
El síndrome de abstinencia, que afecta a alrededor de un 50% de las personas que consumen marihuana a diario, suele comenzar uno o dos días después de dejarla y llega a su punto álgido entre el segundo y el sexto día. Las ansias, los problemas para dormir, las pesadillas, la ira, la irritabilidad, la disforia (ansiedad) y las náuseas suelen desaparecer tras una o dos semanas. La marihuana tiene la fama de ser benigna, de no crear hábitos y de no causar una adicción real, y tal vez esto sea cierto para la mayoría de los consumidores de marihuana, pero el 9% de los consumidores se vuelve dependiente. Esto quiere decir que el cannabis es menos adictivo que otras drogas, como el alcohol. En comparación con la heroína o la cocaína, el riesgo de que la marihuana cree dependencia es de la mitad, y el de formar un hábito es una tercera parte del riesgo que hay al consumir tabaco. Sin embargo, ese 9%, 1 de cada 11 usuarios (1 de cada 6 si se empieza en la preadolescencia) no es una cifra sin importancia, sobre todo si tenemos en cuenta que unos 20 millones de estadounidenses consumen marihuana.

Pero los consumidores de marihuana lo saben y ajustan la dosis, y si la marihuana es potente usan menos, ¿verdad? Sí, pero no la ajustan bien y acaban consumiendo dosis más elevadas. Prueba de ello es el aumento de visitas a la sala de urgencias debido a intoxicación por marihuana en Colorado tras legalizarse su uso. Se ha hecho una analogía con la industria tabaquera, de la cual se dijo que aumentó a propósito las concentraciones de nicotina en sus productos para hacerlos más adictivos, pero esa analogía se desmorona cuando hablamos de las consecuencias de esa adicción. El tabaco mata a 25 veces más personas en el mundo al año que todas las drogas ilícitas juntas, y el alcohol es 10 veces más mortal. Por sí solo, la contribución del cannabis a la tasa de mortalidad es muy baja, por lo que las consecuencias de ser adicto a una sustancia también son un factor que hay que tener en cuenta. Por ejemplo, la cafeína también puede ser adictiva, pero si esa adicción hace que se consuma más té verde, es algo bueno. Por lo tanto, los efectos de consumir hojas de té verde u hojas de marihuana dependen de las consecuencias que tengan para la salud.
EL RESUMEN: Alrededor del 9% de las personas que experimentan con marihuana se vuelve adicta en el sentido coloquial de la palabra, y esa cifra aumenta a entre un 25% y un 50% entre aquellos que consumen marihuana diariamente. El síndrome de abstinencia, que suele dar comienzo uno o dos días después de dejar de consumir cannabis y llega a su punto álgido entre el segundo y el sexto día, afecta a alrededor del 50% de los consumidores diarios de marihuana. Después de una o dos semanas, las ansias, los problemas para dormir, la ira, la irritabilidad, las náuseas y otros efectos adversos suelen desaparecer. El cannabis causa menos adicción que muchas otras drogas, como el alcohol, la heroína, la cocaína y el tabaco, pero aproximadamente una de cada seis personas que empezaron a consumir marihuana en la adolescencia se vuelve adicta. Las variedades de marihuana con mayor potencia y de mayor popularidad causan más dependencia. La potencia de la marihuana se ha triplicado en los últimos años, y el contenido en THC de algunas variedades se ha multiplicado por 15 desde los años 70. Se ha hecho una analogía entre el cannabis y la industria tabaquera, a las que se ha acusado de aumentar las concentraciones de THC y nicotina, respectivamente, para hacer que sus productos sean más adictivos. Sin embargo, mientras que el tabaco mata a un número 25 veces mayor de personas al año que todas las drogas ilícitas juntas, la contribución del cannabis por sí solo a la tasa mortalidad es muy baja.





El consumo de marihuana está ligado a la aparición de psicosis