LIDIA GARCIA. El periodista Roberto Pareja de Diario de Sevilla ha entrevistado a una enfermera del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, cuyo relato ha obtenido un enorme eco mediático y vecinal en toda España. «Es el desgarrador testimonio de primera mano que le ha llegado a este periódico desde las entrañas del Hospital Puerta de Hierro en Majadahonda (al norte de Madrid), donde médicos, enfermeros, limpiadores y demás incombustibles efectivos pelean a tumba abierta contra el coronavirus «mientras los políticos se echan la pelota de un tejado a otro». Lo cuenta una auxiliar de enfermería que apenas tiene tiempo para el descanso, ni físico ni mental. «Chúpate esta, átate los machos, vete a trabajar con este panorama sabiendo que vas a tener que dejar morir a mucha gente, llora en tu casa, vete a la mañana siguiente a trabajar, esto es absolutamente demencial«, dice una más de ese valeroso ejército en plena batalla a los que se aplaude desde los balcones de toda España a las ocho de la tarde.


«Tienen que cerrar Madrid y dotarlo de material porque si no, no se va a poder frenar la propagación de este bicho, aquí va a morir hasta el apuntador«, lamenta. «Se está eligiendo a quién se intuba porque no hay respiradores para todos. O lo frenamos de una puñetera vez o nos vamos todos al hoyo». No para, empalmando interminables jornadas de trabajo, pero lo que más le cansa son ciertos discursos. «Como les va a importar a los políticos la situación futura de los autónomos si no les importa la vida del personal sanitario, cómo se van a preocupar de la economía si no se preocupan de nuestras vidas«, se pregunta en tono acuoso sensiblemente afectada por el trajín diario.

Su relato de lo que se está viviendo en el Puerta de Hierro es crudo, aunque puntualiza que por los mensajes que le llegan de otros compañeros que la situación es incluso «peor en el Gregorio Marañón y en el Ramón y Cajal, en general en toda la Comunidad de Madrid. La situación es absolutamente dramática, hay una brutalidad de pacientes por enfermera y por médico, no hay material, no hay espacio, no hay respiradores... A muchos pacientes los tenemos que sedar y cogerlos de la manita porque la familia no puede estar a su lado ayudándolos a morir, tenemos que liberar respiradores para la gente menor de 65 años y elegir quién muere». Subraya que no tiene ningún afán alarmista, simplemente expositivo: «Esto es lo que hay. El barco se hunde, los hospitales están colapsados y se está eligiendo quién vive y quién muere«.

Mascarillas con siete vidas: Los medios son cada día que pasa más precarios. «Una mascarilla quirúrgica -cuenta- tiene un rendimiento optimo de 7 u 8 horas, pero la dirección nos ha pedido que las guardemos de un día para otro porque nos tienen que durar más«. No, lo de las bolsas de basura como escudo ante el enemigo invisible, como ha denunciado un hospital de Soria, no es inofensiva ciencia ficción, sino parte de una realidad que está superando a la más retorcida imaginación. Los sanitarios son el último eslabón de la cadena y si se rompe ya podemos echarnos todos a temblar. Y dentro del psicodrama colectivo, hay subtramas particularmente pavorosas. «Nos están haciendo pruebas. En mi planta hay una compañera con sus dos padres ingresados con coronavirus y hasta este viernes 20 de marzo (2020) aún no la habían hecho la prueba porque no tiene síntomas«. Doblan turnos dale que te pego contra la ingente fatalidad y la lacerante falta de medios y suministros. Nunca se rendirán, pero saben lo que hay cuando pase este vendaval sentirán una brisa fría: «Hoy nos aclaman, pero cuando acabe esta crisis los políticos se olvidarán de los héroes y seguiremos cobrando una mierda, librando una mierda y sintiéndonos una mierda». Ahí queda la gráfica queja, con un ruego implorante: «Que nos lleguen pronto equipos para trabajar seguros, por nosotros y por los demás«.

El espíritu de Florence Nightingale: «Es otra de tantas herederas del espíritu que alumbró Florence Nightingale (Florencia, 12 de mayo de 1820-Londres, 13 de agosto de 1910), la enfermera más laureada del planeta, aquella mujer que en la rígida sociedad victoriana, y en el seno de una acomodada familia británica en la que el papel de ellas se limitaba a su vida social, se instaló en la historia como precursora de la mayoritaria presencia femenina en este oficio. Nuestra Florence es vallecana y lleva años en estas lides. Prefiere que no se revele su identidad, es interina y no hay que tentar a la suerte de la libertad de expresión, siempre sometida a la mano negra del de arriba… (las imágenes que ilustran esta noticia obviamente no pertenecen a ella). Pensaba que estaba curada de espantos hasta que se ha topado con esta terrible prueba de fuego y está sometida estos días, como todos sus compañeros de fatigas, a una presión ante la que, o hace de tripas corazón o claudica ante el dolor y la impotencia. La saturación de la Sanidad ha llevado a las autoridades a movilizar a 50.000 médicos y enfermeras. Y se van a incorporar residentes, retirados, licenciados sin plaza y alumnos de último curso de la carrera de Medicina«, concluye el artículo del periodista Roberto Pareja.

Majadahonda Magazin