FERNANDO BRUQUETAS DE CASTRO. Me viene a la memoria que hoy la plaza de Chueca es un homenaje a Pedro Zerolo, a quien recuerdo con cariño. Lo conocí en Las Palmas cuando no era tan «auténtico» como lo fue después en Madrid, porque entonces solía peinarse con secador, para alisar los rizos de una cabellera que liberó al mismo tiempo que su identificación gay. Algunos fines de semana Pedro iba a Gran Canaria huyendo de Tenerife, donde su padre era alcalde en La Laguna universitaria. Las relaciones paterno filiales no eran buenas. Llegaron a tal extremo que amigos comunes intercedieron ante el padre para que suavizara el trato a su hijo, pero nada se pudo hacer. La reacción hacia la tiránica postura fue que Pedro nos dijo que había dejado de apellidarse González, como el alcalde socialista pintor, y se había puesto el apellido Zerolo, de su madre, por bandera. Y marchó de la ciudad y la isla, alejándose del hombre que le amargaba la vida.
Pedro fue la segunda persona que fui a visitar, después de Mili, para que me contara cuál era la opinión autorizada y oficial del PSOE (donde yo también militaba) y si había alguna corriente ideológica más avanzada que fuera interesante mencionar con respecto a las salidas del armario voluntarias o a la fuerza. Fue muy prudente, porque no quiso manifestarse más allá de reivindicar la regulación de las parejas de hecho. Nada más, decía, porque las cosas tenían que hacerse paso a paso, para que no se las llevara el torbellino de la algarabía en una reivindicación festiva sin más. La regulación de las parejas de hecho era lo que tocaba y eso parecía ser suficiente.
Cuando unos meses más tarde le planteamos la posibilidad de reivindicar el matrimonio gay, Pedro nos contestó con un sonoro «del todo superfluo», que suavizó con los años, hasta defenderlo como más que necesario o imprescindible. Menos mal que en su fe de converso no llegó a declararlo «forzoso», porque así lo pude defender yo mismo años más tarde durante una intervención en la Universidad de Moscú, cuando unos estudiantes rusos de derecho me preguntaron sobre el asunto de la legalización del matrimonio homosexual en España. El que no fuera forzoso parece que los dejó tranquilos (Continuará).
A mi me da en la nariz, que la culpa fué del gay, ya que , de entrada, todo hijo que rompe con sus padres, no tiene perdón de Dios, ni razón que le ampare. Los padres nos han dado la vida y se han volcado para sacarnos a flote, de una forma u otra, solo que al llegar a la edad de pensar no queremos que se nos metan en nuestras vidas y entonces es cuando la pifiamos, la pifian los hijos. Me enseñaron desde pequeño mis padres, mis maestros, mis profesores, los libros y la vida que respeto se debe a los mayores en edad, dignidad, saber y gobierno. Y no me vuelvo atrás, salvo violaciones o cosas de lesa gravedad , claro. Me acuerdo que la madre de un afamado asesino y ladrón, en Cataluña, lloraba y lloraba por la forma de ser su hijo y cuando le apresaron, casi se muere la pobre madre.
Retwitteado de LaLagunaTF
El título de padre tienen que ganarselo
Algunos se piensan que tienen derecho a maltratar fisica y psicológicamente a los hijos.yo habría hecho lo mismo. Y soy madre pero tanto mi marido como yo educamos a nuestros hijos desde el respeto y la tolerancia,eso es el amor.
De Socialistas ,todo se puede esperar ,llevan la bandera de todo y luego ni hacen nada más que subir impuetsos para sus opiparas vidas , para mí que los dos se han condenando eternamente