
PERFIL DEL NUEVO CONTAGIADO. Madrid Press añade que «la variante Delta o india (B.1.617.2) de la Covid-19, que registra mayor nivel de contagiosidad que el resto, sigue una semana más como la predominante en la Comunidad de Madrid, con un 81,3% de las muestras analizadas en los cribados en hospitales. De este modo, en la semana comprendida entre el 19 y el 25 de julio se detecta «circulación francamente dominante» de la variante Delta, que surgió en India, por encima así de la variante Alfa o británica (B.1.1.7), con el 5,2%, según el último informe semanal publicado por la Consejería de Sanidad. Del total de casos cribados positivos para la variante Delta, el 50,4% son hombres y el grupo de edad más afectado es el de 15 a 44 años, con 72,7% de los casos. Además, el 14,5% se asocian a brotes, con 240, y 26 son importados.

El aumento de los casos en los barrios más vulnerables de las grandes ciudades y en las zonas más empobrecidas de las zonas rurales en la segunda ola dejó claro que la exposición laboral a trabajos de cara al público, la prestación de labores de cuidados (tanto de forma profesional como de manera informal) o la dificultad para realizar correctamente las medidas de aislamiento y cuarentena, suponían un aspecto central en la posibilidad de contagio y situaba a las personas con menos recursos en una situación de mayor susceptibilidad a la infección. Cuando en las primeras olas el marco laboral y las condiciones de las viviendas eran el lugar central de la transmisión, se miraba a las clases desfavorecidas como las principales perjudicadas en las cifras de contagios. Sin embargo, en esta quinta ola el ocio y la movilidad son las principales causantes de este aumento en el número de contagios.
Las actividades de ocio como ámbito donde se producen contagios de covid-19 tienen dos características que ayudan a entender cómo se están distribuyendo ahora los contagios en Madrid: por un lado, el ocio (tanto el tiempo para él como las condiciones económicas para su desempeño) está estratificado por nivel de renta, de modo que, la capacidad para desarrollar actividades de ocio (diurno, nocturno, al aire libre y, sobre todo, en locales cerrados) sí que entiende de clases sociales; por otro lado, el ocio está generacionalmente mucho más segregado que otros ámbitos de la vida (el familiar e, incluso, el laboral), lo cual, a día de hoy, es una aproximación que indica la mezcla entre población vacunada y no vacunada.
Además del ocio, otro aspecto clave es el de la movilidad (que puede estar incluida, o no, en el ocio); durante la fase inicial de la pandemia, las clases más pudientes pudieron reducir al máximo su movilidad, aprovechando el teletrabajo y exponiéndose menos a posibles contagios; sin embargo, con la llegada de la vuelta a una situación de menores restricciones, han sido esos grupos de población con mayor capacidad económica quienes han retornado más rápidamente a patrones de alta movilidad. Por lo que se podría decir, que los ricos se mueven más pero, sobre todo, controlan más si se mueven o no, de modo que cuando hubo que parar (primera, segunda y tercera ola) fueron quienes tuvieron la capacidad de poder hacerlo. Sin embargo, los que no pudieron fueron las clases medias y bajas. Por lo tanto, la renta, el ámbito habitacional o el puesto de trabajo han influido en la forma que el coronavirus ha ido variando en las diferentes olas.






Increible
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