
«Debemos replantearnos la antigua filosofía de “usar y tirar” y, sobre todo, a largo plazo, cuáles son nuestros objetivos como especie… Superar esta adolescencia tecnológica y trascender a la necesidad de rentabilizar productos y recursos como el agua, la energía, la red o la información»
ALBERTO VERA. (Majadahonda, 27 de septiembre de 2025). Economía circular. En este momento, disfrutamos de un sistema económico capitalista (mixto, en el caso español), de libre mercado y que se alimenta del consumo y la producción internacional. Es un intercambio de bienes que nos proporciona una inacabable disposición de cualquier material o producto comercial, proveniente de cualquier lugar del planeta. Los fabricantes tienen unas necesidades que cubrir, unas cifras y un volumen de trabajo que aseguran la rentabilidad de sus empresas. Deben pagar a sus empleados y proveedores y esto implica cierta planificación. Si la demanda es insuficiente en una época o momento determinado, puede implicar desde los temidos despidos masivos hasta el trágico cierre definitivo. Cuando las empresas fabricantes de bombillas se dieron cuenta de que estas duraban demasiado tomaron una decisión: crearon la obsolescencia programada (Phoebus, 1924). No bastaba con dar una vida útil y estandarizada a las bombillas, debían asegurarse de que ningún otro fabricante se saltase la regla.
DESDE EL PUNTO DE VISTA ENERGÉTICO Y MEDIOAMBIENTAL, es una práctica indudablemente ineficiente. Si añadimos el crecimiento demográfico exagerado al que siempre nos alientan los gobiernos, entenderemos cuál es el verdadero problema: necesitamos más recursos de los que disponemos en el planeta. El resultado es una acumulación de basura (plásticos, metales, textiles, etc.), productos químicos (herbicidas, insecticidas, nitratos, etc.) y gases tóxicos que puede hacer inviable nuestra existencia en la Tierra. Recordemos que el plástico ya se encuentra en el aire, en la lluvia y, por supuesto, en el torrente sanguíneo y en la leche materna de todo animal viviente. Respirar, beber y comer sustancias nocivas, destruir valiosos ecosistemas o acelerar un cambio climático son las causas, evidentes y observables, de nuestra mala gestión de los recursos y de su utilización. Si tomamos la determinación de dejar de usar plástico y petróleo, controlar la demografía y rediseñar economía y ciudades, no sabemos si se revertirían suficientemente los efectos negativos que ya estamos experimentando. Tampoco podríamos hacerlo de manera brusca o repentina, puesto que nuestra civilización colapsaría.

«Algunas soluciones para tan apocalíptica realidad parecen reincidir en los mismos errores del pasado: las energías renovables están trayendo nuevos problemas»
ALGUNAS SOLUCIONES PARA TAN APOCALÍPTICA REALIDAD PARECEN REINCIDIR EN LOS MISMOS ERRORES DEL PASADO. Las energías renovables están trayendo nuevos problemas: No se recicla el litio; se están creando minas extremadamente contaminantes para la extracción de los exóticos minerales necesarios; grandes hélices abandonadas en la base de los molinos de viento, etc. Pero, sobre todo, al convertirse el ecologismo en un concepto con posibilidad de proporcionar rédito político o económico, empresas energéticas, instaladoras e inversores han encontrado un nuevo sector en el que especular. La necesidad de encontrar el negocio en cada actividad, de rentabilizar monetariamente toda idea o información, nos convierte en una especie fagocitada por aquellas que deberían ser herramientas (tecnología, internet, etc.) y no objetivos (cumplir con los valores universales y convertir nuestra economía y sociedad en un sistema sostenible y más equitativo). Esto nos conducirá, irremediablemente a cometer las mismas tropelías e ineficiencias de siempre.

Economía circular “modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido»
LOS CIENTÍFICOS NOS ADVIERTEN DE QUE NO TENEMOS TIEMPO SUFICIENTE PARA TANTA IMPRECISIÓN. Una de las alternativas más plausibles es la economía circular que es “un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende” (Parlamento Europeo, 2022). Esta práctica ayudaría a resolver muchos de los problemas medioambientales y concedería cierta independencia a los países que demandan esas materias primas. Muchos arquitectos, decoradores y fabricantes están aportando buenas ideas. Debemos replantearnos la antigua filosofía de “usar y tirar” y, sobre todo, replantearnos, a largo plazo, cuáles son nuestros objetivos como especie… Superar esta adolescencia tecnológica y trascender a la necesidad de rentabilizar productos y recursos como el agua, la energía, la red o la información.
Yo creo que hay que tirar papeles y cajetillas de tabaco en la calle para que hagan juego con los orines de perros y cagarrutas que decoran farolas y aceras
Lo he denunciado muchas veces . Los equipos de limpieza que nos despiertan a las 8 de la mañana , no pueden acceder a las aceras de la Gran Vía y limpiar las meaditas de los perros en las paredes ? Y en todas las zonas del pueblo ? Esa botellita » obligatoria «de agua que usan en otros países para limpiar las esquinas y demás ?
Anécdotas: En Brunete contrataron a unas personas que, al presenciar la defecación perruna y la falta de civismo del dueño, metían las caquitas de perro en una caja y se la llevaban a su domicilio con una multa.
En el metro de Japón tienen instaladas unas cámaras capaces de reconocer el rostro de todo ciudadano. En cuanto alguien tira un chicle o un papel al suelo, le llega la multa de forma automática.
Bueno, sin llegar a tanto, espero que el Ayuntamiento proponga soluciones para que la convivencia mejore.
En relación al tema propuesto, en muchos países la caca (siento mucho lo desagradable que suena el asunto) se ha convertido en un producto rentable. Después de tratarla, la utilizan para abonar huertos y bosques. Unas empresas privadas se encargan de la gestión.