (40′); 2-0 Álex Fernández (43′); 2-1 Charlie Dean (86′).
ÁRBITRO: González Francés, colegio grancanario.
INCIDENCIAS: Nuevo Pasarón, para unos medios 800 espectadores, para otros 1700.

Zacarías Maíllo

ZACARÍAS M.-MAILLO– «Derrota merecida de un inoperante Rayo Majadahonda», sería mi titular de un partido en el que ya la alineación del Rayo, con un sorprendentemente reaparecido Adrián Jiménez en la defensa, pronosticaba lo que iba a ser el encuentro: renuncia a la creación de juego y protección de la portería de Basilio. Así está siendo toda la temporada y así lo prueban los guarismos rayistas, con la peor diferencia de goles de los ocho primero clasificados: 19 a favor frente a 17 en contra. Unos números que ponen a las claras que la cuarta posición de los majariegos en la tabla no se corresponde en modo alguno con su eficacia futbolística sino más bien con su carácter rocoso y conservador, por no decir aburrido y simplón.

En efecto, tal es la racanería futbolística del Rayo Majadahonda, que los visitantes no chutaron ni una sola vez a portería, mientras que el Pontevedra, muy superior a lo largo de los 90 minutos, ya avisaba en el minuto 3 con una preciosa chilena de Adighibe desde el borde del área. Ni la perspectiva de estar luchando por el espacio del play off (el Pontevedra es 6º, a solo 1 punto del Rayo, 4º), estimulaba algo el insulso juego visitante, que tiraba de los recursos habituales: lanzamiento largo de Jean Jules para que el incansable Mesa tratara de pararlo e intentara una jugada de peligro. Pero todo era un vano intento ya que el Pontevedra, bien plantado en el terreno de juego, presionando la salida del balón de los rayistas, consiguió los dos goles al final de la primera parte. En el minuto 40, Bustos aprovechó un centro desde la izquierda y remató a puerta vacía después de que el balón recorriera toda el área pequeña visitante sin que ninguno de los defensas metiera el pie para sacar el esférico. Fallo garrafal de coordinación de la superpoblada defensa majariega que se repitió apenas tres minutos más tarde, cuando tras un centro también desde la izquierda se quedara completamente solo Alex Fernández para marcar de nuevo a placer, bajo la atenta y perdida mirada de los Pulido y Valentín.

En fin, un justísimo 2-0 en los primeros 45 minutos, al que reaccionó Calero dando entrada a Tamayo en sustitución del reaparecido Adrián Jiménez, lo que proporcionó algo más de verticalidad pero sin causar ningún peligro. Con posterioridad fue dando entrada al otro 9, Ródenas y a Caballé, sentando a David Martín y Llorente, respectivamente. Pero Pasarón siguió teniendo un único dueño: el Pontevedra. De hecho, basta con recordar que el equipo local dispuso de tres oportunidades en los primeros cinco minutos de la segunda parte. Solamente el inquieto Tamayo hizo vibrar algo a los majariegos en un contraataque que culminó con un disparo flojo que rechazó la defensa gallega y el balón fue a parar al poste derecho de la portería de Edu Sousa. En contrapartida, el siempre eficaz y luchado Bustos hizo lucirse a Basilio en un disparo seco desde fuera del área. Cuando faltaban unos minutos para concluir el encuentro, una melée en el área pequeña pontevedresa fue aprovechada por Charlie Dean para marcar el gol del honor del Rayo. En resumen, cuarta derrota del Rayo en un partido calcado a los anteriores, ramplón, aburrido y sin mordiente, pero que, sin embargo, lo mantiene, a falta de los resultados del resto de encuentros, en posición de play off.


Gregorio MC

GREGORIO Mª CALLEJO. «Rayo Majadahonda: la legión de las sombras», sería mi titular porque ningún aficionado gallego de los que fueron a Pasarón recordará al Rayo Majadahonda que perdió contra el Pontevedra. Recordarán una victoria que les sirvió para irse a los puestos de arriba de la tabla, recordaran quizás haber estado un tanto agobiados al final del partido, pero no habrá en su memoria ninguna impresión de haber jugado contra un gran equipo, ningún detalle siquiera, ningún jugador brillante. Todo lo contrario que hace dos años, cuando un equipo que (por lo que parece), pecaba de querer jugar al fútbol, actuó como un ciclón enloquecido y ganó 0-3 en un partido que pudo acabar 2-6. Seguro que más de un aficionado pontevedrés recuerda con agrado a aquel modesto equipo que acabó subiendo a Segunda División y que en aquella tarde dio un espectáculo fabuloso.

El Rayo Majadahonda de este sábado 14 de diciembre de 2019 pasó por Pasarón como uno más de esos equipos aceptables de la Segunda División B, cerraditos, ordenaditos, peleones, sin brillantez. Uno más. Salió al campo con arrojo, en unos primeros diez minutos muy peleados, en los que parecía querer jugar a buscar a través del dinamismo de Jean Jules y la movilidad de Rubén Mesa, mayor profundidad que en otros partidos. Fue un espejismo. Enseguida se colocó al modo de las legiones romanas con su formación en tortuga, la propia de los asedios en combate. Con esa especie de 4-1-4-1 con el que juega los partidos “importantes”, esperando al rival, esperando una ocasión para salir con rapidez. El problema del Rayo es que su dirección técnica ha asumido y se ha autoimpuesto el rol de un equipo ordenado y defensivamente solvente que sabe aprovechar sus oportunidades. Se ha creído que el Rayo es eso. Y sin embargo, el Rayo Majadahonda tiene mucho de equipo vulnerable y no tiene demasiadas oportunidades de gol.

Su pretendida solidez defensiva resulta una estafa en momentos como el segundo gol del Pontevedra (un desajuste de toda la defensa) o en los regalos de balón a los delanteros gallegos que provocaron un tiro al poste (es cierto que al final y con el Rayo a la desesperada) y otro lamiendo el palo. Su carencia de potencia ofensiva no merece demasiados comentarios, con un número de goles marcados bajísimo para estas alturas de temporada. Es significativo que nuestro gol lo marcara Charlie Dean (autodenominado “Guiri Gladiator” en redes sociales). El gol lo marcó un legionario, un soldado, y lo marcó cuando el Rayo atacaba desesperadamente, con un empuje y una voluntad dignas de elogio, pero también teñidas de cierto patetismo.

La dirección técnica ha configurado un equipo de legionarios, de guerrilleros como Dean, un defensa con encomiable pundonor y cariño al club. Se ha autoconvencido de que la astuta forma de llegar a clasificarse para el play off se basa en una exacerbación del principio de orden y disciplina y en una alergia contumaz en asumir cualquier riesgo. Y sin embargo, encorsetando a los jugadores en ese imperio de la apuesta pequeña, de la cicatería futbolera, no ha conseguido en absoluto la solvencia que pretende. Trabaja con un esquema que penaliza a los delanteros (perdidos entre el boscaje de la defensa rival) y que hace que sea difícil saber qué jugadores son realmente talentosos.

La formación tortuga se desmoronó en cinco minutos, y el Rayo se marchó casi noqueado al vestuario en el descanso. El Rayo, sin quizás merecer tanto castigo, había prácticamente perdido el partido en dos bofetones del Pontevedra. A partir de ahí, la entrada de Tamayo o de Ródenas, el esfuerzo que se palpó desde el comienzo de la segunda parte por reconducir las cosas, resultó inútil. Con Jean Jules un tanto desquiciado, Valentín y Llorente blandos y despistados, Rubén Mesa perdido en su habitual soledad entre los defensas gallegos… el Rayo no dio la impresión de poder empatar. Y sí que dio sensación (en alguna calamidad defensiva) de poderse haber llevado un castigo durísimo.

Tan sólo en los últimos minutos tuvimos la esperanza de que en ese derroche de esfuerzos durante la agonía del partido, pudiéramos haber tenido la suerte de empatar. Hubiera sido injusto. Siempre que jugamos en Galicia (los días buenos y los días malos) la lluvia, la caída de la noche, los céspedes tantas veces embarrados, me llevan la imaginación a mis tontunas y obsesiones históricas. El Rayo me recordó a una de esas legiones romanas de épocas decadentes que se perdían en algún lugar inhóspito y no se volvía a saber de ellas, como las que desaparecieron en la Escocia de los Pictos o en el territorio de los Partos. El Rayo Majadahonda me pareció un equipo de legionarios perdidos entre las sombras y el barro de la Gallaecia del Siglo V, en alguna de esas batallas entre Suevos y legionarios de última hornada, un Rayo de soldados que se nos perdió entre las sombras.

Alvaro Bustos daba brincos de alegría con la celebración del «gol del ex»

Pontevedra Viva (Ramiro Espiño y Diego Torrado): «Gran partido de un Pontevedra que pudo vencer al Rayo Majadahonda para terminar con sufrimiento (2-1)». Partido serio y gran encuentro entre dos equipos que presentaron credenciales como aspirantes claros para los puestos de honor. Pontevedra y Rayo Majadahonda ofrecieron un partido de poder a poder, resuelto con dos acciones justo antes del descanso, con goles de Álvaro Bustos y Álex Fernández, después de una primera parte de igualdad casi absoluta, y un recital de Pontevedra en la segunda, que solo se perdió un poco más para redondear una victoria que incluso pudo terminar en un gol más, pero terminó en sufrimiento en los últimos minutos y alegría final en la medida en que los granates están a un solo punto del play off.

El equipo local comenzó bien, con dos remates de Pedro Vázquez y Adighibe en los primeros minutos que parecían presagiar un dominio granate. Fue un espejismo. Con una presión muy alta, el Rayo se deshizo de ese dominio inicial y comenzó a mostrar sus armas, exigiendo a un Pontevedra nervioso, inexacto y con dudas a la hora de tomar el balón, lo que le obligó en mayor medida de lo aconsejable a realizar pases largos para la pelea en solitario de Adighibe. Pero la intensidad y el intercambio de golpes duraron solo diez minutos. Como si ambos contendientes fueran conscientes de que su rival podría hacerle daño, decidieron no arriesgarse con lo más esencial. Por lo tanto, sin renunciar a buscar la victoria, la primera premisa se convirtió en el «no error», que llevó al partido a una sucesión de profundidades y remontadas con ausencia total de jugadas peligrosas en las áreas, sazonando todo esto con constantes interrupciones por faltas tácticas que dieron una pérdida de ritmo al choque.

Los minutos pasaron, revelando a dos equipos serios, entregados al fútbol sin pretensiones, en un partido que mantuvo su interés basado en la incertidumbre del resultado y esperando que la calidad individual o alguna acción de balón parado cambiara la decoración. Y así fue cuando el reloj se acercaba al tiempo de descanso. Áléx González hizo un buen esfuerzo por la izquierda, alcanzando el balón para poner el 1-0. Un centro al lado izquierdo dejó a Álvaro Bustos solo delante de la portería. La cosa no quedaba así, porque solo tres minutos después, Álex González rompió en velocidad para poner un centro en el segundo palo, donde nuevamente la defensa de los de Majadahonda estuvo mal colocada, para dejar hasta tres jugadores granotas en posición final de remate. Fue Álex Fernández quien aprovechó la circunstancia para conectar una volea imposible para Basilio. Lo que parecía imposible solo unos minutos antes había sucedido. Dos chispas individuales le permitirían a Pontevedra castigar al Rayo con dureza, aprovechando dos negligencias defensivas de los madrileños, para prolongar al máximo la fiesta y retirarse al vestuario con una amplia sonrisa.

Lejos de aclarar esa sonrisa, se hizo aún más amplia en la segunda mitad, en la que Pontevedra regresó al campo más adulto, con plena confianza en sus posibilidades, para ofrecer una versión claramente mejorada del equipo. Fuerte y sólido en defensa, el equipo local aprovechó el hecho de que la gente de Majadahonda se viera obligada a correr riesgos para comenzar a acumular oportunidades. Con espacios por delante, Pouso se sintió cómodo y cada recuperación era sinónimo de peligro para el objetivo visitante. Adighibe disparó a la cruceta. Sana obligó a Basil a usarlo a fondo. Los granates jugaban corto, triangulaban y se gustaban, especialmente en el lado izquierdo, donde Álex González dio un recital auténtico tanto en defensa como en ataque.

La entrada de Tamayo resultó un poco incómoda y la primera advertencia seria de los visitantes fue una pelota que rebotó y casi sorprendió a Edu al golpear el poste. Para entonces, el minuto 52 del juego ya había sido sobrepasado. A partir de ahí un rosario de ocasiones desperdiciadas antes del cierre final. Jaouad conectó una volea desde el frente que se alejó un poco. Adighibe sorprendió con un golpeo desde fuera del área. Adighibe optó por disparar cruzado, cuando Álvaro Bustos estaba listo para recibir absolutamente solo, y precisamente el asturiano Bustos obligó a Basilio a parar un tiro que tenía veneno y no pudo pasarle a Romay antes. Había perdonado el Pontevedra y el Rayo, que había creado poco peligro, de repente se encontró en el partido y con opciones en los últimos minutos, cuando Charlie Dean aprovechó un balón muerto después de una melé en el área local tras un tiro de esquina, lo que provocó inquietud en el banquillo. La cosa no sucedería. Incluso fueron los granotas los que pudieron y tuvieron ocasiones para aumentar el resultado, pero Pedro Vázquez, en el descuento, se estrelló en el poste, luego de salvar el gol Basilio con su salida.

Basilio pilló un monumental «cabreo» con su defensa en el segundo gol

El Gol de Madriz (Jose Luis Toribio): «Un Rayo sin chispa. Mal partido del Rayo que paga dos errores defensivos y abandona Galicia de vacío«. MVP: David Martín. Se nos presentaba un partido bonito en Pontevedra entre dos aspirantes al play off. Los locales venían de una victoria trabajada en Gran Canaria, mientras que los visitantes llegaban a Galicia tras dos victorias seguidas que les acercaba aún más a competir por un ascenso que los llevara de nuevo a segunda división. El partido empezó con ritmo, los dos equipos trataban de llegar cada uno con su estilo bien definido. El Rayo Majadahonda movía la pelota con paciencia, mientras el Pontevedra se refugiaba atrás con la intención de robar rápido y buscar salir por las bandas o con balones directos a su delantero.

A pesar de unos primeros quince minutos con ocasiones, el partido entró en un bucle donde ambos equipos peleaban, pero no conseguían generar peligro en las áreas rivales. Las continuas faltas y el juego parado enfriaron un partido que por su vibrante inicio daba la sensación de que nos llenaría de ocasiones y goles. Sin embargo, el fútbol es imprevisible. Tras treinta minutos sin apenas ocasiones, un balón llovido desde el medio campo llegaba a la banda izquierda del Pontevedra. Álex González ponía un centro que tras tocar en un defensor dejaba completamente solo a Bustos que llegaba al segundo palo y solo tenía que empujarla con la rodilla para hacer el primero. Los locales habían encontrado oro en la pobreza. En la siguiente acción, en una jugada, que parecía la repetición de la anterior, de nuevo Alex centraba al segundo palo. Fue Álex Fernández el que remató a la red pero el error defensivo clamoroso de los visitantes había dejado hasta tres jugadores locales solos en el segundo palo.

En la segunda parte, el Pontevedra empezó a otro ritmo con una presión mucho más intensa y llegando con más facilidad. El Rayo Majadahonda estaba incómodo sobre el campo y la falta de confianza se notaba en errores en pases fáciles en el centro del campo donde N´Diaye se hacía gigante y robaba con facilidad. Solo David Martín rompía líneas y creaba sensación de peligro desde la banda buscando a un Rubén Mesa que lo intentaba pero que no conseguía hacerse hueco entre los centrales locales. Tanto David como Iago lo intentaron hasta el final con jugadas individuales, pero los locales cerraban bien los espacios y el Rayo no lograba combinar con claridad para crear ocasiones colectivas. A balón parado parecía la única forma de que el Rayo se metiera en el partido y así fue. Tras un córner desde la derecha, el balón quedaba muerto y Charlie Dean empujaba para acercar a los visitantes al empate en los minutos finales. No fue suficiente para los madrileños que caen derrotados y ven como los locales se les acercan en la clasificación.

Adrián Jiménez tuvo una desafortunada actuación con los 2 goles y fue sustituido

Diario de Pontevedra (Xurxo G.G.): «Un solvente Pontevedra derrota al Majadahonda y llama al play-off. Dos goles antes del descanso decantaron la balanza a favor de los granates, que perdonaron la sentencia y acabaron sufriendo». Victoria de mérito del Pontevedra, que esta tarde derrotó en casa al Rayo Majadahonda, cuarto clasificado y al que ya vislumbra a solo un punto. El equipo dirigido por Pouso realizó un encuentro muy solvente y aprovechó sus oportunidades en el tramo final de la primera parte. Tras un acto inicial muy disputado, con dos equipos que guardaban las formas y el respeto, Álex González dinamitó por los aires el marcador. Primero, en una rápida jugada, metió un centro al segundo palo que cazó Bustos para poner el 1-0 (min. 40). Tan solo dos minutos después, en una acción similar tras un robo de Sana, el propio Gonzalez se sacó otro gran envío con la zurda que su tocayo Fernández empaló a gol en una gran volea (min. 42). En un abrir y cerrar de ojos, los locales se ponían con una ventaja de ensueño que supieron gestionar en la segunda parte.

Tras el descanso, el Rayo cambió el dibujo y asumió muchos riesgos y el PCF se encontró con un escenario propicio para sentenciar. Iago Díaz se topó con la madera en un remate en el segundo palo al poco de comenzar. El equipo pontevedrés se había salvado de ver cómo el marcador se acortaba. Pero luego, no supo sentenciar. Sana, Adighibe, Bustos, Romay y Pedro Vázquez se toparon con Basilio o con su propia mirilla desviada y el partido alcanzó los últimos minutos abierto. Ahí, en un barullo en el área a la salida de un córner, Dean puso el 2-1 y llevó el sufrimiento a las gradas de Pasarón, que acabaron celebrando como nunca esta temporada la segunda victoria consecutiva de su equipo, que se postula definitivamente como candidato al play-off de ascenso a falta de dos partidos para acabar la primera vuelta.

Majadahonda Magazin